Capítulo XXII

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—   También te traje las galletas que tanto te gustan, están bien guardadas por lo que les duraran bastante – mostró un tarro con galletas, estaban sentados en el suelo de la habitación mientras comían lo que Taehye había comprado

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— También te traje las galletas que tanto te gustan, están bien guardadas por lo que les duraran bastante – mostró un tarro con galletas, estaban sentados en el suelo de la habitación mientras comían lo que Taehye había comprado

— Gracias, mamá – agradeció Taehyung

— También, me habías contado por teléfono sobre tus amigos, así que hice esto – saco varias bolsitas con algo dentro, todas estaban hechas a mano incluso los nombres estaban cocidos a mano – El invierno es muy frío aquí, así que es para sus cabecitas, no pude hacer mucho más por el tiempo, estuve trabajando mucho – suspiró – Estás son para ustedes – mostró

— Gracias – agradecieron tomando los paquetes para sacar el contenido, eran beanies con pompones, cada uno tenía grabadas las iniciales de sus nombres, eran negras y las iniciales estaban del color de sus magias, incluso la de Jimin

— Son muy bonitas – sonrió Seokjin, la suya era diferente porque era de color vino y las letra de color rosa

— Pensé que ese color se te vería bien y no me equivoque – sonrió emocionada

— ¿Por qué las tuyas son gris? – cuestionó Yoongi al ver las letras de Jimin, las suyas eran de color rojo

— Ah eso es por su... - Taehye fue callada por su hijo

— Por sus ojos – exclamó Taehyung – Así como la tuya, porque tus ojos se ponen rojos al invocar algo – explicó con rapidez

— Oh, tiene sentido – asintió

— De los demás no supe cuáles eran los colores de sus ojos, pero igual espero les guste – explicó la mujer un poco sorprendida por las acciones de su hijo pero no se atrevió a interferir

— Taehyung, en quince salimos – avisó uno de sus compañeros

— Ya voy – asintió Taehyung – Deberían ir a buscar asientos para verme, además deben guardar asientos porque después sigue la obra de teatro

— ¿Obra de teatro? – cuestionó Taehye siendo ayudada a levantarse por Seokjin

— Sí, se trata de la guerra mágica que hubo hace mucho tiempo – explicó

— Oh, bueno. Suerte cariño – se despidió tomando a su gerro y así salir del salón



Los cuatro caminaron esta vez a la parte del campo de entrenamiento en donde había un gran escenario y varios asientos disponibles, incluso habían creado con magia dos grandes cristales en donde se proyectaba todo lo que pasaba en el escenario.



— Vaya, me recuerda a uno de los conciertos al que fui cuando era joven – sonrió con emoción buscando un buen lugar

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