Epílogo

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*10 años más tarde*

Subía las escaleras del edificio en el que vivía. Estaba cansadísima. Parece que ser fisioterapeuta no era difícil, pero hay días que son demasiado ajetreados para mi. 

Abrí la puerta de mi casa para acto seguido cerrarla y dejar las llaves sobre una mesita. El piso en el que vivía era muy luminoso. Las paredes color crema contrastaban perfectamente con los muebles grises y blancos. Los ventanales que estaban al final del salón permitían que mucha luz natural se colará por ellas. Amaba este piso con todo mi corazón.

Actualmente vivía en Madrid. Hace unos años decidí independizarme y empezar una vida nueva como fisioterapeuta. No os voy a engañar, echaba mucho de menos la terreta y a mi padre, pero siempre que podía iba a visitarlo. Algunas veces aún lo continúo necesitando diariamente.

-¡Mamá!

Giré mi cabeza al escuchar el pequeño chillido de mi hijo Erick. Lo cogí en brazos como pude y le llene la cara de besos. Él rió sin parar y su risa me contagió a mi. 

Tuve a Erick a los 25 años. No esperaba para nada quedarme embarazada a esa edad, pero si el destino así lo quiso fue por algo. Así fue como termine siendo madre. Al principio me costó mucho, la lactancia, los lloros, los dolores de los primeros dientes... Pero poco a poco Erick fue creciendo y cuando me quise dar cuenta ya tenía tres años. Había salido castaño, como yo, y de ojos marrones, como sus padres. 

Bajé a Erick y automáticamente se puso a acariciarme la barriga. Los cuatro meses de mi segundo embarazo ya se empezaban a notar y mi pequeño hijo no dejaba de tocarme la barriga mientras le hablaba a su hermano o hermana. Sonreía como una tonta cada vez que Erick le hablaba y enseguida el bebé que llevaba dentro le daba una patadita. 

-¿Como ta helmanito?- preguntó mirándome con esos ojos que me transportaban a tiempos pasados

-Tu hermanito está muy bien, hoy no ha dado muchas patadas

-¿Cuánto quela para que nalca?

-Uy, pues aún queda un poquito, el hermanito vendrá para mediados de verano

-Jo, pelo para eso aún quela muchlo

Le sonreí a mi hijo que dentro de poco se iba a convertir en hermano mayor. Parecía mentira lo rápido que había pasado el tiempo. Había pasado de ser un cría a estar camino de mi segundo hijo. Todavía no me lo creía.

Alcé la mirada cuándo escuché pasos bajar las escaleras. Y ahí estaba. La persona que había puesto mi mundo patas arriba desde la primera que intercambiamos miradas en aquel vestíbulo de un hotel de Madrid. Con casi 29 años seguía portando aquella figura que me dejó prendada. Su rostro se había vuelto más adulto, pero no había dejado de ser la persona de la que me enamoré en aquella Eurocopa.

-Hola Dinamita- dijo llegando hasta mí para saludarme con un beso en los labios y otro en la cabeza

-Hola Pedrito

A pesar de los años, nada en nuestros comportamientos había cambiado. Seguíamos llamándonos por esos motes absurdos y tontos que compartíamos, seguíamos durmiendo igual que en aquellas primera veces y en realidad, seguíamos siendo los mismos, solo que un poco más maduros.

-¡Papi! 

Pedri sonrió y cogió a su primer hijo en brazos. Cada vez que los veía juntos me llenaba una alegría inmensa. Aún recuerdo aquella vez, hace ocho años en que Pedri me llamó por teléfono y me propuso la idea alocada de irnos a vivir juntos. Yo, obviamente, dije que sí y desde entonces, ambos nos quedamos prendados de este piso que nos ha cobijado durante ocho años. 

También recuerdo aquella vez, cuando nos enteramos que íbamos a ser padres. Recuerdo que tenía un retraso de una semana. Recuerdo a Pedri y a mí en el baño mirando fijamente el test mientras esperábamos, ambos abrazados. Recuerdo la capa de lágrimas que me cubrió los ojos al ver las dos rallitas en aquel test. Recuerdo mirar a Pedri a los ojos y saber con una simple mirada la decisión que habíamos tomado. Ambos queríamos formar una familia y así es como Erick llegó a nuestras vidas, para tres años después darle lugar también a su pequeño hermano o hermana.

-Los chicos se quieren reunir dentro de unos días, ya sabes, quieren hacer el babyshower de la futura hija de Ferrán

Sonreí inconscientemente cuando recordé el momento en que mi mejor amigo me contó que Bea estaba embarazada y que esperaban una niña. Los abracé a ambos al instante y les hice jurar que yo iba a ser la madrina de esa pequeña bebé. 

-Perfecto, así Erick juega con los mini Morata

Pedri rió y yo sonreí.

Es impresionante como la vida te puede cambiar debido a unas simples prácticas. Gracias a ellas hoy en día tengo una familia con el hombre que más quiero en este mundo y un hijo maravilloso. Tengo unos amigos que veo a diario y que nos apoyan en todo. Y además, dentro de poco estaré casada con el amor de mi vida.

Sí, Pedri me pidió matrimonio hace tres meses. ¿No es genial?

"Todo por ti, cariño, por y para ti" Esas fueron las palabras que dijo antes de flexionar la rodilla delante de mi y abrir la caja donde venía el anillo más precioso que había visto en mi vida. Yo asentí con lágrimas en los ojos. Y entendí que todo estaba donde debía estar.

FIN

Lloro brillitos ;((((

Parece que fue ayer cuando empecé esta historia y hoy mismo ya está finalizada.

Muchas gracias a todos los que me habéis acompañado en el transcurso de ella.

Nos vemos pronto con más fanfics ;)))

Todo por ti - Fanfic de Pedri GonzalezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora