Capítulo XXXIII

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Yoongi se encontraba en un lugar extraño, no había nada alrededor, solo era un extenso bosque, montañas, varios animales y otras cosas

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Yoongi se encontraba en un lugar extraño, no había nada alrededor, solo era un extenso bosque, montañas, varios animales y otras cosas. Pero nada de edificios, tampoco habían personas, solo estaba él.

De pronto observo a alguien acercarse, era él. Alguien muy parecido a él mismo caminaba en su dirección, solamente que este hombre era alto, fornido, con cabello largo, ojos rojos, uñas largas y una gran túnica negra cubriendo su cuerpo.



— ¿Hasta cuándo tendré que quedarme aquí? - cuestionó aburrido acostándose en el pasto

—¿Qué es este lugar? - cuestionó Yoongi, pero el hombre parecía no escucharlo, de pronto observo detrás como una puerta se abría y algunos demonios intentaban salir

— Ya están aquí, malditos - gruño el hombre levantándose rápidamente - Vayan adentro, si no quieren que llame al jefe


Las criaturas a regañadientes entraron de nuevo, ahora el hombre se encontraba solo nuevamente. El panorama pareció cambiar y ahora era un atardecer bastante bonito.


— Quiero viajar - murmuró - ¿Qué habrá más allá? Algo me llama a ir - suspiró



De pronto se levantó acercándose a donde estaba Yoongi, el mago simplemente atino a hacerse a un lado. El hombre simplemente recito algún hechizo en una lengua extraña y de pronto apareció su grimorio, ese grimorio que había sido destruido por Yuan.

El corazón de Yoongi se alteró y nuevamente apareció el dolor en su pecho, estuvo a punto de caer en desesperación, asustándose porque todo se volvía negro. Sin embargo, de un momento a otro, todo paro. Una sensación cálida se adueñó de su pecho y volvió a observar la imagen del hombre con un libro en la mano.

Yoongi simplemente seguía al hombre, no sabía ni como se llamaba, pero no importaba. Simplemente caminaban, el hombre parecía no cansarse y bueno, Yoongi tampoco así que no le molestaba.

El panorama fue cambiando poco a poco, a veces observaba al hombre durmiendo con el libro siempre bajo el brazo. A veces simplemente caminaba e interactuaba con algunas otras personas.

Pero lo que más llamó su atención fue aquel chico, se parecía mucho a Jimin, pero sus ojos eran de color plata y su cabello también. Era alguien muy hermoso, incluso su personalidad, siempre tan cálida y alegre.



— Pero... Gioon - murmuró el de cabello negro

— Supe desde el principio que no eras humano, Minju - sonrió el de cabello plateado - Sabía que eras un demonio, pero un demonio muy guapo - bromeó guiñándole un ojo

— No digas esas cosas, Gioon - reclamó con las mejillas rojas

— Entonces ¿qué? ¿Pensaste que me iría y te dejaría? - cuestionó con una pequeña sonrisa

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