A semanas del matrimonio

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Simón sentía el estómago revuelto no quería aceptar que la boda le estaba dando nervios.

—Todo está bien?— Wilhelm tomo su mano

—Si...— Simón apena y lo miro mientras continuaba pegado a la ventana del avión

Wilhelm no quiso acosarlo más por el momento lo dejaría en paz.

Ya habían entregado la mitad de las invitaciones al parecer todos estaban a la espectativa de aquella boda y alguno que otro curioso preguntaban acerca de la luna de miel.

—Simon...— Wilhelm se acercó a su prometido que seguía encerrado en si.

Simón parpadeo por fin había llegado a Inglaterra.

El embajador los recibió y los condujo por un montón de lados turísticos para después llegar con la burguesa de Inglaterra.

Simón observó el gran palacio, se sintió abrumado pues el no conocía muchas de las tradiciones de los principes.

—Nos están esperando — Wilhelm sonrió mientras apretó su mano, notando el precioso anillo de compromiso que le dió haciéndolo sonreír.

—No estoy seguro y si te avergüenzo?— Simón retrocedió un poco.

—Ellos saben que no eres de la realeza al menos no por el momento no creo que te exigen tanto además solo vamos a entregar la invitación — Whilhem se acercó cortando la distancia.

Simón podía oír el latir de su propio corazón, Wilhelm siempre tenía ese efecto en el.

—Solo no me dejes cagarla—

Ambos entraron al palacio, después de una agradable cena ambos se encontraban en el jardín.

Hacia un tiempo precioso y ambos se sentían un poco más relajados.

—Sabes en unas cuantas semanas vamos a casarnos — Wilhelm tomo sus manos.

—No me lo recuerdes — Simón supo que eso había sonado un poco pesado. — no es porque no quiera casarme es solo que me muero de nervios— confesó.

—Asi que eso es lo que te a mantenido tan estresado?— Wilhelm le dió un beso en la frente para después tomar su rostro entre sus manos.

Simón se recargo sobre las mismas mientras respiraba hondo todo en Wilhelm era realmente perfecto.

—Mi querido, todo va a estar bien— Wilhelm ya no quiso dejarlo sobre pensar sin más lo beso tiernamente sintiendo cada sabor cada rose como si fuese la primera vez que se besaban.

Simón tembló de placer aquel beso era tan diferente, realmente ninguno de los besos que se daban se sentían igual pero aquel, era diferente en muchos sentidos.

Whilhem comenzó a descender sus manos sin dejarlo de besar para después proceder a tomarle atención a su cuello mordiendolo suavemente.

—Vayamos...ah...a la habitación...— Simón sentia como su respiración dejaba de funcionar gracias a las caricias de su príncipe.

—Si, por qué si no lo aremos entre las rosas— Wilhelm menciono divertido.

Al llegar a la habitación Wilhelm recostó a Simón delicadamente en la enorme cama mientras comenzaba a desabrochar su camisa.

Simón cerro los ojos mientras dejaba que su prometido lo desvistiera.

Como un muñeco Wilhelm comenzó acomodar a Simón a su antojo mientras besaba y mordía cada pedazo de piel.

—Mmm...— Simón sintió como Wilhelm le mordió entre el hombro y el cuello

Wilhelm metió sus dedos dentro de Simón para comenzar a excitarlo y vaya que lo estaba consiguiendo tanto que tuvo que callarlo con su boca para que sus gemidos fueran solo suyos.

Simón se aferró a las caderas contrarias mientras todo el peso de Wilhelm caía sobre el abriéndose paso dentro de su cuerpo.

Wilhelm apretó el respaldo de la cama  con fuerza con ambas manos marcando las venas de las mismas.

—Ah"!— Simón gimió con fuerza, aquella posición le generaba más placer.

—Simon...— Wilhelm se introdujo más profundo tocando el punto clave.

Simón comenzó a sentir escalofríos de placer.

—mph, Simón"!— Wilhelm apretó con más fuerza marcando sus bíceps mientras comenzaba a penetrarlo necesitado y con fuerza.

Simón quedó en blanco su boca ya no era capaz de sostener los gemidos y sus uñas se clavaban con fuerza en su príncipe.

Wilhelm no quería terminar quería seguir hasta que ya no pudiesen más, en un movimiento rápido cargo a Simón y lo estampó contra la pared sin dejar de dar estocadas.

Simón arqueo la espalda la pared estaba fría y eso solo logro excitarlo.

—Duele"!— Simón podía sentir un poco más de presión sobre su vientre bajo.

—Lo siento— Fue lo único que se le ocurrió decir a Whilhem mientras se aferraba más a el y lo embestía sin piedad.

—Will...no puedo...me vengó "!— Simón se corrió

Wilhelm también se corrió dentro de Simón sintiendo el espasmo del orgasmo

Sus pulmones comenzaron a inhalar un poco de aire entrecortada mente.

Wil salió delicadamente de Simón y lo llevo hasta la cama donde lo recostó

—No quiero imaginarme como será la luna de miel...— bromeó Simón divertido.

—Creeme seremos como animales en celo— Wilhelm lo beso.

...

A la mañana siguiente Simón despertó adolorido todo su cuerpo le pedía un poco de misericordia.

—Buenos días dormilón— Wilhelm llegó con una bandeja de comida.

—Hola— Saludo Simón tratando de incorporarse en el respaldo.

Wilhelm dejo la bandeja en una mesita y se acercó a su lindo Simon.

—No te esfuerces — Wilhelm se sentó a su lado y le ayudo a qué pudiera acomodarse.

—Me duele todo— menciono sincero

—Lo siento ayer me excedi— Wilhelm le acaricio el cabello mientras Simón permanecia recargado sobre su pecho

—lo disfrute mucho — menciono mientras miraba a su adorado príncipe.

—Eso es lo que me reconforta— Wilhelm se inclino y beso a Simón

—Pero por el momento solo dormiremos—

—Si claro...—

Ambos comenzaron a reír.

Jovenes altezasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora