Parte 1

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|VICKY LESTRANGE|

El diario El Profeta sacó uno de los artículos mas largos que jamás había visto. Claramente, por mí.

Todo el mundo mágico hablaba de lo mismo: La hija de Bellatrix Lestrange. 

Muchos estaban en desacuerdo a que asistiera a Hogwarts. No solo por quién era mi madre, sino también porque no era justo que entrara al tercer curso sin haber hecho los anteriores. 

— ¡Vicky-Vickyyyyy! —ladró Draco desde afuera de mi habitación—. Alohomora.

La puerta se abrió de par en par y pude ver a mi primo entrando a mi habitación con esa sonrisa malvada —pero cariñosa— que indicaba que no me dejaría en paz por un rato.

— Hoy es el gran día —exclamó sin desdibujar su sonrisa—. Finalmente los primos más famosos de Slytherin juntos en Hogwarts.

Yo ni siquiera había abierto los ojos por completo y deseaba que saliera de mi habitación de inmediato.

— ¡Que despiertes! ¡Wingardium Leviosa!

Y comencé a levitar mientras él me apuntaba con su varita.

— ¡Entiendo, entiendo! ¡Bajame de una vez, Malfoy!

De nuevo sonrió y detuvo el hechizo por el que rebote en la cama cuando aterrice.

— Aún no sé si quedaré en Slytherin.

— Es más que obvio que sí.

Después de unos minutos, logré expulsar a Draco de mi dormitorio para poder prepararme.

Finalmente, iría a Hogwarts. El lugar del que Draco me contaba por medio de cartas o él mismo por tres años.

Estaba emocionada y moría por ver cómo er el castillo por dentro, conocer las personas y mejorar mis habilidades mágicas.

— Este año será decisivo, Narcissa —murmuraba Lucius desde el comedor— No sólo por Vicky, sino por todo lo que ya sabes.

— ¿Qué es todo lo que ya sabes? —cuestione sentandome en el lado opuesto de la cabecera de la mesa.

Narcissa me miró sin ninguna expresión y en seguida miró a su esposo. Él titubeó antes de poder formar una frase entendible.

— Este año será el torneo de los tres magos en Hogwarts, irán las escuelas de Durmstrang y Beauxbatons.

Recuerdo que siempre había querido asistir a la escuela de Beauxbatons cuando era niña, pero habría sido más probable que Lucius me hubiera enviado a Durmstrang.

No fue necesario hacer muchas más preguntas, ya había leído un poco sobre aquel torneo en algunos libros.

Ya solo faltaba poner el libro que me había comprado mi tía Narcissa sobre moda mágica en el baúl. Asi que apenas le di el último sorbo al jugo de calabaza me propuse ir a mi dormitorio, pero el carraspeo de Lucius me detuvo.

— Vicky, debemos hablar sobre algo antes.

Me mostré confundida, él sostenía su expresión seria, Narcissa expresaba un poco de temor y Draco, como siempre, burlón.

— Eres la hija de... Una reconocida mortifaga —oh, créeme, eso lo he tenido muy claro toda mi vida—. Así que serás blanco de burlas, miradas y todo tipo de actitudes que...

— Escucha, Lucius —interrumpí—. He estado en esta mansión 14 años, he leído esos artículos del periódico hablando de una descendiente que podría demostrar que de tal madera tal varita. Sé lo que es sentirse apartada y si crees que me afecta o me afectará, te equivocas. No me importa lo que esos magos imbéciles piensan que soy, yo voy a demostrarme a mí misma la grandiosa bruja que soy y pobre del que se interponga en ese camino.

Amores Que SalvanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora