Capítulo VI

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POV ROBERTS

La llegada de mis padres habia sido motivos de discusiones seguidas todo el domingo.

Intentaba controlar un poco más mi tono de voz debido a Amelia, pero en serio su presencia me incomodaba muchísimo.

Y pensar que antes eran mi modelo a seguir.

Limpiaba mi habitación cuando Amelia entró al lugar, un poco incómoda por alguna razón.

Dejé la aspiradora a un lado y me senté en la cama junto con ella. La conocía, y sus acciones solo indicaban que tenía algo que decirme.

— se van mañana — se decidió a hablar

Mi sangre hirvió en el momento que escuché las tres palabras que habían salido de su boca.

— ¿Te lo dijeron ellos?

Negó con debilidad, — escuché a papá hablar por teléfono, no es seguro, pero lo más probable es que se vallan mañana.

— no te apresures pequeña — acaricie su cabello, intentando calmarla — seguro entendiste mal, no te preocupes

Sentí sus brazos envolver mi cuerpo y su respiración en mi pecho. Siempre se había sentido mas que yo la ausencia de nuestros padres. Yo en cambio estaba acostumbrada.

— ¿Que te parece si sales conmigo, Ander y Sofía hoy?

— sabes que no soy de salir, Lie — recogió su cabello en una cola

— vamos, así te entretienes un rato — animé

Asintió con una sonrisa, dándome un último abrazo para salir de la habitación.

Bajé las escaleras corriendo en dirección a la cocina, comprobando antes que Amelia estuviera en su cuarto con los auriculares puestos, dispuesta a tener una seria conversación con Claude y Anna Roberts.

Los encontré sentados a la mesa, cada uno metido en su portátil, cómo siempre.

— ¿Pueden regalarme cinco minutos de su preciado tiempo? — pregunté con ironía

— claro cariño, cuéntanos que sucede — habló mi padre sin despegar los ojos de la pantalla. En los cristales de sus gafas de lectura se reflejaban las imágenes y más letras de su "trabajo"

Intentando controlar la molestia, junte fuerzas y cerré el portátil de la manera más delicada posible.

— necesito que me atiendan, Claude — remarqué su nombre — ¿O es mucho pedir?

Quitó sus lentes para sobar el puente de su nariz, prestándome atención.

— ¿Es verdad que se van mañana? — la sorpresa se marcó en su rostro

— ¿Quién te dijo tal cosa?

— ¿Es verdad o no?— estaba perdiendo la paciencia

Dudó unos segundos en responder, estaba pensando muy bien lo que diría.

— Es lo más probable

— ¿Es en serio Claude? — cuestioné, ya molesta del todo — ¿Es en serio que se van a perder el cumpleaños número dieciséis de su hija? ¿Otro cumpleaños más sin figuras paternales para Amelia?

— Cariño, ella te tie...

— Me importa un carajo Anna, — giré mi vista a mi madre — ella los necesita a ustedes, no a mí

Sin esperar una respuesta salí de la cocina en dirección a la habitación de Amelia.

— A las 9:30pm en Daniel's Bar, espero que si vallas — besé su frente y salí de allí, no soportaba estar un minuto más en el mismo espacio que ellos

(***)

Al ver a Amelia ingresar en aquel lugar la sonrisa se extendió por mi rostro, pero al ver a la chica al lado de ella se esfumó por unos segundos.

Debí suponer que la invitaría para no sentirse sola, aunque conmigo nunca lo había estado.

Era realmente divertido ver cómo Elizabeth ignoraba al chico que había llegado con ellas, el cual insistía en besarla o hacer cualquier otra cosa. Fue divertido si, hasta que noté que se estaba pasando un poco.

Mi conciencia me gritó que no lo hiciera, que no me metiera ahí, pero aquí estaba yo, caminando en dirección a ellos dispuesta a "salvar" a la dueña de mis ojos favoritos.

Ella era molesta, su forma era molesta. Simplemente con estar presente lograba irritarme cómo nadie, pero ese sentimiento de querer protegerle no se iba por mucho que quisiera.

Al día siguiente decidí quedarme un poco más en la escuela hasta que me fue permitido.

Caminé hasta mi casa, ya que había dejado mi moto para acompañar a Amelia en el trayecto. Desde hace algunos meses siempre realizaba la misma operación, a ella no le gustaban las motos así que tenía que abandonar la comodidad, cosa que no era problema.

La tranquilidad que había recopilado en todo el día se esfumó al ver el montón de maletas en la entrada y el taxi parqueado en la acera.

Si, se iban, y no les había importado en lo más mínimo lo que pudieran sentir sus hijas.

Los ví salir, tranquilos, y mi semblante se endureció en el momento que la mirada de mi padre chocó con la mía.

— Supongo que se vuelven a ir — era lo obvio

— Cariño, discúlpanos

— ¿¡Ni siquiera pensaron en la discusión que tuvimos está mañana!? — pregunté alzando la voz — en serio me decepcionan cada día un poco más

— sabes que no podemos quedarnos hija, queremos con todas las fuerzas del mundo quedarnos pero el trabajo no lo per...

— ahórrate tus escusas baratas Claude Roberts, nos vemos cuando recuerden que dejaron hijas en Brownsville — lo corté — digo, si el trabajo se los permite

Entré dejándoles con la palabra en la boca, mi enojo siendo suficiente para desatar una guerra.

Escaneé la casa, encontrándome con algo que no esperaba.

En la cocina, se encontraban Elizabeth y Amelia.
La castaña tenía a mi hermana entre los brazos, consolandola al mismo tiempo que hacía un esfuerzo sobrehumano por contener sus lágrimas.

— Amy...— llamé, pero ella no levantó la vista

Elizabeth me hizo una seña de que todo estaba bien.

— por favor cuídala si — pedí, ella asintió con la expresión serena

Besé la parte de atrás de la cabeza de Amelia y dejé otro en la frente de Elizabeth, una extraña sensación que ignore al instante recorrió todo mi cuerpo.

Salí nuevamente, notando que ya las maletas no se encontraban allí.

Suspiré, tomando un rumbo desconocido.

GREEN EYES//Completa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora