PSICÓPATA

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Dedicado a The-killer9

JACK:

Me despierto ahogándome. Otra vez el puto asma. Cojo el ventolín de debajo de la almohada y trago aire.
Tuve que pedir en la enfermería algo para el asma porque me entró un ataque de pánico aquel día que me eligieron para "cazar zombis", aunque más bien es para coger provisiones y encontrar más supervivientes. Pero por mucho que me negara a hacerlo, no había otra si quería quedarme en este sitio. Así que poco a poco, acepté que volvería a salir y a enfrentarme al mundo exterior.
Desde el primer día, este sitio no me ha dado buena espina, más que nada porque soy muy desconfiado, pero prefiero quedarme aquí que salir al exterior.

Hasta hoy, aún no he salido porque he estado entrenándome. Llevamos ya unas semanas y, a pesar de que creía que no había mucho más que pudiera aprender, no fue así. Antes de venir a La Llama, solo aprendí a manejar un cuchillo y una pistola pero no podía ni imaginarme la gran cantidad de armas que existen. He estado aprendiendo los nombres de muchas y a manejarlas. ¡Incluso una espada! Siempre había querido coger una. Y cuando la cogí pesaba mucho más de lo que pensaba, casi no podía con ella. Por eso, también he estado entrenándome físicamente, corriendo muchos kilómetros al día en la pista de atletismo que hay en la sala de entrenamientos, haciendo pesas en un gimnasio y haciendo flexiones. Nunca me imaginé entrenándome tanto. Cada dos por tres tenía que coger mi ventolín porque me estaba ahogando. Me preguntaba por qué me habían elegido para este trabajo cuando no soy apto para él hasta que un día le pregunté a mi entrenador y me dijo: "No siempre importa la fuerza ni el físico, la inteligencia también cuenta y necesitamos más soldados como tú". Tras esas palabras empecé a enorgullecerme por tener este trabajo, empecé a enorgullecerme por una inteligencia que no creía tener pero que ellos creían que tenía. No soy muy bueno en eso de pensar planes de emergencia o en reaccionar rápido en un aprieto, así que no sabía por qué creían que era listo, pero de todas formas, lo acepté orgulloso.

Y hoy ya llegaba el día de salir, ya estaba preparado, ya había acabado el duro y agotador entrenamiento. Ahora empezaban las "misiones por la humanidad" de las que tanto hablaba mi entrenador.
Durante las tres semanas que llevo en La Llama he obtenido información sobre el mundo exterior. Había estado tan preocupado por mí, por sobrevivir y proteger a los que quiero, que no se me había ocurrido pensar en cómo estaba el mundo a nivel global, en cómo empezó todo esto, en el virus que causa la conversión en un zombi, en si había otras zonas de la Tierra libre de zombis o solo estaba pasando en Estados Unidos.

Todo empezó en África, cómo no. Allí las condiciones de vida eran pésimas en la mayoría del continente. La pobreza y las enfermedades abundaban. No se sabe todavía cómo comenzó el virus pero sí que empezó allí, aunque no hay una ciudad en concreto. Al principio era como cualquier otra enfermedad, los pacientes se iban deteriorando, como si los dominara un cáncer maligno. Y no había cura, ni la hay aún, que yo sepa. Eran pocos casos y al principio no hubo mucho incapie en esto. Había muchas otras cosas en las que pensar y de las que ocuparse y claro está, en África hay enfermedades siempre, así que ya se ocuparían más tarde.
Pero los pacientes morían, cada vez más. Y revivían. Los enterraban bajo tierra y al cierto tiempo, salían del agujero de tierra como gusanos. La gente estallaba en pánico. La infección se extendía. Al principio era lenta, se tardó semanas desde el paciente cero hasta que las autoridades intervinieron.
Pero decidieron callarse la información para que los demás no entráramos en pánico. Ya los arreglarían ellos, los servicios de sanidad, las organizaciones de la salud, el gobierno, pero no podían decir nada porque eso no era una cosa normal, eso se les escapaba de las manos, no había cura ni nada que se pudiera hacer para escapar de esa infección causada por un virus que te mata y luego te revive con hambre de carne, sangre y víseras, como animales caníbales y sin sentimientos. Eso el gobierno no lo podía decir, no aún que podía haber esperanzas. Esperaban retener la plaga como sea, esperaban que no saliera de África.
Pero era demasiado tarde. Los residentes, los que podían permitírselo, llevados por el pánico, comenzaron a salir de aquel continente que cada vez se infectaba más. Y muchos de esos viajeros ya estaban infectados, ya les habían mordido, aunque la mayoría lo ocultaban. Y claro, llegaban a otros países y contagiaban a los demás cuando morían y volvían a revivir.
Las autoridades empezaron revisando a todos los que salían del país, y pronto llegaron a suspender todos los vuelos de África. Pero como siempre, demasiado tarde. Ya había empezado a haber señales de otras víctimas en otros continentes, empezando por América.
Se incrementó la seguridad en todos los países. Todos se preguntaban el motivo. Se habían filtrado por internet noticias acerca de lo que estaba pasando pero al principio nadie lo creía. ¿Quién iba a creerse que venían los "zombis", los "muertos vivientes" o los "zetas"? Casi nadie. Aunque todos olían que algo malo estaba pasando. Eso explica la tensión que había en mi casa y en mi pueblo los últimos días antes de que empezara el apocalipsis en San Anselmo.
Justo ese mismo día anunciaban en las noticias, por todo América, lo que realmente estaba pasando. Pero para casi todos los estadounidenses fue demasiado tarde porque ya empezaba el apocalipsis en la mayoría de nuestro país.
Pero los demás aún estaban a salvo y las noticias siguieron transmitiéndose unas semanas más. Incluso para cuando habíamos llegado a La Llama, había países en América que aún no estaban del todo infectados, sobre todos los que están más al sur, ya que casi todos los humanos emigraban hacia el norte, aunque no sé qué sentido le veían. Y donde hay más carne humana, hay más zombis. Tal vez pensaban que la nieve los protegerían del frío pero la nieve no dura para siempre y de todas formas, ni congelados mueren. Son duros de pelar. La única forma de que mueran es darle en sus sesos, pero eso ya todos lo sabíamos.
Finalmente, América cayó pero no el resto del mundo con ella. China aún intentaba encontrar una cura como fuera, y tal vez aún sigan en ello los supervivientes que hayan quedado. Europa cayó, Australia también. Rusia fue la última en caer y con ella todo el planeta. El último país fue China, que tenía más información que todos los demás países, cuyos científicos conocían lo que pasaba desde el momento que empezó pero ni con armas nucleares pudieron con todos ellos. Los zombis se cargaron a casi todos, como en el resto del mundo. Y solo dejó, o eso espero, a los más afortunados, valientes, fuertes o a quién Dios quisiera que quedara, los supervivientes.
Y esto pasó hace menos de una semana. Todos los gobiernos y organizaciones se vinieron abajo, ya no quedan nada de ellos, solo queda pequeñas agrupaciones de supervivientes que tratan de salvar a gente e intentar que sobrevivan, encontrar una cura y matar a todos los zombis para acabar con este maldito apocalipsis. Una de esas agrupaciones es La Llama, este sitio parecido a una gran cárcel pero que es segura.
Segura hasta cierto punto. Lo que me obligan a hacer hoy no es nada seguro. Entiendo que lo hacen por salvar a la humanidad pero yo no estoy preparado ni física ni psicológicamente para ello.

Apocalipsis Zeta - Parte 2: Cazadores de zombisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora