Llegué al edificio. Era enorme y muy lujoso.
Inhalé, luego exhalé.
Al momento de poner un pie dentro, el guadia me atajó.— Señorita ¿en qué puedo servirle?.
— Buenas tardes, vengo a entregar mi curriculum vitae.
— El día de hoy ya es la entrevista, pero, pasa.
Mierda — Gracias.
El guardia me dio las indicaciones de como llegar.
Subí al ascensor.
Comenzaban a temblarme las manos.
Es raro, casi nunca me siento nerviosa.
El ascensor para en el 3er piso.
Sube alguien.Lo observo detenidamente, él también a mí.
— La chica del alboroto en la heladería. — dijo, con un rostro muy serio.
Qué vergüenza.
— Tanto tiempo. — finalmente hablé, pero él no dijo nada. — ¿También vienes a la entrevista?
Él me miró.
— Es solo para las mujeres. — respondió.
Oh, oh.
— No sabía que habías quedado.
— Eh...
— Hasta dónde sé solo quedaron 5 personas para ser entrevistadas.
El ascensor se detuvo en el piso 5.
Era el momento de bajarme.
Le di una última mirada, él a mí también.
Guao, que mirada tan penetrante.Llegué a la sala de espera. Y si, tan solo habían cinco chicas. Una de pelo color negro, una pelinaranja, una castaña y dos rubias.
Todas se giraron hacia mi.
Fue un momento bastante incómodo.
Vaya, una de las rubias es una conocida mía.
Historia Reiss.— ¿Mikasa? — pronunció la recién mencionada.
— Historia.
— Pensé que solo quedamos cinco chicas. — sonrió — ven, siéntate.
— No, yo no... — di media vuelta y me fui.
Salí tan rápido como pude de la empresa.
De esas cinco apenas y van a elegir a tres personas para los puestos.
O sea, dos van a sobrar.
Mejor no perder mi tiempo.🍡🍡🍡
Al llegar a la universidad, me encontré con Sasha, la cuál me puso al corriente de lo que estaba sucediendo en su vida.
Bien, para resumir: Sasha consiguió trabajo la semana pasada, como recepcionista de un gimnasio.
Y frente al gimnasio hay un comedor <una gran tentación para los fitness>. Y, ahora comprendí porqué es el chico ideal para ella. Es el cocinero quien flechó a Sasha.Y claro, Sasha también lo flechó. Con su bondad, simpatía, belleza. Y claro, con su forma de tragarse todo.
— ¿Cómo dijiste que se llama? — pregunté.
— Niccolo. — respondió.
Sasha siguió comiendo sus onigiris, cuando ambas vimos a Armin llegando.
— Oye, siento que Armin está un poco más raro, ¿no crees?.
— Yo también siento lo mismo — respondí asintiendo con la cabeza.
Él llegó a nosotras.
— Buenas tardes. — saludó.
— Armin ¿estás bien? — cuestionó Sasha.
— Si, ¿por qué?
— Es que en estos días, bueno... — traté de decirlo.
— Estoy saliendo con alguien — confesó el rubio, rascándose la nuca.
Sasha y yo abrimos los ojos. Y obviamente, no podíamos evitar preguntar.
— ¿Quién es? — al unísono.
— No creo que la conozcan, o quizás sí.
— Desembucha — dijo Sasha, agarrándolo del brazo.
— Es Annie... Annie Leonhart.
Sasha y yo nos miramos.
— Ni idea de quién sea. — dije.
— Espero que sea bonita.
— Lo es. — afirmó el rubio, con unos maravillosos brillos en los ojos.
🍡🍡🍡
Era sábado, 21 horas, me encontraba cenando omelettes.
Cuando suena mi celular... Sasha.— ¿Sí?
— Mikasa, por favor, tienes que ayudarme. — habló exaltada.
— ¿En qué? — pregunté relajada.
— Olvidé que hoy es la cena en la casa de los padres de Niccolo. ¡Por favor! Ven a cubrirme.
— Eh...
— El gimnasio queda a 3 cuadras de tu casa, por favor, ¿sí?. Te espero hasta las 21;20 horas.
Me cambié de rápidamente de ropa.
Llegué al gimnasio, puntual.
Sasha estaba exaltada.
Me indicó todo lo que debía de hacer y se fue.Lo bueno es que a las 22:30 se cierra el gimnasio.
Me senté en la butaca, la mesa y el teclado de la computadora estaban llenos de miga de pan.
Rodé los ojos divertida.
Pasaron y pasaron los minutos, la gente de a poco se iba despidiendo de mi.
Algunos me miraban con cara rara.
Miré el reloj.
Marcaban las 22:28, ya no estaba nadie dentro.Me levanté, limpié el desorden de Sasha y puse algunas cosas en su lugar.
Apagué las luces y salí.
Llaveé todo como me lo dijo Sasha, y partí rumbo a casa.Al abrir la puerta el departamento, recibo nuevamente la llamada de la chica patata.
— Ya cerré el gimn... — fui terriblemente interrumpida por ella.
— ¿CÓMO SE TE OCURRE, MIKASA?
— ¿Qué? — cuestioné preocupada.
— Dejaste encerrado a alguien dentro del gimnasio.
A la madre, lo que faltaba. Suspiré.
— Ya estoy en camino.
Fue todo lo que dije y colgué la llamada.
Abrí nuevamente el gimnasio.
Encendí las luces.
Ahí estaba él.
— La chica de la heladería. — habló.
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La fuerza del Destino.
FanfictionPor culpa del destino Mikasa aparecerá siempre en el camino de Levi, sin saber que habrán personas que tratarán de cambiar sus caminos. • • •