Capítulo XVIII

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Maratón 1/4

Christopher

¿Difícil? Diría imposible. Desde que esa chica de ojos diferentes, de un metro setenta de estatura y belleza inhumana apareció en mi vida volteándo mi mundo de cabeza. Fue haciéndome adicto a su cuerpo, a su voz, a la manera en que me mira cuando cree que estoy dormido, me gusta hasta la manera en que camina. ¡Estoy jodido! Me importa más de lo que estoy dispuesto a admitir, sin embargo, sería inútil seguir negándome a mí mismo que Venecia Macherano Romanov es mi jodida debilidad, claramente eso es algo que jamás admitiré en voz alta. Hace más de un mes que se encuentra en las garras de esa escoria de naturaleza que tiene como padre. Ilenko y yo no hemos parado de buscar cualquier tipo de información que nos indique el paradero de Antoni.

La espera desespera y cada segundo que pasa va haciendo que la posibilidad de que regrese con nosotros se haga más pequeña. Los mellizos la extrañan, Milenka no para de hablar de su heroína, sí, ahora la considera su héroe. Owen se negaba a ingerir alimentos. La hija del Boss no paraba de llorar. Viktoria Romanov está completamente fuera de control. Se ha unido a nosotros en la busqueda. La que sí está furiosa y pidiendo la cabeza de Antoni es la madre de Venecia. No hay que ser muy inteligentes para notar lo mucho que ella odia al padre de su hija. No sabría decir con exactitud que desencadenó ese odio ya que recuerdo que una vez escuché a Antoni admitir que jamás había amado tanto alguien como amó a esa mujer.

Me incorporo en la cama. Detallo a la mujer que se encuentra a mi lado completamente desnuda. Su pálida piel hace contraste con la sábana de color negro. Su respiración es pausada. Sus ojos azules me observan con el mismo brillo que adquieren cada vez que me ve. Meneo la cabeza en su dirección. No tengo claro lo que siento por Rachel James. Fui capaz de todo por esta mujer, pero ahora siento que para estar completo necesito más. Se levanta de la cama y se coloca delante de mí. La pego a mi cuerpo, un pequeño jadeo se escapa de sus labios. Sin pensarlo mucho coloco mis labios sobre los suyos. Devoro su boca en busca de lo que tanto sentí en el pasado. Necesito sacármela de la cabeza. Me estoy volviendo loco y no puedo ser tan imbécil como para tropezar dos veces con la misma piedra.

La dejo en la habitación y entro al cuarto de baño. Rachel entra conmigo a la ducha. Me volteo encontrándome con esa mujer que tanto me gustaba. Lujuriosa, lasciva, demandante, esa que me volvía loco con solo sonreir.

-¿En qué piensas, Christopher? _Pregunta curiosa. Enarco una ceja. El agua cae por nuestros cuerpos. Me rodea con sus manos. Muerde el lóbulo de mi oreja.

-¿En verdad quieres saber eso? _Pregunté esta vez yo. Presiento que ella sabe la respuesta y solo necesita escucharme para estar completamente segura.

-¿La amas? _Responde mi pregunta con otra pregunta, peor que la anterior. ¿Amar? Por supuesto que no la amo. Significa algo para mí, pero estoy seguro que todavía lo que siento por ella aún no puede calificarse como amor.

-No _Aseguro. No quiero hablar de Venecia en estos momentos, no logré dejar de pensar en ella ni siquiera durante el tiempo en que me follaba a la madre de mis hijos. Tengo tantas cosas en la cabeza que siento que me explotará en cualquier momento.

-¿Aún me amas a mí? _Continua con su interrogatorio. Detallo su rostro por largos minutos que debo decir fueron incómodos. ¿Qué siento por ella? No sabría responder esa pregunta. Ya no tengo nada claro. Dejo un casto beso en sus labios. Me volteo dejándo la respuesta a su pregunta en lo más profundo de mi ser. Una vez que lo admita en alta voz ya no habría vuelta atrás. Camino por los pasillos de la enorme casa. En estos dos últimos meses nos hemos tenido que cambiar de vivienda varias veces. Antoni no está jugando y me temo que ahora mismo solo podría pensar con claridad una vez su primogénita se encuentre aquí con nosotros.

Ramé[CM#2]✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora