Keeping It In The Dark (Dejémoslo En La Oscuridad)

Cap. 10. El club de tenis de toda la vida.

Empezaba un nuevo día y Abby se levantó muy motivada, hoy era su día. Jhona esperaba siempre a Abby en la misma esquina para ir juntos a clase, compraban un café y daban un paseo.

 -Ohh nuevo look-. Exclamó Jhona al ver a Abby. 

 -¿Nuevo look? ¿Por qué lo dices?-. Abby sabía perfectamente a que se refería Jhona.

 -Chica, esa camiseta no es nada tu estilo, cambia completamente tu aura-. Jhona se acercó a Abby. -Pero no sé por qué, creo que esa camiseta tan fea no es solo un look para ti-. 

Jhona empezó a caminar con Abby. Abby y Jhona tenían esa típica amistad de años y años. Esa que empiezas en el cole porque a los dos sois unos marginados. Jhona y Abby siempre tuvieron las mismas metas. Y cuando Abby aplazó algunas de sus asignaturas, Jhona como fiel amigo decidió hacer lo mismo. Y no tenía nada que ver con que el fuera un vago, su escusa perfecta era que quería acabar la carrera con su gran amiga. Jhona lo sabía todo sobre Abby. Él siempre presumía de ello. Aunque ahora ya no fuese así. Abby ni loca iba a contarle su romance fugaz con Cayden, era un chisme demasiado jugoso y Jhona sería un tipo genial y todo lo que tú quieras, pero el cotilleo era su pasión y en esto había demasiado en juego. y no es que Abby no sé fiara de Jhona, vamos seamos sinceros, hasta Abby dudaba de que si alguna vez le llegaba algo tan jugoso, podría guardar tan valiosa información. Los dos eran unos Drama Queen.

 En la entrada de la universidad se encontraban con el resto del grupo. Jenny y Kaia que eran culo y mierda, Abby siempre era la tercera en discordia. Varios amigos que Abby no se molestaba ni en prestar atención y Luka por supuesto.

 -Abby, había pensado en que si tienes que cuidar hoy de tu abuela puedo ir a tu casa y llevo algo de cenar, luego podemos ponernos una peli-. Luka sonrió. 

-Bueno, tendría que preguntarle a ella porque no le suelen gustar mucho las visitas de desconocidos. Ella es muy especial con quien entra en casa ya sabes...-. Abby aceleró el paso.

 Luka os puede parecer super cute por estas cosas. Pero Abby estaba muy cansada de decirle que no. 

 -Abby, si te va mal lo dejamos para otro día-. Luka se puso a caminar al lado de Abby. 

-Si, me va mal. Ya lo hablamos-. Abby entró en clase y seguidamente Luka hizo lo mismo.

 A Abby no le gustaba que la agobiaran. Luka era demasiado intenso para ella. Cayden entró en clase y como era de costumbre cuando entraba el profesor todo el mundo se sentaba. Abby se quedó de pie. En ese momento Cayden dirigió su mirada hacia ella y se quedó paralizado. Abby había hecho eso a propósito. Llevaba puesta la camiseta del club de tenis de Cayen, que él le prestó para poder volver a casa el día después de dormir juntos. Cayden se quedó unos segundos mirando. No iba a caer en su juego.

 -Abby todo el mundo está sentado, ¿Por qué no haces tú lo mismo?-. Cayden se puso delante de la mesa del profesor y se sentó en ella. 

 -Si un momento-. Dijo Abby y saco de su bolsillo una piruleta, la desenvolvió y empezó a comerla. Era una clara provocación, pero Cayden intentaba controlarse, intentaba no caer en se jugo. Abby se sentó. La clase transcurrió con normalidad y cuando sonó el timbre Cayden se dirigió a Abby.

 -¿La delegada de clase quien es?-. Cayden sabía que Abby odiaba ese nombre. 

 -Yo, ¿Por?-. Abby estaba guardando sus cosas en su bolso. 

-Quédate, tengo que hablar contigo-. Cayden miró hacia abajo y sonrrió. 

Abby esperó a que todos los alumnos salieran por la puerta y se acercó a Cayden. 

-Señor profesor, ¿Qué desea? -. Dijo Abby con tono de broma.

 -¿A qué estás jugando?-. Cayden se acercó a ella y se quedó a pocos centímetros de su cara.

 -A nada-. Abby tragó saliva.

 -¿A nada? Ya... ¿Y esta camiseta? ¿La llevas porque te gusta o es que son tendencia los clubs de tenis de hace años?-. Cayden cada vez estaba más cerca de Abby. 

Ella se estaba poniendo muy nerviosa. Cayden la cogió por la barbilla y junto su pelvis contra la de ella mientras deslizó su mano por la cintura de Abby.

 -¿Sabes cual es una de las ventajas de ser mayor que tu Abby?-. Cayden clavo su mirada en la boca de Abby que aún tenía la piruleta, mientras mordía su labio inferior y deslizaba suavemente su mano por la mejilla de Abby. 

 -No dímelo-. Dijo Abby con la voz entrecortada.

 -Que no me puedes ganar en estos juegos Abby, tengo muchísima más experiencia que tú-. Cayden le sacó la piruleta a Abby de la boca y se la metió en la suya. Se apartó bruscamente de ella cogió sus cosas y se marchó.

 Abby se quedó allí unos instantes intentando asimilar que había pasado. Joder estaba cochinísima. Su corazón le latía demasiado rápido y sus piernas le temblaban demasiado.

 Cayden llegó a su despacho y se sentó en su silla entonces respiro profundamente, Había tenido un autocontrol brutal para hacer eso. Y es que Cayden no podía dejar de pensar en Abby. Recreaba esa noche en su casa todos los días. Estar tan cerca de Abby solo le había recordado ese olor que ella tenía, ese aroma que tenía metido en su cabeza y en sus sabanas.