16: A casa de nuevo

1K 119 10
                                    

La iglesia del pueblo estaba llena de flores de color rojo o sus variantes.
Los invitados iban todos de las mismas tonalidades como pedía las invitaciones.
Las damas de honor llevaban un color rosa que se acercaba al fucsia y el pequeño Antonio tenía un traje del mismo color mientras llevaba los anillos para su hermana.

—¡Los declaró marido y mujer!

Con esas palabras se escucharon gritoa de felicidad a la par que la pareja de recién casados se besaban.

Fue una noche llena de risas y bailes, Mirabel bailaba con gente de su edad.

Isabela admiraba su decoración, jugo con su pelo al pensar en la posibilidad de bailar aunque eso pudiera ocasionar sudor en su cuerpo.

Erika intento acercarse a la gente de edad de Mirabel, pero sus dos padres, Gabriel y Bruno, lo evitaban. Por su lado Eduardo jugaba con los chicos más pequeños como su primo Camilo

Y Julieta hablaba con Elena como cuando eran jóvenes, incluso Pepa no podía evitar de reír sin parar.

—Recuerdo la primera boda que fuimos las tres —menciona Elena—. Pepa hizo una rabieta de querer ir a casa en medio de la ceremonia y empezó a llover a mares fuera de la iglesia.

—Tú te dormiste en medio de la ceremonia y luego te tire comida a la cara —recordó Julieta

—Entonces Elena fingió que se había ahogado con la comida y empezaste a llorar —le dijo Pepa a su hermana.

Elena recordando la escena sacó la lengua mientras cerraba los ojos.

—¡No fue gracioso, corrí a buscar alguna galleta que hice para ver si revivia y entonces empezó a reirse en mi cara! —Julieta hizo un pequeño puchero.

—Esa pareja aún sigue casada —menciona Elena—. Ustedes ahora están casadas y con hijos...

—Y tú también lo estás o estuviste —dice Julieta sin saber que decir.

—Fui la primera en divorciarse en este pueblo, y ahora soy la que más veces lo ha hecho... Además no logré lo que quería —dice Elena—. Aunque pude salir de las montañas...

—Y viste a esos seres... Me sorprende lo bien que lo tomaron los jóvenes, y los adultos en fin ya lo sabían. —Pepa miro el cielo pensando en la posibilidad de no poder ver las estrellas ¿eso aun podía considerarse un hogar? Es casi como si faltara el sol o la luna para ella.

—Incluso hablan de que animales dejan de existir, especies completas... —Elena relato de nuevo—, fue un locura pensar en que lo que decía era verdad.

—Las montañas se rompieron cuando derrumbó casita y luego con las horas volvieron a su estado original ¿eso que habrá significado? —se preguntó Pepa, una nube empezó a surgir encima de su cabeza.

—Los seres esos no dijeron nada, pero mientras no dañemos este lugar nos dejaran vivir... Creo. —Elena no podía palabras esperanzadoras sin mentir, por lo cual decía la dura verdad.

—Aquí estas —dice Isabela llegando con las adultas de su familia, se sentó al lado de Elena— ¿De verdad te mudaras con Bruno? ¿Cuatros hijos más? ¿Acaso compites con Dolores?

Pepa y Julieta casi saltan sobre Elena por no decirles nada, además de llevarse a su hermanito de casa.

—¿Cómo sabes? Digo... Aun no me ha propuesto nada, solo me dijo que ya estaba haciendo una casa —medio mintió Elena—. ¿Acaso ya no me quieren con su hermanito?

—Ni te atrevas a hacerlo sufrir que no los llevamos a casa de nuevo —amenazó Pepa con humor.

Una fresca brisa paso por el lugar, era casi tan dulce como el hogar.

La Esposa de Bruno (Bruno Madrigal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora