Cada persona tiene su pequeño universo, algunos más grandes que otros. Hay ocasiones en las que la valentía nos impulsa a hacer ese pequeño universo más grande.
A veces tan solo necesitamos un pequeño empujoncito para abrir nuestros horizontes y da...
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Finalmente todos estaban de regreso en la universidad, aún tenían unos días para relajarse y luego comenzarían con las clases, un nuevo semestre les esperaba. Aunque sinceramente no se sentían del todo emocionados por eso, lo único que los emocionaba un poco, era la nueva aventura que tenían por delante. Tendrían que buscar el libro del que les había hablado Yoondae.
Sin embargo, había algo que tenía preocupado a Yoongi. Notaba a Jimin un poco extraño desde que habían llegado, incluso desde antes porque Jimin se mostraba más pensativo, comía menos y a veces parecía triste.
Yoongi había decidido que observaría de cerca a Jimin, encontraría la razón por la que el mago se comportaba diferente desde el festival del solsticio y lo arreglaría. Le gustaba ver a un sonriente Jimin hablar de las cosas que le fascinaban, además de comer los postre que tanto le gustaban, no le gustaba ver a ese Jimin tan triste y serio, ese no era el Jimin que le gustaba.
— ¿Irás al comedor? – cuestionó Seokjin – Aún es temprano pero podemos esperarlos mientras bebemos algo
— Claro – asintió dejando el libro que leía de lado y tomando su grimorio
— Namjoon conseguirá permiso para subir al tercer nivel de la biblioteca – explicó – Nosotros buscaremos en los niveles inferiores para evitar sospechas
— Me parece bien, él es más culto, seguro pensaran que solo subirá a leer novelas clásicas – asintió entendiendo
— Probablemente – suspiró recordando lo guapo que se veía Namjoon con sus anteojos
— Iugh, se me pegara lo cursi – se alejó un poco de manera burlona
— ¡Eres un...!
— Shh – lo calló Yoongi empujándolo en contra de la pared para asomarse levemente por el pasillo para observar a Jimin siendo detenido por Yuan y sus secuaces
— ¿Qué? – cuestionó en un susurro viendo lo mismo – Es Jimin – murmuró
Ambos esperaron a esa distancia, podían escuchar lo que decían pero algo le decía a Yoongi que no le gustaría para nada escuchar lo que sea que Yuan fuera a decir.
— ¿Aún sigues aquí? – cuestionó el chico más alto – No puedo creer que tengas el descaro de seguir viniendo
— Déjame en paz, Yuan – ordenó molesto
— ¿Te crees con el poder de ordenarme? ¿A mí? – cuestionó impresionado soltando una carcajada sarcástica – Parece que sigues sin entender quién manda aquí
