Extra

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—Muy bien, Hae, ¿qué helado quieres? —Ryujin hizo ademán a toda la muestra de gustos, todos los distintos sabores que se exhibian en la heladería, y sus brillantes ojitos se pasearon por todos, totalmente indecisa.

Era su primer día fuera del hospital, por fin había salido al mundo.

Le habían dado el alta hacia una semana, pero había estado en su casa, siendo visitada por su familia y sus sobreprotectores padres la querían tener muy cerca, cosa que a ella le parecía muy pesado y se la pasaba encerrada en su cuarto.

Ryujin había ido a verla, había hablado con sus progenitores y le habían dado el permiso para que estuviera con Haerin todo el día si quisiera, no tenían hora de llegada y estaban completamente libres.

Lo primero que habían hecho fue ir hacia la peluquería, gastaron la mañana en eso y Haerin se había teñido el cabello de color naranjo, un tono que le gustaba mucho.

Jisoo también había estado con ellas durante el mediodía, habían salido a comer a un restaurante de hamburguesas, y era la primera buena comida que había tenido en meses.

Para el momento del postre, Jisoo tuvo que irse para su trabajo, así que volvió a quedarse sola con Ryujin.

En secreto no tan secreto, le encantaba estar con ella, era como una hermana mayor, y siempre le daba cariño, a Ryujin le gustaba abrazar y revolver su cabello y dejar besos en su frente al despedirse, y a Haerin le gustaba que la mimaran así.

Jisoo tenía la misma costumbre y también había hecho lo mismo con ella, ambas eran verdaderamente un amor con Hae.

Terminó pidiendo helado de Kinder y de cookies y crema, en un cono gigante, aún más comparado al vaso de helado de limón que había pedido la
mayor.

Shin había pagado por todo ese día, y estaba más que feliz por hacerlo, Haerin era una chica maravillosa, y muy joven para pasar por todo aquello, y lo había logrado, se merecía un buen premio.

—Hoy una amiga viene a la cuidad —comentó Haerin.

—¿Vive muy lejos? —preguntó, la aún, pelicorto.

—Desde Australia, fue mi mejor amiga y el año pasado tuvo que mudarse de aquí hasta allá por su familia. Después de eso enfermé —comentó por lo bajo con tristeza.

—¿Era muy amiga tuya?

—Era en serio la mejor amiga, mi única amiga la mayoría del tiempo, era como mi otra mitad —contó la pelinaranja—. Y en secreto... Ella me gusta.

Ryujin sonrió de forma sutil.

—Pero sé que a ella no le gustan las chicas —añadió, y la sonrisa de mayor se borró, la de ojos gatunos suspiró de forma pesada—. Pero es muy valiosa para mí y si al menos la tengo como mi amiga... No está mal.

—Oh, Rinnie, eres muy joven para los problemas de amores —negó, con la intención de que no le diera importancia.

—¿A qué edad se empieza a amar, Unnie? —cuestionó la menor, mirándola fijamente, Ryujin no tenía respuesta por más que se lo pensó, la muchachita asintió—. ¿Ve? No menosprecie el amor por la edad, Ryujin.

—Lo siento, Rinnie.

Haerin sonrió y negó, restándole importancia, habló un poco más de su amiga, Danielle, y de todo lo que ella había ahorrado para ir a verla en cuanto se enteró de que estaba en el hospital y bastante delicada, pero no podía conseguir tanto dinero de una vez, meses después, con un pronóstico totalmente diferente, se reencontrarían para festejar de que todo había terminado bien.

—Cuando ustedes salieron del hospital, ¿cómo lo festejaron? —preguntó Kang cuando ya le pareció que había hablado demasiado de ella, y también porque le interesaba mucho la vida de su Unnie.

De grande aspiraba a ser como ella.

—Pues Jisu me ofreció matrimonio —dijo Shin, y una risa le siguió, sus mejillas se pusieron más rojas—. Y después de eso nos tomamos un tiempo para nosotras, nos juntamos todos los días, pedimos comida porque no nos gustaba salir, y nos quedamos en casa, una vez viajamos a Canadá para ver la nieve y a visitar a los padres de Jisoo, fue lo más parecido a una luna de miel que tuvimos.

—¿Y la boda?

—Oh, fue de mentiras, inexistente, el matrimonio homosexual no es legal en Corea, Hae —explicó—. Hicimos una reunión cuando finalmente nos mudamos juntas, con un par de amigos y familiares y con mucha comida.

—¿Es lindo? —cuestionó, con una sonrisa—. Casarse, juntarse y quererse mucho.

Ryujin asintió.

—Sí, si es muy lindo —admitió—. Hay momentos difíciles también en una relación, a veces no son sólo por la salud, a veces es por discusiones tontas o porque una malinterpreto todo... Pero la amo, por sobre todas esas cosas y la elijo todos los días, y Jisoo a mí también.

Haerin tenía las mejillas muy rojas y sonreía totalmente encantada, varios brillos llenaban sus ojitos.

—Eres toda una niña romántica, Rinnie —Ryujin apretó sus mejillas haciendo que la pequeña se apartara y luego comenzará a decir que no era una niña, pero Ryujin nunca podía tomárselo en serio porque era realmente adorable.

Cuando fue a dejar a la menor a su casa, lo primero que dijeron sus padres fue "Al fin, Danielle ya llevaba esperándote mucho rato", y Ryujin llegó a ver a una chica de cabello castaño que había corrido a abrazarla, escondiendo el rostro de la más bajita en su cuello y comenzar a decir un montón de cosas lindas como que la había extrañado, que la quería mucho, que odiaba haber tardado tanto, y que agradecía con todo su corazón que ella estuviera allí porque hacía del mundo un lugar más bonito.

Haerin poco se esperaba tantas cosas bonitas tan pronto, y sus ojitos de gatito perdido se llenaron de lágrimas, buscaron la mirada de Ryujin en busca de ayuda, pero la mayor sólo le guiñó un ojo, sonriéndole de forma pícara y saliendo de la casa, rumbo a la suya.

***

Jisoo la recibió con la cena lista, besó sus labios y le preguntó por como había ido todo con la pequeña.

—La dejé con su noviecita —dijo Ryujin, riendo.

Jisoo alzó una ceja, curiosa.

—¿En serio, Shin? Es muy joven, no puedes dejarla a que-

—Oh, deja a la niña que ame. Y no es su novia, es la chica que le gusta, su mejor amiga.

—Oh, eso es horrible.

—Oh, sí —Ryujin asintió totalmente de acuerdo—. Pero es heterosexual, así que no va a intentar nada, qué bueno que lo sabe, así no se le rompe tanto el cora- —dejó de hablar cuando llegó un mensaje de Haerin, más que uno, iban diez y seguían llegando—. ¿Qué le pasó ahora? —murmuró, abriendo el chat.

Eran todos mensajes desesperados que la preocuparon un poco, pero era el último lo que hizo que riera y se tranquilizara, muriendo un poco de ternura.

<< Ryu, si tu amiga hetero te besa con ganas mientras sostiene tu cintura, ¿es hetero? >>

chemo; jinliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora