17-Who

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Ese mismo sábado por la mañana. 09:20.

You
Entonces, ¿nos vemos esta tarde?

Oswald
Claro Nao, allí estaré;)


Me fue inevitable no ocultar una sonrisa y regocijarme por dentro ante el hecho de que tendría una cita.
El chico nuevo que trabaja en la cafetería del instituto era lindo, bueno...con lindo me quedaba corta, era hermoso. Además de agradable y entretenido a la hora de entablar una conversación, por supuesto. No parecía ser uno de esos patanes que solían andar por el instituto creyéndose los dioses del campus.
Estaba segura que Oswald era distinto.
Sin más preámbulo me dispuse a continuar con el desayuno mientras observaba las nubes moverse despacio, dejando entrever por momentos el cielo que prometía ser un día soleado.

– ¿Qué hay con esa cara de tonta?

La voz de mi hermana me distrajo; siempre era "tan tierna" conmigo.

–No tengo ninguna cara de nada, no seas pesada tan temprano–. Atajé antes de dar un sorbo a mi capuccino.

Para ser sábado, la mañana estaba siendo concurrida en casa. Mi hermana Michelle tenía el sábado libre. Con diecinueve años recién cumplidos hacia poco había comenzado a trabajar bañando perros; apenas estaba en primer año de veterinaria y según ella, era para ir estando en sintonía con el ambiente.

–Nao, ¿puedes encargarte de Mickylene? Tiene danza por la tarde–. Comentó mi mamá con la mitad del cuerpo metido en el bajo mesada. La noche anterior se había roto un caño y como toda do it by yourself que ella era, se puso a intentar repararlo.

–Mamá hoy no puedo, he venido diciéndote toda la semana que justamente hoy no cuentes conmigo–. Le recordé. A veces mi hermana Mickylene de seis años parecía más hija de Mich y mía que de ella.

Entendía que su cabeza estaba metida en miles de cosas como toda madre divorciada y que su responsabilidad era llevar en sus hombros la tienda, la casa y todo el mundo en ella, pero no le costaba nada el escucharnos un poco de vez en cuando...o eso creía.
De pronto la voz de Michelle me quitó de mis pensamientos.

–Descuida, lo haré yo –dijo sorprendiéndome. –Nao tiene una cita y no queremos cagarsela, ¿verdad Nana? –. Su mirada divertida y su tono socarrón y sobreactuado hicieron que estallara de vergüenza.

– ¡No es una cita! S-solo...

– ¿Hija tendrás una cita? –mamá ya se encontraba del otro lado del desayunador limpiando sus manos y con la mirada puesta sobre mi. –Procura llevar condón por favor, si quieres yo misma te los voy a comprar, debes cuidarte ante todo y...

– ¡Oh por dios! ¿Quieres hacerme el favor de callarte? ¡Tengo veintidós años, no necesito que me estés avergonzando tan temprano!

Las carcajadas de Mich retumbaron en toda la casa y ni siquiera eran las diez.

–Qué ruidosas son–. Mi hermano menor Yona había cruzado el umbral del comedor despeinado y con unas ojeras que daban indicios de desvelo. Solo tenía quince y era todo un retoño que últimamente tenía más llamados de atención por vandalismo en la escuela que buenas notas.

–Nao tendrá una cita–. Comentó mamá como si yo no estuviera allí y ese fuera el cotilleo del día.

–Pobre de él –respondió este con desinterés mientras se sentaba a la mesa.

–Maldita sea–. Refunfuñé irritada, llevando mi diestra a la frente.

–Shh, nada de insultos Nana, y ahora volviendo al tema y va para todos, por favor jamás olviden que si van a tener sexo...

Wings: The Beginning « j.jk »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora