Su mano se acercó peligrosamente hasta el filo de la puerta cuando de pronto el timbre sonó provocando que mi corazón se detuviera mientras cerraba los ojos con fuerza.
Un suspiro escapó de Jungkook bajando la mirada al suelo en derrota; parecía demasiado cansado y hasta más de lo normal, sin esa chispa que tenía las pocas y escasas veces que lo vi. Lo siguiente fue su silueta alejarse saliendo del cuarto y cerrado la puerta detrás de él.
Mis manos se deslizaron por mi rostro sintiendo como el alma volvía al cuerpo y el corazón retomaba su normal bombeo.
Me concentré en el tiempo que se tomó para bajar, escuchando los pasos y los movimientos que hacía como si estuviera allí mismo con él.«Maldición», maldije internamente a mi estúpido cerebro por dejarse llevar en un-muy-mal-momento. Si no hubiera sido por aquello ya estaría en la casa de Suga.
Cuando lo escuché hablar con alguien abajo, salí del armario y me acerqué a la ventana notando que ya era de noche y estaba comenzando a nevar.
Una voz femenina retenía a Jungkook abajo y quien quiera que fuera le daba las gracias porque no dejaba de hablar; era algo juvenil ya que lo podía notar por el timbre de su voz pero aun así no lograba oír con la claridad que quería, qué tanto tenía que decirle a aquellas horas de la noche. Me dí una patada mental ante lo que pensaba, «¿¡Que mierda me importa lo que hablan!?», me grité a mí misma. Aquello me daba la ventaja de pensar en cómo escapar de allí.
Revisé los seguros de la ventana y ambos hicieron "clic" cuando los moví hacia arriba, pero tan pronto como abrí la misma, un estruendoso chirrido escapó de esta haciéndome estremecer. Me quedé tiesa un momento procurando que nadie hubiera podido oír pero más de uno debía de ser sordo si no habían de escuchar semejante ruido.
Unos ladridos me alertaron y los insistentes rasguños al pedazo de madera que separaba el cuarto del pasillo hizo que retrocediera de la ventana sintiéndome acorralada contra la mesita de luz.
Me mordí el labio por quinta vez cuando observé a mí alrededor, pero cuando me sentí algo entregada a ser descubierta, recordé el brazalete de extraños dibujos que Jin me había dado."Cuando me necesites puedes llamarme a través de el"
Esas habían sido sus palabras, sin embargo, la duda fue ¿Cómo hacía para invocar un demonio? El decirlo sonaba tan macabro y descabellado.
Poniéndome manos a la obra, tal y como Jin me había enseñado, tomé la pieza de plata de extraños grabados entre mis manos y la puse contra mi pecho intentando hacer memoria a la frase que Jin me había hecho memorizar. Era difícil decirla y tampoco sabía que significaba ni en qué idioma estaba, pero según Jin, una vez que me la hubiera dicho iba a quedar grabada en mí.-Metol dilakie malcuta bahaila batesh bucta leahlam almin*, Astaroth yo te invoco -Con devoción, las palabras fluyeron de mi tal y como lo había dicho el demonio.
Ví la perilla de la puerta girar pero de pronto cientos de manos, oscuras y rasposas salieron por debajo de mi envolviéndome en un abrazo cual película de terror.
Al instante fuí jalada hacia el suelo y todo lo que veía desapareció frente a mí.
Estática y con los ojos fuertemente cerrados. Así me encontraba hasta que unas manos tocaron mis hombros y me mecieron suavemente seguido por una voz cargada de preocupación.
- ¡Mel! -dijo mi nombre haciendo que automáticamente los abriera encontrándome...con él. -Qué alivio que estés bien-. Sus palabras escaparon en un suspiro y tal cual como había dicho, el alivio también se reflejó en su suave sonrisa; sin embargo lo siguiente no lo esperaba. No aquél abrazo.
Jimin me había abrazado, lo estaba haciendo y no es que fuera algo malo, para nada. Podía escuchar el ritmo pausado de su corazón, un temblor en sus manos y el aroma a no me olvides que todo él desprendía. Prácticamente él era un prado entero viviente de esas flores.
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Wings: The Beginning « j.jk »
Fanfiction❝ No sabía por qué, pero siempre tuve la sensación de que alguien me miraba; lo sentía tan cerca que los vellos de mis brazos se erizaban, sin embargo no me daba miedo... Siempre creí en los ángeles de la guarda; aquellos seres alados que te protege...