La playa

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-          Buenos días bella durmiente- la voz de Kevin no era motivación suficiente para abrir los ojos y levantarme de la cama.

Cuando noté que un peso cayó brutalmente junto a mí en la cama, abrí los ojos inmediatamente. Kevin se había tirado en mi cama. ¿En qué estaba pensando?

-          ¿Tanto sueño te da disparar a las personas? – preguntó con una sonrisa en su cara. Obviamente Jared le habría contado lo que pasó ayer.

De la playa volvimos en silencio. Ya no estaba enfadada pero seguía en shock. Estaba tan cansada tanto física como emocionalmente, que al llegar a casa me duché y acto seguido caí en un profundo sueño. Kevin no estaba en casa y no le pude contar nada. Ahora ya lo sabía todo. Aun así.

-          ¿Qué crees que haces? Estoy en pijama. Vete de aquí.- le dije completamente enserio empujándole por los hombros.

Era cierto que en las últimas semanas, Kevin se había convertido en un apoyo indispensable. Habíamos conectado perfectamente y le había cogido mucho cariño. No me venía nada mal un amigo. Sin embargo el exceso de confianza y la falta de privacidad se estaban convirtiendo en un gran problema. El tan extrovertido y yo tan introvertida. No muy buena fusión.

-          Oh por Dios, es verdad- exclamó sin llegar a moverse de la cama.- estás en pijama- empecé a notar el sarcasmo en su voz y sabía que no iba a abandonar la cama.- ¿y qué?

Era inútil. Y puede que fuese una tontería, pero para mí no lo era. El cuarto de baño era también otra historia. Cada vez que entraban pasaban por mi cuarto. Aquello era híper incómodo. Kevin ni si quiera llamaba a la puerta antes de entrar en mi cuarto. Tenía que presenciar cómo ambos salían en toalla a veces. Y peor aún, cuando Jared entraba por las noches o por las mañanas ¿y si justo pasaba por mi cama y me encontraba babeando, roncando o completamente despatarrada? No me parecía adecuado que el único cuarto de baño estuviese en mi cuarto. Más todavía conviviendo con dos hombres.

Me senté en la cama y crucé las piernas.

-          Kevin estoy completamente enserio.  Estoy harta de la falta de privacidad. No llamas nunca a la puerta y el hecho de que tengáis que entrar en mi cuarto cada vez que vais al baño me mata. – le estaba hablando mostrándole verdadera preocupación. Una de las cosas que me encantaba de Kevin era que sabía cuándo bromear y cuándo escucharme severamente.

-          ¿Tanta vergüenza te da de verdad, que venga a darte los buenos días? – preguntó ya con inquietud.- alguien tendrá que venir a despertarte ¿no? Y creo que claramente, prefieres que sea yo- dijo ya con su sonrisa característica en el rostro.

-          No es por eso, es por todo,  no sé. Serán tonterías mías.

-          Claramente

Le eché una mirada fulminante. Me respondió examinándome de arriba abajo. Mi pijama, gracias a Dios, era completamente normal. Capaz de haber sido cualquiera de los míos enteros de animalitos, navidad o snoopy. Este era largo y sin dibujitos. Sabía que no tenía por qué estar avergonzada, pero qué le iba a hacer, yo era así.

Ante mi sonrojo, Kevin respondió con carcajadas.

-          Lo siento, pero dejar de venir a despertarte con ese pijama tan sexy- obviamente estaba hablando irónicamente- no es una opción. Pero, en cuanto al baño, voy a hablar con Jared.

Al menos había ganado una de las dos batallas.

Kevin apoyó su cabeza en mis piernas

-          ¿Has visto que buen día hace hoy? De hecho, he venido a decirte que hoy entrenamos en la playa. Te libero de tus estudios por un día.

SecuestradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora