"Los Nephilim, que también son conocidos como los caídos o gigantes, fueron el producto de las relaciones sexuales entre los hijos de Dios y las hijas de los hombres. [...]Mi opinión es que los hijos de Dios eran ángeles caídos o demonios, quiénes se unieron con mujeres humanas y de estas uniones surgió una raza: los Nephilim, una raza de gigantes".
"Antes de haberse convertido en ángeles caídos, eran los encargados de servir a Dios y a la humanidad. Una vez que fueron trasladados a la tierra, convivieron con las mujeres terrenales y conocieron los caminos del inframundo, se puede determinar que son unos seres contaminados por los deseos de -obtener-. Querían riquezas y experimentar cosas que iban en contra de la vida que les ofreció Dios".
Pausé el video cuando mis oídos captaron de lo que hablaba la periodista local en la televisión del piso de abajo. No podía decir que era una experta manejando mis sentidos, pero si me concentraba...
"El extraño incidente de los incendios que ocurrieron durante la noche, siguen siendo un extraño milagro. A pesar de no encontrar respuestas a cómo se lograron salvar todas las personas residentes de las cuatro casas de las calles Liberty y Saint John, lo más insólito fue descubrir que en todas, el origen de las llamas, fueron escapes de gas y cables quemados.
Varios testimonios de Heaven Folks afirman que la muerte del párroco y esto, no son hechos al azar, y que lo que se estaría intentando hacer es causar problemas al mandato de la nueva alcaldesa que asumió en primavera. Por otro lado, un par de supersticiosos, echan la culpa a viejas leyendas y maldiciones que habrían sido hechas durante la época de la santa inquisición".
Política y maldiciones, una idiotez tras otra. Eché un vistazo a las notas que hice en mi cuaderno, notando que eran más las dudas que las respuestas.
Al encender el celular la hora me mostró que ya eran las cuatro de la tarde y que tenía un par de llamadas perdidas y varios mensajes acumulados; muchos de ellos decían SUGA-SUGA-SUGA, mientras que el grupo que teníamos con los chicos de arte por las muestras desbordaba con un mensaje que decía "400+".
Varias veces pensé en llamar a Nao, pero esas varias veces me retracté. Estaba enojada y no me escucharía, aunque por otro lado, una voz muy en el fondo de mi cabeza me decía que "era mejor no hacerlo", y aunque lo quisiese negar realmente no sabía qué era lo correcto.
Jin aún seguía sin dar señales, a pesar de haberme dicho que estaría ausente un par de días. Lo extrañaba y por dentro solo rogaba que en dónde estuviese, él esté bien. Estuve tentada en utilizar el brazalete que me había dado para invocarlo, aunque rápidamente descarté la idea, ya que no podía molestarlo, él era un demonio y estaba segura que tenía deberes de esa índole. «Aunque no quiero imaginar qué clase de "trabajo" hace».
Suspiré abatida de tanto pensar, recargué mis brazos sobre el escritorio, y acto seguido escondí el rostro allí.
Mamá había llegado exhausta durante la mañana y desde que lo hizo no se despertó hasta la hora del almuerzo; por dentro sentía el alivio de saber que las personas que los ángeles lograron salvar no estaban heridas de gravedad. Al menos algo bueno podía sacar de todo ello.
Afuera, el cielo se encontraba teñido de plata y hacia unos minutos había comenzado a nevar de nuevo.
Me erguí para luego estirar los brazos por encima de la cabeza, dejando escapar un pequeño gruñido cuando mi espalda sonó en queja con un crujido. «Una sesión de masajes, ¡eso es lo que necesito!». Pestañé con pereza y algo logró captar mi atención cuando observé distraídamente hacia un rincón del escritorio.
No lo noté antes porque aquel recoveco era un tanto oscuro, había unos vasos y latas con lápices de colores acomodados, junto con algunas pelusas también. Estiré la mano y con delicadeza, sujeté la pluma blanca que me espiaba escondida desde aquel sector olvidado.
Mi índice y el pulgar la sujetaron. Ya no pudo existir lugar a confusión cuando una mota dorada con forma de gota, fue tocada por la luz natural que entraba desde la ventana; la pluma resplandeció fugazmente. «Jimin», su nombre devino a mi mente.
¿Qué había sido de él luego del incidente? Lo peor era que ni siquiera sabía cómo comunicarme con el ángel, es decir, daba por sentado que no tenía un celular.
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Wings: The Beginning « j.jk »
Fanfiction❝ No sabía por qué, pero siempre tuve la sensación de que alguien me miraba; lo sentía tan cerca que los vellos de mis brazos se erizaban, sin embargo no me daba miedo... Siempre creí en los ángeles de la guarda; aquellos seres alados que te protege...