—¿Qué es lo que siempre escribes en tu cuaderno?
—Poesía, me gusta mucho —dijo Jisoo, con una sonrisa.
Ryujin abrió su boca ligeramente.
—¿Podrías leerme uno? —preguntó, notó a la castaña sonreír con cierta vergüenza y el rubor subir a sus mejillas, esta vez, su gorro era de color rosa y combinaba perfecto con el tono de sus mejillas—. No si no quieres, ya sabes, deben ser personales y-
—La mirada que mi corazón se graba, tallado tengo tu nombre en mi piel, tus besos en mi alma adorada, quedan en mis labios los tuyos, sabor a miel... Mas ocultas las desgracias, que de sorpresa nos atrapan, un destino sellado y tu amor me ha abandonado... ¿Será cruel el destino? Qué lindo es ver el final del camino. ¿O será cruel tu corazón? El que amor dejó de dar sin razón.
Ryujin la miró sin poder decir palabra, del otro extremo del cuarto, los otros tres compañeros de grupo aplaudieron a sus palabras, y Jisoo hizo una reverencia cubriendo su rostro, mientras dejaba una risa escapar de sus labios.
—Es muy bonito —alagó Shin.
—No, es horrible —negó, divertida—. La rima es un asco, la métrica también, no tiene casi nada de recursos poéticos, es básico y simple.
—Debe haber una razón por la que lo hayas hecho.
Jisoo hizo una pausa.
—Pues sí, si la hay... —suspiró de forma pesada—. Pero mis fracasos amorosos no deben ser de tu interés.
—¿Por qué no? —preguntó Ryujin.
Jisoo la miró un momento y negó.
—Me enamoré perdidamente de una chica, que en algún momento fue mi novia, y en cuanto le dije que estaba enferma, me dejó porque le parecía demasiado... Dijo que no quería verme morir y mucho menos seguir conmigo porque si yo moría, de algún modo seguiríamos siendo novias pero yo ya no estaría aquí y eso la atormentaba... Y prefirió romper conmigo antes de que eso pasara.
Miró a Ryujin, rogando no dar tanta lástima, esta sólo asintió, comprendiendo.
—Quién no esté preparado para pasar hasta los peores momentos contigo, entonces no vale la pena.
Jisoo sonrió mínimamente y asintió.
—Lo sé —dijo.
Ryujin extendió su mano hacia ella, tal como Jisoo lo había hecho consigo en la primera sesión, hacia un par de semanas.
Choi la tomó con una sonrisa en su rostro.
—Jisu... Siempre te despides de mi con un beso volador. ¿Es por algo? —preguntó.
—Mi sistema inmunológico está en la ruina, no puedo despedirte con un beso de verdad —sus mejillas se encendieron del más sutil rosa—. Yo soy muy cariñosa en verdad, y bueno... —se encogió de hombros—. No me permiten dar mucho afecto, mucho contacto podría hacer que corra el riesgo de contagiarme algo. Antes solía dar muchos abrazos y besos a todos —rió con nostalgia—. Oh, y ni hablar de los animales... Ahora con suerte puedo acariciar al gato del hospital, pero porque saben que está limpio y no tiene nada con qué ensuciarse.
—Eso es un poco triste.
Jisoo negó.
—Quita la palabra triste de todo lo que digas, la tristeza no puede tener un lugar aquí —Ryujin frunció el ceño—. Estar triste sólo lo empeora. La verdadera cura es la felicidad. Cuando salga de aquí podré dar cariño de nuevo —habló con seguridad.
Y Ryujin no entendía cómo alguien se podía ver fuera de esto, ella no pensaba que lo lograría nunca, y Jisoo era todo lo opuesto a ella.
Quizás necesitaba un poco de ella.