Jovenes altezas

La muerte del heredero

Wilhelm estaba feliz Simón había aceptado ser su novio, se sentía ancioso quería besar a Simón a la más mínima oportunidad.

—Su majestad"!— El profesor de literatura se le acerco —Su madre...—

Wilhelm corrió a toda velocidad por los pasillos llegó hasta dónde estaba la dirección aún jadeando entro en la oficina su madre estaba estoica.

—Tu hermano murió— la mujer soltó la información de golpe.

Wilhelm quedó en shock mientras entraba en negación, esa noticia no podía ser cierta, aquello no le estaba pasando.

—No...— Wilhelm se llevó las manos a la cabeza —Dime que no es verdad"!— el grito de Wilhelm termino por romper a su frágil madre quien comenzó a llorar desconsolada.

Todo el instituto observaba como el príncipe y la reyna salian directo a su limusina.

—Wilhelm"!— Simón corrió hasta el.

El cielo se comenzó a nublar y el aire fresco resoplo con fuerza.

—Simon...—Wilhelm lo abrazo con fuerza

—Lo lamento— Simón lo abrazo haciendo que Wilhelm escondiera su rostro en su pecho.

Todos los presentes estaban conmocionados con lo que veían, en especial Felice, quien sintió la rabia subir por su garganta.

—Su majestad tenemos que irnos—hablo su guardaespaldas

—Esta bien Wilhelm yo esperaré a tu regreso— Simón trato de tranquilizarlo

—No, tu vendrás conmigo— Wilhelm lo tomo de la mano —Te necesito—

Su madre salió de la limusina para ver por qué su cachorro aún no había entrado.

—Que sucede?— Su voz sonaba molesta

—Suban a la limusina, no es momento de perder el tiempo— la mujer se metió en la limusina nuevamente

Todos estaban boquiabiertos incluidos Simón pues no sé esperaban eso.

Cuando menos lo pensó yo estaba de camino al reino.

Wilhelm se había quedado dormido en sus piernas y su madre no dejaba de mandarle mensajes.

Tomo su teléfono y mando un mensaje rápido a su madre para después apagar su teléfono.

Simón y Wilhelm no sabían los miles de problemas que les traería la muerte del heredero.