¿Alguna vez habéis oído hablar de ese dicho que dice: "La vida esta compuesta de pequeñas casualidades"? ¿O también ese dicho que dice: "El mundo es un pañuelo"?.
Pues está historia se compone en parte por esto. Por increíbles casualidades, pero también de muy malas decisiones... Y Abby y Cayden lo vivirían en su propia piel.
Era una noche de viernes cualquiera y Abby se preparaba para otro fin de semana aburrido. Y no es porque no saliera, sino porque los clubs que elegían sus amigas para salir eran siempre los mismos y a Abby le gustaba conocer sitios nuevos, pero sus amigas eran de ideas muy fijas. Mientras arreglaba su larga melena negra y maquillaba esos enormes ojos marrones pensaba hasta que punto le seguía compensado arreglarse para esa noche. Una noche igual que todas las demás. Ella era una persona muy espabilada e independiente. Su abuela siempre le decía que había heredado el fabuloso cuerpo de su madre y la increíble piel de su padre, suave sin ni siquiera ponerse productos para ella, pero el carácter de su abuela, de firmes ideas y con una personalidad que atrapaba a cualquiera. Un poco cabezota pero con un gran corazón. Ella era una chica de 24 años que aún estaba en la universidad. Según lo que ella siempre decía se preparaba para ser la historiadora del siglo. La historia era algo que le apasionaba. Disfrutaba con los cotilleos de la familia Tudor como si fueran cotilleos de este siglo. Este era su último año, nunca lo admitiría pero ella tenía ese espíritu universitario típico de Boston, aunque siempre lo negará porque odia esos estereotipos sobre su ciudad. Además estaba en una clase dónde la mayoría tenían su edad, era gente que por ciertas razones había tenido que ir aplazando asignaturas y graduarse más tarde de lo normal. Este era su último año y tenía pensado que fuera el año de su vida y... En cierta manera lo fue.
Abby estaba ya acabando de vestirse con un fabuloso vestido negro cuando una de sus amigas, Kaia la frenó.
-Abby, de verdad, ¿Por qué quieres cambiar? Ya sabes que donde vamos hay chicos guapos, buena música y el alcohol no está por las nubes-. Kaia era una chica que destacaba mucho, rubia con ojos azules, un tipazo de infarto, tenía las tetas más grandes que podrías imaginar y ella presumía mucho de estas. La típica chica de sueño americano. Por eso le jodía tanto que Abby siempre ligara mas que ella. "Es que en esta zona va más lo exótico" decía siempre Kaia como escusa.
-Chicas... Abby saltó con su último grito de esperanza. -En serio confiad en mí, he oído de un sitio donde hay ambiente y la música está bien. Además, no únicamente se puede bailar, hay un billar, por ejemplo, así podríamos hacer más cosas que solo movernos como robots toda la noche con la misma música de siempre-. Abby se sentó en una silla delante de Kaia y Jenny mientras estas se maquillaban.
Las chicas se miraron con resignación y dejaron las brochas en la mesa.
-Abby, con cariño pero las pocas veces que has elegido tu el lugar hemos acabado en sitios muy raros-. Dijo Kaia.
Kaia era una chica 100% de ciudad. Odiaba todo lo que no fuera "Súper de alta clase" como decía ella, pero luego era la típica que se metía el vodka de garrafón como si fuera simple agua.
-No sólo eso, la música de esos antros apesta-. Dijo Jenny con resentimiento.
Jenny era una chica muy alta, algo que siempre la tenía acomplejada, pero tenía un pelo pelirrojo y unos ojos verdes que hacía caer rendidos a muchos.
-Abby, es tu última oportunidad ¿vale?-. Kaia suspiró. -¿Donde tienes pensado ir?-.
Abby se puso muy feliz. -Chicas es un sitio que me han dicho que esta muy bien os lo prometo, gracias, gracias. Chicas os quiero-. Abby se levantó y siguió arreglándose.
Esta era de las pocas veces que Abby ganaba la batalla. Estaba feliz de que por fin sus amigas le dieran la oportunidad de hacer algo nuevo y que se saliera de sus rutinas.
Kaia conducía el coche, el lugar estaba bastante lejos del centro. De hecho cuando llegaron, en el parking, solo había dos coches. Abby tragó saliva. Sabía que sus amigas empezarían en nada a despotricar el sitio. Ambas tenían la lengua bien afilada y Abby sabía que de un momento a otro iban a desenfundarla.-Madre mía...-. Kaia empezó a mirar el lugar de arriba a abajo y le echó una mirada de desaprobación a Abby.
-Puede que dentro este mejor-. Replicó Abby.
Entraron al bar, estaba casi vacío, al fondo una barra, a los lados del local había unas sillas y unas mesas, pero solo una estaba ocupada por un grupo de hombres, en medio de este una mesa de billar antigua y al lado de la puerta una mesa de Dj vacía.
-¡Esto es un antro! - Dijo Jenny.
Jenny que era una chica de pueblo que se pasaba el día en ferias, pero ahora desde que vivía en la gran ciudad se le había olvidado de dónde venía. La influencia de Kaia tenía mucho que ver, en cierto modo Jenny estaba desesperada por parecerse a Kaia, todos lo sabían. Era la típica que vivía atreves de sus amigas en vez de tener una vida y opiniones propias.
- Nos vamos Abby-. Replicó Kaia.-No pienso estar aquí y perder una noche de fiesta en este antro de mala muerte.Jenny y Kaia se dieron media vuelta con la intención de largarse de allí.
-Yo me quedo-. Abby muy segura de sí misma se dirigió a la barra. -Una cerveza por favor-.
-Pues nosotras nos vamos. Kaia y Jenny se dirigieron a la puerta y contemplaron a Abby sentada en el taburete de esa barra reflexionando si realmente la iban a dejar ahí.-¿Enserio se va a quedar aquí? Que fuerte-. Le dijo Jenny a Kaia.
- ¿Que hacemos?-. Kaia miró a Jenny con cara de frustración.
Se quedaron unos segundos más mirando a Abby.
-¿Sabes que? que le den siempre igual con sus tonterías-. Kaia cogió el brazo de Jenny y la sacó del local.
Jenny como de costumbre no cuestiono a Kaia ni un segundo.
Abby vio como sus amigas se marchaban, pero no las iba a seguir, era demasiado orgullosa para eso. Esperaría a que se largaran para llamar un Uber y volver a su casa. Le molestó que ni le dieran una oportunidad al local "¿Que mas da que esto sea un antro? ¿Lo importante no es estar las tres juntas y pasarlo bien?" Pensó Abby.
A veces pienso que Abby sólo era amiga de ellas por pura supervivencia, es decir, esta no era la primera vez que despreciaban a Abby de esta manera. Entonces os preguntareis ¿Por qué Abby las aguanta? Puede que fuera porque eran del mismo grupo y no quería crear conflicto o puede que fuera simplemente para pasar el rato. La cuestión es que ni Abby sabia porque las seguía aguantando a estas alturas. Ni yo tampoco. Y entonces se te viene a la cabeza la pregunta que todo el mundo se hace cuando ve un grupo de tres... ¿Realmente funcionan?.
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Keeping It In The Dark (Dejémoslo En La Oscuridad)
Romansa¿Alguna vez habéis oído lo de "La vida esta compuesta de pequeñas casualidades"?. Pues Cayden y Abby se toparon con ese dicho de frente. ¿Que haces cuando te enamoras de la persona equivocada, en el momento equivocado y el lugar más inesperado?. Seg...