La primera cena. [Parte 1]

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¿Te gusta Sara?
SesshKagu fanfic.

Extra número 1 .

Ah, ese día, aunque con bastante viento, se sentia dulce y agradable.
Kagura miraba por la ventana de su salón, perdida entre sus pensamientos.
Esta noche sería por fin presentada a la familia de su novio, Sesshomaru como su pareja oficialmente.

Siempre fue de carácter fuerte, independiente e indomable, más sin embargo, en ese momento se sentía algo culpable por suspirar como una doncella enamorada.

Aunque ella lo niegue, ella es una doncella enamorada.

Faltaban dos horas para la llegada de Kagura, a aquel lugar que conocía casi mejor que su propia casa.
Cuando el usualmente encargado de las comidas y quehaceres de la casa, Jaken, se enteró que su querido Sesshomaru se emparejó con su peor pesadilla, Kagura, misteriosamente se enfermó gravemente. 

Teniendo que excusarse para ausentarse todo el día.
Sesshomaru aún meditaba si era oportuno o un obstáculo. Así que el mismo se ha visto en la obligacion de prepar la cena.

Cena en la que estarian su madre, Irasue, y su pequeña hermana Rin.
Por supuesto, los nuevos novios, Sesshomaru y Kagura.

Acababa de llegar del supermercado y se dispuso a ordenar todos los víveres, listo para comenzar a cocinar.

En cuanto se puso, el delantal, su madre apareció en escena.

─ ¿Que planeas hacer para esta noche, querido?

El nombrado la observó por unos instantes antes de tomar una pequeña libreta y responder a la pregunta de Irasue.

─ Ramen.

La mujer notó que su hijo era bastante riguroso y por lo tanto las cantidades de verduras y carne que estaban sobre la cocina eran exactamente para cuatro personas.

─ ¿Sabes? Tenemos dos invitados más para esta cena. ─ Irasue soltó una risa, captando la atención de Sesshomaru.

─ ¿Qué?

─ Así que me iré por más ingredientes. ─ Sesshomaru no tuvo oportunidad de interrogarlo puesto que la bella dama se las arregló para escaparse.

Las palabras de su madre retumbaban en su mente, el pobre chico solo temía lo peor.

Faltaba una hora o menos, cuando el timbre sonó en aquella casa

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Faltaba una hora o menos, cuando el timbre sonó en aquella casa. Aquel sonido le dio escalofríos a Sesshomaru. 

─No... no puede ser él. O el otro. O ellos. No, no. ─ el muchacho negaba internamente, jamás admitiría lo nervioso que estaba.

No, a el gran Sesshomaru nada le asusta. ¿Verdad?

─ ¡Yo abro! ─ Rin pasó cual tornado a toda prisa y con mucha emocion hacia la puerta principal.

─ ¡Rin, espera! ─ su, aun no, hermano mayor Exclamó en un intento de detenerla. ¿Y si eran ellos? El plan sería fingir que ni habia nadie en la casa y definitivamente no dejarlos pasar.

Fue un poco tarde por que la perilla ya había sido volteada y por consiguiente la puerta se abrió. Todo en un segundo, Sesshomaru sintió que se paralizaba ahí mismo. Pero luego retomo el aliento.

No, del otro lado del umbral estaba la bienvenida figura de Kagura.
Aunque no se supone que llegase tan temprano, verla prácticamente devolvió el alma al cuerpo de Sesshomaru. 

Ella siempre lucía hermosa, en esa ocasión llevaba puesto un conjunto de color vino tinto acompañado del blanco. Su cabello en una coleta, sus inconfundible aretes verdes y esta demas decir que llevaba un maquillaje que combinaba con el color de sus ojos.

Mientras tanto, el anfitrión aún no estaba vestido para la ocasión, no planeaba recibir a su novia con delantal pero así lo quiso el destino.

─ ¡Bienvenida, señorita Kagura! ─ Rin totalmente ajena a la burbuja entre los mayores fue la primera en saludar a la invitada, y la primera en brindarle un cálido abrazo que fue correspondido.

Rin ya lo sabia, aquella chica era ya la pareja de Sesshomaru, siempre lo supo.

Solo diez minutos más y la cena estaría servida

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Solo diez minutos más y la cena estaría servida.
Por más que la chica insistió en levantarse ayudar, prácticamente la obligaron a sentarse y dejar que le sirven al menos por aquella vez en la que era una invitada especial.
De vez en cuando trataba de sostener una conversación con su ahora suegra. El pensamiento le daba un cosquilleo extraño. Y si lo pensaba demasiado haría que su rostro se pusiera rojo como las rosas que estaban en el centro de mesa.

Cuantas tonterías había hecho y dicho frente a la madre de Sesshomaru y ahora debía enfrentarla de esa manera. Ahora se lamentaba aquello.

Se moría por levantarse e irse con Sesshomaru, que extrañamente era casi lo mismo que su madre, sin embargo con él se sentía cómoda.

─ La simple razón es que ya no tengo la misma confianza que antes. ¿Y si hago algo mal? ¿Qué si no me aprueba? ─ aquellos pensamientos fueron inevitables tanto como mortificantes. Buscaba desesperadamente una buena excusa para evadir la situación.

No fue necesario, por que justo el timbre sonó, inesperadamente viniendo a su rescate.

Para Sesshomaru, desde la cocina, aquello fue un llamado de la muerte.

Pobre.

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