Capítulo 06

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Se encontraron en el café del centro comercial, Jisoo la esperaba de pie, y con un regalo sorpresa en sus manos, envuelto en papel madera.

Al verla llegar, la saludó con alegría y corrió hacia ella, deteniéndose a medio metro, deteniendo su mano antes de bajar su barbijo resistiendo las ganas de darle un beso, ya la habían regañado por haberla besado, así que se detuvo frente suyo, y sin decir nada al respecto, Ryujin ya sabía que no podía hacer esas cosas y para eso venía preparada.

—Tengo esto —dijo la menor. Sacó de su bolsillo una pequeña plancha de stickers que había visto en un puesto de juguetes infantiles en la entrada del centro comercial, esta era de besos y corazones.

Jisoo rió con esa ocurrencia, mientras Ryujin rompía el paquete y tomaba un beso, una marca de labios de color rojo y pegaba el sticker en la mejilla de Jisoo, haciendo que se ruborizara.

—Y-Yo... También te traje algo —murmuró, roja hasta las orejas, extendiéndole el regalo hacia ella, Ryujin la miró un momento antes de tomarlo.

Rompió la envoltura con cuidado y tomó el gorro color amarillo patito, sonriendo como una tonta.

—Yo lo tejí —Shin asintió, porque lo sabía—. Y también combina con el mío.

Los ojos de la más alta fueron hacia el gorro nuevo que tenía su compañera en ese momento, del mismo color, idéntico al suyo.

—¿No te molesta compartir algo así ni nada, no? ¿Es muy rápido?

—Es genial —la interrumpió.

Jisoo soltó uno de sus ruiditos alegres de bebé y Ryujin sonrió más ampliamente.

Se quitó su gorro de siempre, el que según Jisoo era la tapa azul de una botella, se sintió incómoda al tener su cabeza calva expuesta hasta que se colocó el gorro de lana amarillo.

Miró a Jisoo, quien se notaba su sonrisa debajo del barbijo, sus ojitos estaban casi cerrados y se marcaban perfectamente el dobléz debajo de estos, cuando su sonrisa se relajó un poco y pudo ve sus ojos color avellana, estos tenían un brillo raro y hermoso que Ryujin no podría describir.

Nadie la había mirado de esa manera en su vida.

—Eres muy hermosa, Ryujin —dijo por lo bajo, casi en un murmullo.

—Tú eres lo más hermoso, Jisoo —imitó.

Y de nuevo la mayor rió como una niña, con alegría sincera.

Ryujin tomó su mano y comenzaron a caminar por aquel centro comercial, preguntándose mutuamente qué querían hacer en esa cita, aunque ninguna tenían idea en verdad, y sólo querían pasar el rato juntas, haciendo algo o haciendo nada.

chemo; jinliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora