sleeptalk; jenlisa

Awake 4

—Solo caminemos por senderos de flores... No puedo decir eso... Solo veamos cosas buenas... Tampoco puedo decir eso... Diciendo que desde ahora solo habrá cosas buenas... Diciendo que no te lastimarás... No puedo decir eso... No puedo mentir así...

Últimamente, Lisa me hablaba menos que antes, y se la pasaba cantando, canciones tan sentimentales, tan tristes a veces que me hacían llorar.

Algo parecido a lo que hacía en los primeros días, al igual que esa otra chica, Rosé.

Yo lloraba y Lisa también lloraba.

Estúpida, después me echaba la culpa por llorar.

¿Cómo no quiere que llore si solo puedo escucharla con impotencia, sin poder moverme, y sólo a veces, cuando esta quiere, puedo apretar su mano?

—Está bien, vamos, cuando diga uno dos tres, olvídalo... Borra todo los recuerdos tristes, toma mi mano y sonrie... Está bien, vamos, cuando diga uno dos tres, olvídalo... Borra todo los recuerdos tristes, sonríe tomándonos de las manos...

Siento sus caricias sobre mi mano, escucho su voz romperse con las lágrimas, pero es fuerte y sigue cantando.

Mis ojos se abren lentamente cuando insisto con mi deseo de hace bastante tiempo.

Volver al mundo real, despertar.

La veo, sus ojos están fijos en el techo, sus mejillas bañadas en lágrimas y sus ojeras marcadas bajo sus tristes ojos.

—Esperando más días buenos...Si crees lo que digo, entonces uno, dos, tres... Si crees, entonces uno, dos, tres... Esperando más días buenos... Si crees lo que digo, entonces uno, dos, tres... Si crees, entonces uno, dos, tres... Uno, dos, tres... Por un mejor día.. Porque... Estamos juntos...

—Dos, tres... —murmuro.

Su voz se corta al instante, se acerca a mi y sus manos temblorosas toman mis mejillas.

Me abraza, me abraza con ganas y hago una mueca con dolor, no sabía que podía sentir tanto mi cuerpo.

Mi mano roza su pierna, y en mi mejor intento por moverme, logro apoyar mi palma a un lado de su muslo, una vez apoyada allí, recorro hasta llegar a cintura, ayudándome con mis dedos a subir, rodeo su cintura con mi brazo, y ella llora y ríe por aquello, es cuestión de segundos para que tome mi mano en su espalda y la sostenga en ese mismo lugar por mí.

—¿Estás bien? —murmura, sorbiendo su nariz.

Su rostro se coloca a pocos centímetros del mío, y compartimos esa conexión de las miradas que sólo nosotras entendemos, y sabe que tiene que besarme por sólo ese pequeño brillo entre nosotras, y lo hace, me besa con lentitud y mis dormidos y maltratados labios apenas pueden responder mínimamente porque son torpes.

Pero Lisa es suave, delicada y sigue el ritmo que yo pueda seguir.

Es perfecta.

Al separarnos me mira, sus ojos ya no lloran y sonrío, haciendo que ella también lo haga.

—Ahora sí lo estoy —respondo—. Y eres la mejor novia del mundo, Lili —agrego, mi voz suena torpe y hasta yo me doy cuenta, siento mi lengua dormida y niego—. No... No quiero dormir... Li-Lisa... No me dejes dormir...

Mi mano se escurre de su cintura como si fuera de trapo, un sollozo surge de mis labios.

Ella me abraza, me acuna entre sus brazos y su calor me hace sentir más muerta que viva, porque en serio tengo frío.

—Descansa y vuelve pronto.

—No quiero —repito, mis ojos se cierran y quiero llorar, los obligo a abrirse y sólo tiemblan.

—Siempre voy a estar aquí cuando despiertes, siempre me vas a encontrar —dice—... No me iré, puedes volver luego, Nini, estaré a tu lado.