• Pequeña Rin •

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𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐈𝐈𝐈 (𝟏/𝟐)

─ ¿Qué?

Kagura se tomó su tiempo para procesar lo que su compañero había dicho.

Lucía molesto, y muy convincente.
Algo que caracterizaba muy bien a la oji-rubí era su astucia. No tardo mucho en unir todos los cabos, todo tenía sentido.
No veía otra explicación.
Aunque por dentro, deseaba que fuera broma.

Ella se paró frente a él y exclamó.

─ Oh, ya veo lo que pasa aquí.
¡Sesshomaru! ¿Te gusta Sara? ¿Sara Asano?

Acompañado de un silbido de viento, el silenció entre ellos reinó.

Kagura prometió no decirle a nadie el secreto de Sesshomaru mientras reanudaban su camino

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Kagura prometió no decirle a nadie el secreto de Sesshomaru mientras reanudaban su camino. 
Y no se habló más del tema.

Era la primera vez que Kagura guardaba silencio por mucho tiempo, e incluso buscaba otros temas de conversación de manera forzada. No natural, como solía ser.

Un malentendido por culpa de que ella habla demasiado y él prácticamente no habla.

Al llegar a la casa fueron recibidos por Rin, la hermana menor adoptada de Sesshomaru.

De hecho, ese era el hogar temporal de la niña, aun no era adoptada oficialmente, pero eso es para otra historia.

Se acomodaron en la sala de estar y ahí ambos sacaron varios cuadernos para realizar las tareas pendientes.

Aunque a decir la verdad, Sesshomaru hacía la tarea y Kagura la copiaba, con sus propias palabras, pero la copiaba.

Y él la dejaba hacer eso. Siempre la dejaba. Con la condición de no ser demasiado ruidosa.

Aun así, Kagura no perdía la sonrisa y bromeaba de cualquier cosa. Olvidando por momentos lo que había ocurrido en las calles.

Al terminar, Sesshomaru la acompañó hasta la puerta.

Se sentía en el aire como ambos estaban incómodos. La de ojos color rubí solo carraspeó y lo despidió. No había más que decir.

Con un suspiró cerró la puerta en cuanto la chica desapareció de su campo de visión.

─ No pensaré más en ello por hoy.─ se dijo a sí mismo.

Al ir a la cocina por algo de beber, la pequeña Rin, quien se había ausentado para dar privacidad a los estudiantes mayores, volvió a él con una cara traviesa.

─ Hermano Sesshomaru.

─ ¿Que sucede?

─ Mn, parece que a Kagura-san le gustas.  ─ dijo la niña tímidamente, jugando con sus pies.

Sesshomaru no pudo evitar ahogarse con su jugo de naranja.

─ ¿Qué dices?

─ Rin no pudo evitar ver que hacían por un rato. ─ confesó, jugando con sus deditos ─ Así que, estoy segura de lo que digo. Kagura-san veía con mucho cariño al hermano mayor. ¡Seguramente Kagura le gusta mucho Sesshomaru!

Genial, si, Sesshomaru hace instantes se había dicho a sí mismo ya no tocar el tema que lo agobiaba tanto, pero ahora, la pequeña Rin lo desconcertaba con esas palabras más su rostro no lo demostró.

─ Con su permiso. ─ la voz de Jaken, el amo de llaves de la casa llamó la atención de los hermanos.─ Hay mucho silencio. ¿Acaso la señorita Kazeno ya se fue? ─ habló suavemente desde la entrada a la cocina, con Kazeno se refería a Kagura.

─ Si, ya se fue. ─ respondió Rin.

Cuando escucho esas palabras, el joven peliverde abandonó su semblante tierno para dar un suspiro de alivio y se adentró a la cocina con bandeja de té en manos.

─ Me voy a mi habitación. ─ Anunció Sesshomaru, claro aviso que decía no querer ser molestado.

Así dejando solos a la niña y al sirviente en la cocina.

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