• Juntos •

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𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐕𝐈𝐈 (𝟐/𝟐)

Para no ahondar más en detalles, Sesshomaru y Kagura pasearon por todo el parque mientras decidían que pasaría con ellos apartir de ahora

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Para no ahondar más en detalles, Sesshomaru y Kagura pasearon por todo el parque mientras decidían que pasaría con ellos apartir de ahora. Si se podría llamar conversación a las 50 frases por minuto que soltaba ella contra los monosílabos en respuesta de él.

Antes, ella solía ser encimosa. Entre ellos no existía el espacio personal, eso fue un problema al principio, pero con el tiempo, el de ojos de miel se fue acostumbrando y de repente, un día ya no podía pasar una mañana de lunes sin que la de ojos rubi estuviera a su lado o casi rozando narices mientras ella canturreaba todo lo que vivió el fin de semana anterior.

Y ahora no sería una excepción, ya se habían tocado las manos antes, pero tomarse de las manos ahora era mágico.

Sesshomaru en verdad no le agradaba el contacto físico, pero esto es algo que podría tolerar por el resto de su vida, siempre y cuando sea Kagura quien lo toque de manera tan especial.

Jamás imagino que él podría llegar a enamorarse. Ni podría imaginar como era eso.

Y suponía que simplemente era ese sentir de felicidad y deseo de cuidar a la otra persona. No estaba preparado para recitarle poemas de cuanto la quiere todos los días, pero podría demostrar el cariño que sentía con sus acciones , todo el tiempo posible.

Ella dijo "vamos lento" y él estuvo de acuerdo. Aun debían respirar por todo lo ocurrido. Y quizás en el futuro no muy lejano comenzar a salir oficialmente. 

Sesshomaru se encargó de llevarla hasta la puerta de su casa esa tarde, casi anocheciendo.
Había visto en las películas favoritas de su madre donde los dos protagonistas se despiden con un beso cuando la chica llega a casa, pero el de ojos de miel era demasiado tímido para pedirle eso, cuando ni siquiera había pasado un día desde su confesión.

Puede que sea la próxima vez. 

A partir del lunes siguiente, ya nada fue como antes

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A partir del lunes siguiente, ya nada fue como antes.

Al primer receso, el destino quiso que a lo lejos las miradas de Kazeno Kagura y Asano Sara se cruzaran.

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