Cap 12.

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Ya hacen dos semanas que no veo a Levi ni por error.
Y eso, está bien.

Me hice una coleta.
Es un hermoso y soleado día.
Decidí ir a caminar, con el fin de conocer más a profundidad la ciudad.
<ya que nunca, nunca salgo>

Descubrí que a 5 cuadras del departamento, del lado derecho, hay un pequeño parque.
Avanzando un poco más está el centro, en donde pude visualizar de vuelta la empresa Ack3.

Seguí caminando, también encontré el edificio del trabajo de Armin, Smither.

Dando algunas vueltas más por allí, me di cuenta de que estaba totalmente desorientada.

Y el sol que estaba tan resplandeciente, había sido reemplazado por nubes negras, sin tardar mucho, comenzaron a caer grandes gotas de agua.

¿Qué bonito día, no? — hágase énfasis en no.

Seguí dando vueltas, no sabía como volver a casa.

Google maps.

Sería una buena opción, pero, no traje mi celular.

En mis andanzas, escuché un maullido.
Lo busqué y lo encontré.

Se parecía al gato que había visto una vez en el parque, al cual habían abandonado.

Pero, este estaba un poquito más grande, se notaba que era un gato de casa, tenía un pequeño collar de color rojo.

Lo tenía en mis manos, él comenzó a ronronear.

No sé cuánto tiempo pasó, cuando...

— Gracias por encontrar a mi gato.

Él.

El gato saltó de mis manos para ir hacia él.

No pude pronunciar absolutamente nada. Tan solo lo vi entrar en la tercera casa de la acera del frente.
Yo, aún seguía parada bajo la lluvia, pero esta vez sin el gato.

Mientras frotaba mis ojos, sentí a alguien acercarse a mi.

— Te vas a resfríar.

De pronto dejó de llover.

Alcé la mirada,
¿Un paraguas?

Nada salía de mi boca.

El me dio una mirada cansina, sujetó mi mano <guao, que tibia> entramos a su hogar.
Una casa realmente grande, pulcra y con todos los lujos.

Él me pasó una toalla.
Le di una mirada de confusión.

Él volvió a tomar de mi mano, subimos las escaleras.
Nos detuvimos frente a una puerta de color marrón, él abrió dicha puerta.
Guao, todo limpio y ordenado.

— Entrá allí — señaló otra puerta dentro de la habitación — hay una tina con agua caliente.

Sentí mi rostro caliente.
Sí, me sonrojé en un mal momento.

— Tranquila. — dijo con el rostro totalmente serio.

.
.
.

Entré allí, todo olía muy bien.
Me desnudé por completo,
entré al agua, se siente tan rico. Me recosté un rato, es tan relajador.

Después de un rato, salí de allí, no quería abusar.
Me sequé con la toalla que me había dejado él.

Pero...

¿Y mi ropa?

Me asomé lentamente por la puerta, no había nadie allí.
Salí, y encima de su cama visualicé una camisa de color negro...

¿Será para mi? Y si es así ¿qué me pondré debajo?

La puerta se abrió, me quedé helada.

— Lo siento. — pronunció apenado — no sé de cuáles usas, pero, esto fue lo que conseguí en el shopping de la vuelta. — extendió una bolsa, él comenzaba a sonrojarse.

Lo tomé, también estaba avergonzada.

Me encerré en el baño nuevamente.
What the fuck!
¿Cómo sabe mi talla de panties?

Volví a salir, él ya no estaba, me iba a colocar la camisa cuando visualicé que también dejó desodorantes y cremas para mi uso.

Al terminar de ponerme la camisa que me quedaba como vestido un poco corto, no sabía que hacer.

Él abrió nuevamente la puerta.
Me observó.

— Te traje chocolate caliente, por si deseas beberlo.

Asentí.

— Acércate, no muerdo.

Me acerqué a él.

¿Siempre expidió este exquisito aroma?

— ¿Quiéres peinar tu pelo? Pareces una pequeña bruja, o no, más bien parece que te ha electrocutado un cable.

— Simpático. — por fin me digné a soltar una palabra.

Su chocolate estaba delicioso, se sentía un poco la maizena.

— Gracias. — dije avergonzada.

— No es nada, Mikasa. — suspiró — sé que me dijiste que te dejara en paz, pero no podía dejarte bajo la lluvia.

Me sonrojé.
Alcé la mirada.

— No quiero que me dejes en paz, nunca.

La fuerza del Destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora