¿De quién son las cartas?

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Draken se encontraba en su casa, en la última habitación del segundo piso, la cual le correspondía. Estaba enfrente de los hermanos Kawata, que se encontraban en el piso sentados, escuchando al rubio que estaba delante de ellos.

—¡Les digo que fue Mikey! El fue él quien me dió esas cartas y chocolates, no pudo haber sido otra persona, para empezar nadie sabe que me gusta los chocolates de menta más que él, a parte el sabe que me gustan que mencionen mi tatuaje y en las cartas estaban escritas eso que le encanta mi tatuaje, además ahí mencionan que le encanta mí estilo ¡y Mikey dijo una vez que le encantaba mí estilo, ade-

—¡Ya! Déjanos ir Draken. — Suplico él de pelo azul.

—Si, déjanos sino quieres que pierda mi sonrisa.

—Les recuerdo Angry y Smiley que los imbéciles que se colaron a mi casa fueron ustedes ¡ahora se aguantan y escuchan! Bien. Como les decía...

Era cierto se les había olvidado a los gemelos en esas tres horas seguidas de argumentos que ellos habían ido a la casa del más alto, escapando de la suya, por culpa de los hermanos Haitanis. Draken continuo dando sus teorías de cómo esas cartas y chocolates eran de Mikey mientras que los Kawata se querían arrancar el pelo al ya estar fastidiados.

—Es ¡tú! culpa que no podamos regresar a casa. — Contesto furioso Smiley, al que ya le estaba temblando la sonrisa, advirtiendo que estaba a punto de desaparecer.

—¡Yo cómo iba a saber!

—¡Tal vez si no fueras tan amable esto no hubiera pasado!

Los hermanos comenzaron a pelear y Draken siguió con sus argumentos sin hacer caso de la discusión de los otros. Smiley estaba muy molesto, ya se hubieran largado de la casa de Draken si no fuera por los idiotas de los hermanos Haitani que los llevaban persiguiendo todo el día para que tuvieran una cita doble con ellos y lo peor es que no podían regresar a casa, ya que estos maníaticos habían averiguado donde vivían.

—Entonces es por eso que creo que Mikey envío esas cartas, estoy totalmente seguro, él ya estuvo enamorado de mí, así que no sería un dispararte pensar esto. — Suspiro fuertemente antes de voltear a ver a los hermanos. — ¿Ustedes que opinan?

—Que eres un pendejo.

—Y un joto.

Los dos chocaron los cinco, riendo, después de todo el tiempo que llevaban ahí ver la cara de enojo total de Draken les provocó risa. Lamentablemente a Draken no le causó gracia alguna, sin ningún cuidado los cogió del cuello de la camisa, abrió la ventana y los aventó.

—¡No regresen! — Se alejo de la ventana sentándose en su cama.

Los hermanos no gritaron por la caída, después de todo habían arbusto abajo, pero los que les provocó que gritaran de verdadero terror fue ver a los Haitanis corriendo hacia ellos.

¡¿Cómo los habían encontrado?!

—¡Los encontramos Ran! — Gritó feliz.

—El detective no se equivocó.

Eso explicaba todo.

Draken se acostó en su cama boca arriba escuchando los gritos de auxilio de los Kawata. No pudo evitar reír. Sin duda desde que Angry había ayudado a Rindou a cruzar la calle, a ser una persona mayor (según Angry) Desde ese día Rindou no se había despegado del menor de los Kawata, recuerda cómo Smiley se reía de la situación de su hermano hasta el día que Rindou fue a buscar a Angry junto con Ran, él hermano mayor de Rindou, quien en esa ocasión vio a Smiley y desde ese día los hermanos Kawata huyen despavoridos cada vez que veían a los Haitanis.

Un beso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora