17: Nada puede ser perfecto...

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Al final la impulsividad de Elena siempre la acompaño en su vida.

Tal vez fue era la razón por la cual cuando Bruno llegó con un ramo de flores en plena noche y le habló de sus sentimientos, la mujer no pudo evitar aceptar cualquier cosa que le pidieran.

Ese día fue mudarse con ella. Ella aceptó, en menos de una hora tenía sus pertenencias con las de Bruno

A la semana fue tener una boda. No espero mucho, saco el viejo esmoquin de Bruno y su anterior vestido de novia, frente solo a sus familiares hicieron la ceremonia para salir de la iglesia como recién casados, de nuevo, sorprendiendo al pueblo.

Luego fue hablar de hijos juntos, pero aquí Elena si se detuvo a pensar más

—¿Ellos como serán criados? Debemos hablar esas cosas desde ahora —dice Elena

》—¿Cuando hablaremos de hermanos con los niños?

》—Estamos completamente seguros de esto ¿no?

》—¿Y si nacen sin don pero sin para ser líderes del pueblo, lo vas a querer?

》—¿Prometes quererme aunque mi cuerpo cambie durante el embarazo?

Elena era un manojo de nervios con tantas dudas, las cuales Bruno de apoco descubría como calmar. Tal vez un abrazo o detalle de cariño era suficiente, pocas veces debía callar con un beso a Elena.

—Soy feliz porque sea tú con quien me case —dice Bruno.

—¿Ya sabias que pasaría? —pregunto burlona Elena

—Lo vi en una visión, y espero que esta vez esté matrimonio no se arruine por mi culpa.

Elena solo le beso.

—¡No quiero verlos besarse, ocultense! —se queja Erika con asco saliendo de su cuarto.

—Es lindo, ahora nuestros tres padres se llevan bien —comenta Eduardo—. Hablamos de tres papás, papá Gabriel quiere venir a cenar esta noche, promete traer un rico pollo al horno.

—Que Antonio no te escuche hablar así de los animales —dijo Erika tapando la boca de su hermano vigilando que no estuviera cerca su primo menor, él cual varias veces se quedaba en la nueva casa de Bruno que era la gran novedad.

—Es pequeño, pero ya sabe la realidad, no se morirá por escucharlo —dijo Eduardo rodando los ojos

—Igual, me parece cruel, yo también estoy pensando dejar de comer animales, aunque no creo poder dejar la leche o los huevos —habla Erika.

—¿Aunque Antonio nos contó que escucha como se ponen tristes las vacas cuando le roban la comida a su ternero?—habla Eduardo—. Es hipócrita de tu parte eso entonces ¿no?

—No sé qué tan bueno sea no comer carnes, creo que en el libro habla de eso pero no comes los suplementos necesarios pequeña —intervino Bruno.

—Prometo empezar a hacerlo, iré de a poco.

En poco tiempo llego casi toda la familia Madrigal a la casa de Bruno y Elena.

Alma era la única que ni se asomo por el nuevo sitio. Y parece que toda su familia empezará a huir de ella, ya no tenía poder sobre nadie, la misma Julieta o Luisa trataban de no pensar en Alma.

Tal vez por eso se podía ver a la señora Madrigal más desanimada o encerrada en su habitación.

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Nada puede ser perfecto, no por siempre.

Camilo triunfaba y estaba animado con su nuevas habilidades de actor, en especial basándose en varias cosas que obtuvo Elena en su aventura fuera de las montañas. Ahora los jóvenes buscaban hacer un cine, pero al aire libre. Y muchos ya pedían que Camilo fuera protagonista de algunas historias.

La Esposa de Bruno (Bruno Madrigal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora