10. Vestigios del pasado♡

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Kyle

Me levanto somnoliento, los ojos me pesan por lo que los cubro mientras mi mente me repite que me tengo que levantar. La cabeza me resulta pesada cuando giro y veo hacia la cama de una plaza un Leonel dormido, demasiado dormido que no ha notado el sol que traspasa la ventana y me hace cerrar los ojos de vuelta.

Vuelvo a dejar la cabeza en el colchón cuando me doy cuenta que es domingo y por suerte hoy no trabajo ya que es domingo.

Mis ojos se cierran cuando mi subconsciente me trae los recuerdos de navidad.

Valeria y yo éramos los únicos despiertos ya que todos cayeron rendidos por los colchones. Sus padres se fueron a dormir, Carol se durmió en el sofá y Leonel cayo rendido en un colchón con la cabeza de la princesa en el estomago.

Las manos me empezaban a sudar con la pulsera que tenía en la mano. Saque la bolsa de regalo chica de mi pantalón con el corazón congelado mientras ella mira como se durmió su hermana y aguanta la risa mientras la tapa.

—Siempre lo molesta pero lo ama un montón—habla mientras le saca el mechón de su frente.

—Yo...—se voltea y el pulso se me acelera cuando me mira expectante cuando me demoro.

Saco el paquete y lo sostengo unos segundos en los que ella abre los ojos. Se lo extiendo y trato de sonreír para que no note mi nerviosismo ni el latido de mi corazón. Nota mi gesto y sus labios finos se curvan en una sonrisa conmovida que me da un poco de confianza y fe de que lo que compre le guste.

— No tengo nada....—noto el leve enrojecimiento en sus mejillas— Gracias.

— Se que quizá no se mucho sobre ti pero quiero creer que y esperar que esto te guste—abre la bolsa y siento una bola gigante arroyándome mientras lo hace.

Saca la pulsera en la que solo tiene un dije y es una estrella pequeña. Tiene espacio para seguí poniendo lo que le guste.

— Para que lo vayas llevando con recuerdos, momentos felices—me llevo la mano para rascarme la parte detrás de la cabeza nervioso. Acaricia el único dije—Una estrella para que pidas un deseo. Cuando quieras.

— ¿Y me lo vas a cumplir?—sube la mirada hacia mi emocionada y eso me hace volver a respirar normalmente o quizá algo.

— Sí—le respondo sin dejar de mirarla y ella sonríe. Y si quiere compartir su sueño yo deseo hacer lo posible para cumplírselo.

—Es hermoso gracias—me envuelve en un abrazo que me toma de muy sorpresa. Me congelo en mi posición y su perfume me envuelve haciéndome sonreír y corresponder su abrazo.

Y me di cuenta cuan impacto puede hacer una simple acción como un abrazo. Me construye y desestabiliza. Su abrazo me construye y desestabiliza mi mente. Y entiendo cuan perfecto se siente.

¿Cómo su cercanía se volvió tan grande que su lejanía se volvió una tortura? Unos segundos a su lado me hace querer perdurar ese corto tiempo.

El recuerdo me hace sonreír y restregar mis ojos. Me estiro y acomodo mi colchón en su sitio mientras miro a Leonel ahora con el brazo tirado hacia el suelo y se lo acomodo.

Bajo y aún veo la campera que Carol siempre suele usar para días como hoy. Nublado y con aire helado. Si, es verano pero en estas semanas me di cuenta que en este país de ahora en adelante el clima puede cambiar en unas horas. En la mañana hace frio y a la tarde de estas cocinando con el sol.

Me pongo a preparar unos omellets con jamón y queso, pongo el agua para hervir y voy por el tarro de café. Mi doy cuenta que hay poco y pongo en mi lista de memoria que hay que comprar más Entiendo que vivo aquí sin pagar alquiler gracias a su apoyo pero no puedo quedarme con eso. Mi promesa permanecerá vigente porque Carol se merece lo mejor. Ella trata de hacerme sentir bien y hare su vida más llevadera como pueda de ahora en más.

— Olía demasiado rico para ser preparado por mi hijo y bueno él suele despertarse como al medio día—me da un ligero apretón el hombro y va a la heladera— y más en domingo.

Saca una jarra con jugo de naranja y sirve dos vasos mientras yo llevo la comida. Se sienta enfrente de mí.

He llegado a adorar que la mesa esta llena de varias cosas y tener compañía. No sabía cómo se sentía tener la mesa llena, llena de comida de todos los gustos, adornos, risas contagiosas y conversaciones que se sientes ligeras y divertidas. No había llegado a tener una cena de navidad de esta manera, en ningún año y si en algún momento lo tuvimos no lo recuerdo. Mi mente no tiene muchos recuerdos. Se esfumaron al irme, todo se volvió tan pero tan lejano que no se distinguir si es un sueño o recuerdo. Tampoco quiero inmiscuirme y escarbar en mi memoria.

Aunque....hay un recuerdo a la perfección y sé que no fue un sueño por la pulsera que tengo guardada.

—Nunca voy a parar de repetir que agradezco que estés aquí con nosotros—mastica gustosa el omellette y le presto atención— y no por esto. Si no que haz traído mas alegría a nuestra vida.

Me quedo sorprendido por cómo se expresó y la naturalidad con la que lo dijo como si fuera lo más obvio del mundo.

— A mi vida— sigo sin entender el inmenso cariño que me tiene. Y tampoco logro reaccionar como siento que debería. No sé cómo hacerlo.

— Desde que llegue....—intento abrirme y buscar palabras para que no sienta que es la única que lo siente— No sé que hubiera sido de mi sin ustedes—y entiende que también me refiero a su hijo y no es más que la verdad.

Me sonríe con los ojos brillosos y tomo con los cubiertos mi plato para comer.

No se que mas decir, no sé como abrirme por completo y dejarle ver mi alma. Aunque ella lo siente. Lo siente y sabe que hay cosas que no hay palabras para expresar. Yo siempre he sido de accionar más que de hablar y el que ella haya iniciado una conversación así me desconcierta la cabeza por cómo y qué decir.

Pero algo tengo seguro y es que mi vida mejoro y la viví mejor con ellos. La vivo bien con su compañía. Así que haré que sus vidas se llenen de color como me siento con ellos.

Luego de comer. Él baja estirando los brazos y se nota lo somnoliento que sigue contengo mis ganas de reír pero mi tía no y se ríe melodiosamente. Leonel la mira y su rostro brilla haciéndolo despertar. Yo los observo mientras un no sé que me atropella, se lo que es pero lo dejo en segundo plano porque no quiero que ella tenga esa presencia en esta nueva vida. Estoy empezando a querer y hacer lo que sea para que esto perdure y no dejo que los recuerdos me apuñalen.

— Gracias primo—dejo mi cuchara en aire y mi tía deja de reír para mirarlo sorprendida. No más que yo que sigo su caminata a saludarla con un beso gigante en la mejilla—Mami.

Ambos lo observamos tomar un omellete en un plato y se voltea extrañado de nuestro silencio.

Sin duda no sé cómo y que hice para merecer estos momentos, este gran cariño. Me han integrado de una manera que al verme por las mañanas les sea natural, como si hubiera convivido con ellos hace años.

— Eres mi primo—se ubica en el medio y logro ver a mi tía con los ojos brillosos que creí se borrarían. Algo se atasca en mi garganta, algo se instala en mi pecho al notar su mirada en mí, pidiendo algo en silencio.

— Claro...—curvo levemente los labios y vuelvo mi vista en Carol para volver a él—claro que sí.

El pecho de su madre se hincha y su reacción y el termino de....de mi primo el mío. Lo veo comer y empieza a contar como en su sueño todo era del revés, donde vivíamos en los aires y que usábamos cosas raras todos los humanos. Lo escuchamos, ella lo detiene unos momentos cuando él cuenta que es el líder de todo y no borra su sonrisa. Y yo no puedo controlar la risa que me saca y él se ofende pero también ríe.

Si, son estos momentos nuevos los que quiero que perduren, sé que no siempre se puede disfrutar pero cuando lo tenemos hay que solo dejar de pensar en el mundo y tratar de crear más momentos como esto. No todo dura para siempre y tener estos momentos hacen que los malos se vean cada vez más pequeño, no dejan de doler pero...te dan esa fuerza para seguir y en mi caso para crear nuevos recuerdos en esta nueva vida que elegí.

Carol sube a su habitación y vuelve en unos minutos luego que terminamos de lavar las cosas. Cuando Leonel la ve su emoción se apaga.

—Es domingo....no hace falta que vayas. No te puedes tomar vacaciones

—Hijo tengo que ir. Volveré para tomar la merienda con ustedes y veamos una peli, ¿Sabes? Mejor el reality y que Kyle se una a nuestra obsesión—él la mira mientras ella se pone los zapatos chatos.

Es domingo y ella trabaja a pesar que hace un día fue navidad. Vuelve a su rutina de horas de trabajo. Aunque espero que hoy sean pocas por el cansancio que tiene en los ojos.

Leonel deja ir el aire cuando ella se va luego de hacernos gesto de beso y agitar la mano. Se queda mirando ese sitio. El rostro se le llena de preocupación y entiendo. Ella es súper trabajadora y camina por varios sitios. No sé lo que carga pero hare que no pese mucho.

—¿Tú crees que también me trasladen a delivery?—mi pregunta lo tiene arrugando las cejas y entiende que me refiero a trabajo.

—Ni se te ocurra dejarme solo— se queja yéndose al sofá y lo imito—la señora me da miedo.

—Solo unas horas luego del horario de trabajo. Terminando nuestro turno. Siento que debería aprovechar el vehículo que tengo.

—Pues sirve bien para eso—pasa canales con el control buscando no se qué.

— Vendría bien y hablando de cosas no hay que comprar algunas del supermercado—tira la cabeza en el cabecero y voltea la cara cansado y entiendo —más tarde obvio

Quizá es mejor. Miro lo que pone y es un reality de jugadores dentro de una casa, hace una mueca y suspira.

— ¿Sabes jugar una partida?

— ¿De qué? —aprieta un botón del control que vuelve la pantalla de un color verde que tiene una línea cargando.

—Pues futbol—la pagina carga y aparece inicio de jugar solo o con acompañante—Con Andrés solemos ir a unos que otro partido a jugar a algún sitio, pero no le va bien con esto.

Me entrega otra pistola de juego que saca de un cajón del mueble que está a nuestro lado. Me lo extiende.

— ¿Cual eliges? Soy bueno y te dejo primero la elección—volteo a ver las opciones y escojo a un jugador de cabello negro—se parece bastante a ti ehhh

—Y tu al tuyo—él elige a uno parecido a él.

Empiezan a aparecer jugadores de camisetas blancas con una raya roja, y otros de azul y amarillo. No sé mucho de futbol pero él me indica que somos del blanco y rojo, él el numero dos y yo el 6. Se ubican en su lugar y un sonido pone el juego en marcha, todos salen corriendo y trato de esquivar y correr en el área que me toca cuando se acercan. Leonel me muestra una técnica con los botones y al toque logro esquivar a un grupo que me rodea, en el camino recibo el pase que me lanza pero se va. Voy por la pelota pero no llegamos. Nos quedamos sin aire cuando la pelota salta a la red.

— ¡Vamos! — Da una zapateada y vuelvo a mi control— cúbreme que ahora que me la pase voy.

Lo sigo y con otros jugadores lo cubrimos desviando y dispersando su atención cuando nos pasamos entre nosotros mientras corremos hacia la red, me sorprendo de la adrenalina que me provoca cuando se la paso y él corre recto para meter la pelota.

— ¡Vamos!—festeja y logro expulsas el aire sacándome una sonrisa de triunfo cuando nuestro equipo levanta las manos triunfante

— ¿Y estos equipos como se llaman?—se detiene y creo que también su corazón, explaya los ojos sorprendido y hace un gesto indignado.

—No lo puedo creer. No creo que no conozcas el partido joya. Un clásico. Ver un river vs boca es como si ardiera Troya, todo puede pasar—otra partida comienza— le diré a Andrés que te enseñe, él es mejor maestro que yo.

Me mira de costado esperando una respuesta.

— Sera divertido
—Sera súper divertido—busca otro sitio para jugar. Esta vez escoge un amistoso con Paraguay.

Otra partida empieza y me pierdo en la concentración que pongo en mi jugador, que corra, esquive, cubra y pase el balón. Apoyo los codos en mis piernas cuando estoy cerca de la red y.......

— ¡Gol!—eufórico me levanto del sillón y estiro los brazos como los jugadores de la pantalla.

—Bien hecho— levanta dos pulgares. Y apoya su espalda en el sofá.

Se queda mirando el techo perdido en lo que sea que piense. Su mirada se parece perdida y sé que cuando la mente se vuelve así es como si fueran un hoyo tapándolo con rocas.

El sonido de su teléfono lo levanta y parece recobrar el color de hace minutos.

— ¿Solías ir a fiestas? — me siento atrapado. Como lo explico.

—Si —sin detalles.

—Bien—aplaude mientras se levanta con ánimo—le aviso a Mama que luego a la noche no podemos quedarnos porque tenemos pachangon.
—Pero....
— Se que llegara cansada y no vera la serie con nosotros se duerme a mitad del cansancio. Mejor ordenemos un poco y luego a partir de las 6 nos vamos que es un poco lejos.

—Voy por carne—me levanto y salgo.
—Traes algunas bebidas—me guiña un ojo. Salgo incrédulo de casa.
Una fiesta, hace meses que no asisto a una. El recuerdo de la última me eriza la piel, no quiero recordar así que me concentro en las compras.

Me suena una notificación de mi mejor amigo:

el mejor amigo de mi novioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora