ESPECTÁCULO

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JACK:

Cuando termino mi horario de limpieza por la mañana, voy a la enfermería donde encuentro a Maya descansando, durmiendo.
Me siento en el sillón que hay al lado de su cama y me quedo mirándola, haciendo un gran esfuerzo por no llorar.
Tiene puntos en el lado derecho de la frente, por donde Mary le golpeó contra la pared. Por culpa de ella perdió la memoria y ahora no me recuerda. Es increíble como en un segundo he perdido al amor de mi vida.
Todavía recuerdo cuando se despertó y me miró a los ojos sin reconocerme.

- ¿Quién eres tú?- me dijo y al principio creí que estaba bromeando, después pensé que estaba confusa porque se estaba despertando.
- Soy yo, Jack- le dije asustándome.
- ¿Jack?- preguntó Maya entrecerrando los ojos-. No conozco a ningún Jack. ¿Dónde estoy?- dijo mirando el lugar.
- En la enfermería. En La Llama. ¿Qué te pasa, Maya?
- ¿Cómo sabes mi nombre?- preguntó ella asustada-. ¿Y qué es La Llama?
- Es un fuerte. Y te conozco porque somos amigos...- dije ya preocupado-. ¿Por qué... por qué no recuerdas?
- Sí recuerdo. Estaba con mi hermana en mi casa cuando escuché que alguien llamaba a la puerta. Por la tensión que había en casa sabía que estaba pasando algo malo. Mi hermana y yo nos escondimos en el armario mientras mis padres se disponían a abrir la puerta y atacar a... a quienes fueran. Estaba muy asustada. Cerré los ojos, rezando por que no les pasara nada y ahora estoy aquí, en una enfermería. ¿Por qué?- preguntó mirándome, confusa.
- Porque...- me esforzé por no llorar y desmoronarme delante de ella-... porque te atacaron...
- ¿Y mis padres? ¿Y mi hermana? ¿Están bien?- dijo preocupada.
- Sí, sí- la tranquilicé, no quería alterarla, tuve que mentirle-. Están bien. Ellos están... en otro fuerte.
- ¿Otro fuerte? ¿Por qué estamos aquí? ¿Qué está pasando?
- El mundo se ha vuelto peligroso pero ellos están bien- le mentí.
- ¿Cuándo podre verlos?
- No lo sé. Espero que pronto. Todo esto te resultará muy raro. Si quieres hablar con alguien, puedes contar conmigo- sonreí levemente, con un nudo en la garganta, a punto de llorar.
- ¿Cómo sé que puedo confiar en ti? Ni siquiera te conozco...
- Bueno...- suspiré, al borde de las lágrimas-. No conoces a nadie más aquí, creo...- dije encogiendome de hombros.
- Vale, ¿cómo decias que te llamabas?
- Jack- susurré y la miré mientras me levantaba de su lado-. Tengo que irme. Luego volveré a verte- le dije y salí corriendo de la enfermería para dejar que mis lágrimas brotaran de una vez, para desahogarme.
Acababa de perder a Maya. No podía decirle que éramos novios si no lo recordaba, eso sería muy rastrero. Pero no podía rendirme tan facilmente. Volvería a reconquistarla. Si pude una vez, podré otra vez.

Luego fui a ver a la enfermera que atendió a Maya y me dijo que, efectivamente, había sufrido una pérdida de memoria ya que el golpe había sido tan fuerte que había afectado al área del cerebro que se encarga de los recuerdos. Yo insistí en si podría curarse y recuperar la memoria pero la enfermera me dijo que para que recuperara la memoria tendría que ocurrir un milagro, tenía un diez por ciento de probabilidad de recuperarla entre cien.
Así que me fui a llorar desconsolado a mi habitación. Allí me encontraron Rachel y Roxanne que intentaron consolarme.
Cuando conseguí serenarme, la tristeza dio paso a una gran sed de venganza pero Rachel me paró y me dijo que Mary estaba realmente arrepentida, que la dejara, que ella no volvería a hablar conmigo si yo no quería y se alejaría de mí. Y más le vale porque como me dirija la palabra, le haré lo mismo que le ha hecho a Maya, y peor.

Le cojo la mano a Maya y le acaricio el dorso de su mano mientras duerme.
Le acaricio la frente apartandole un mechón de pelo y le doy un pequeño beso en la mejilla.
Eso parece despertarla.
- Hola, Jack- me dice sonriendo y por un instante creo que ha recuperado la memoria o que todo ha sido una broma de mal gusto pero veo en su mirada que soy un completo desconocido para ella.
- ¿Cómo estás?- le pregunto sonriendo levemente, intentando ocultar mi tristeza.
- Bien. Ayer tenía mareos y dolor de cabeza pero ya hoy me siento perfectamente. ¿Cuándo van a dejar que me vaya?
- Pronto- le sonrío.
- Bien- me sonríe-. Tengo ganas de saber lo que pasa fuera y cómo es este lugar.
- Este lugar es seguro comparado con lo que sucede fuera- le digo, con intención de contarlo la verdad, a medias, antes de que se entere por otras personas.
- ¿Qué pasa fuera? ¿Por qué es tan malo?
- ¿Crees en los monstruos?- le pregunto mirándola.
- No- niega Maya con la cabeza-. Bueno, sí, hay personas malas, esos son los verdaderos monstruos. ¿Te refieres a esos?
- No, los que llamaron a tu puerta aquel día no fueron personas.
- ¿Y entonces?- pregunta, desconcertada.
- Zombis.
- ¿Qué?- dice, escéptica.
- Muertos vivientes.
- Sí, sí, ya sé lo que es. Pero eso no existe- se ríe-. ¿Por qué me cuentas eso?
- Porque es la verdad. Estamos aquí para conservar la raza humana. No quedamos muchos.
- Jack. Basta. No tengo ganas de escuchar tonterías- se queja Maya.
- No es ninguna tontería...
- Entonces quiero ver a esos zombis- dice con una risita.
- No podemos. Nadie puede salir se este fuerte- le digo con una mueca.
- Entonces mientes. No te creo- me dice obstinada.
- Bueno...- suspiro-. Al menos lo he intentado- digo para mí.
- ¿Intentado el qué?
- Decirte la verdad- le digo serio-. Cualquiera puede afirmartelo.
- ¿Ah, sí?
Maya llama a una enfermera que pasa por delante, no es su enferme. Le pregunta si los zombis existen. La enfermera le dice que claro que sí aunque ella prefiere llamarlos mordedores, lo dice como si fuera obvio.
Maya se queda estupefacta y luego me mira a mí negando con la cabeza.
- Sigo sin creerte. Seguro que la enfermera está compinchada. Esto tiene que ser una cámara oculta- dice ella, sin creer la verdad aún. La entiendo, yo tampoco me lo creería.
- Has acertado- le digo con una sonrisa divertida-. Esto es un reality show y hay cámaras por todos lados. Personas de todo el mundo está atentos a nosotros ahora mismo. Somos su espectáculo.
- ¿En serio?- dice como si se lo creyera.
- No- me río-. Te decía la verdad pero si no quieres creerme, adelante- suspiro y le beso en la frente aunque se extrañe al hacerlo-. Descansa. Cuando te den el alta, dile a un guardia que te acompañe a tu habitación. Es en el Ala 5. Él sabrá donde está.
- ¿Te vas?- me pregunta triste.
- Tengo que irme a almorzar y luego a trabajar.
- ¿Trabajar? ¿En qué?
- Limpiador- suspiro-. Después vendré a verte si sigues aquí- le sonrío levemente.
- Espera- me llama-. Es solo que... me aburro- suspira-. No conozco a nadie más aquí y tú eres el único que se ha preocupado por mí. Decías que me conocías, que éramos amigos pero yo no lo recuerdo. ¿Por qué?
- Bueno, nos conocíamos de vista pero el golpe te habrá echo olvidar algunas cosas...
- ¿Pero... por qué te preocupas tanto por mí si solo nos conocíamos de vista?- pregunta entrecerrando los ojos.
- Porque...- me encojo de hombros-. Alguien tenía que hacerlo. No conoces a nadie aquí.
- Gracias- me sonríe amablemente y asiento intentando sonreir.
Cuando salgo, dejo escapar algunas lágrimas y me dirijo al comedor.
En una mesa veo a Rachel y Roxanne y empiezo a dirigirme hacia allí pero me paro al ver que también está Mary y me voy hacia una mesa que está sola.
Empiezo a comer la sopa de mi bandeja. No está muy buena pero es lo que hay. Antes no me gustaba casi nada, era muy delicado con la comida pero aquí he aprendido a comer cualquier cosa sin rechistar. Era eso o morirme de hambre. Al menos algo bueno tiene el nuevo mundo.

Apocalipsis Zeta - Parte 2: Cazadores de zombisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora