Awake 1

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En un principio no sabía a dónde había quedado el mundo real, simplemente no podía encontrarlo, sentía caminar en una oscura inmensidad que no llegaba a ningún lado y que me mantenía atrapada en mí misma.

Pasaron lo que sentí como días hasta que pude escuchar algo.

Lo primero que escuché fue a Lisa, quién me suplicaba quedarme, aunque yo no sabía a dónde me iría o a dónde estaba.

La escuché llorar y con eso me detuve por completo, me centré en escucharla.

En un momento dejé de escuchar su voz y quise gritar del miedo, pero al rato volvió, esta vez sonaba mejor, más alegre.

Eso pasó unas cuantas veces, ese ir y venir, hasta que finalmente me cansé de dejar a la única persona que en serio me amaba para quedarme completamente.

Sentía sus besos, su caricias, sus abrazos, escuchaba su voz sus palabras y su canto, también a lad demás, hasta llegaba oler el café que traían para hablar.

Yo poco y nada podía hacer para que ella entendiera que estaba allí, hasta que mí cuerpo comenzó a hacerme caso de nuevo y pude sonreír, yo no me dí cuenta, ella me lo dijo, mí mayor triunfo fue tomar su mano.

Y a veces me agota a todo eso, sabía que no era demasiado pero yo sentía que era mucho, a veces me agitaba y me iba.

Pero no quería parar, menos cuando tenía a Lisa tan feliz con la idea de despertar de una vez por todas.

No pensé que llegaría a dormir tanto.

Fue una noche cuando la escuché , hablando claro cerca de mí oído.

Pronto sería su cumpleaños.

Y me asusté, porque la última vez que recordaba aún faltaba casi un mes para esa fecha, y quise llorar por todo el tiempo que había perdido entre sueños.

Lisa pidió su regalo.

—Quiero pasarlo contigo, quiero que estés despierta, que me digas que me amas... Quiero que vuelvas un momento.

Y la escuché llorar y quise llorar también.

—Sería el mejor regalo de cumpleaños.

Odio que llore, mi bebé no se merece derramar una lágrima de tristeza.

—¿Podrías... Intentarlo? ¿Al menos un poco? Por favor...

Tenía que hacerlo.

Mis párpados eran increíblemente pesados, los sentía sellados.

Apenas pude entre abrir un poco mis labios y repetir su nombre una y otra vez, aunque no supe si en verdad estaba hablando.

Mis ojos reaccionaron antes que mis párpados, moviéndose de un lado a otro de la oscuridad, los sollozos de mi novia eran cada vez más claros y hacían a mi corazón estrujarse.

—Li- Li... Li-sa... Lisa....

—¿Jennie? —la escuché llorar mi nombre, sentí sus manos sobre mi rostro, sonreí por su tacto—. Estás despierta —murmuró.

Aún no la veía, apenas había asomado una minúscula rendija entre mis párpados, le agradecí internamente cuando pasó sus pulgares delicadamente sobre estos y ayudó a abrir mis ojos.

Y pude verla, mis ojos estaban muy borrosos pero sabía que era ella.

Su cabello rubio, sus rosadas mejillas, su brillante y hermosa sonrisa y sus enormes ojos echos casi dos líneas detrás de sus abultadas mejillas.

El aire se escapó de mis labios en un débil suspiro.

—Lisa... Te amo.

Apenas si pude hablar, y rogué para que me entendiera, pero claro que lo hizo, me abrazó con tanta fuerza, llorando a gritos que ahogaba sobre mi hombro.

Desgraciadamente, no soporté mucho tiempo más, mis párpados cayeron de nuevo en cuanto ella los soltó, no tenía fuerza para devolver el abrazo y su voz se fue perdiendo en la distancia, me sumí de nuevo en esa oscuridad de mi inconsciente, y ya no volví a escuchar nada.

sleeptalk; jenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora