Porque es posible querer tanto a alguien en tan poco tiempo.
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Si el tiempo pasaba, no era consciente de ello.
Tras la conversación que tuvimos la noche anterior, yo no había vuelto a dar señales de vida. Estaba en modo negación, no quería aceptar nada de lo que estaba sucediendo. Y aunque lo aceptase, ¿qué es lo que se suponía que debía hacer yo, aquí encerrada, durante Dios sabe cuánto? ¿A qué debía emplear mi tiempo? Ni si quiera les conocía y ahora estaba condenada a vivir con ellos. A depender y confiar en ellos. ¿Por qué? Una pregunta cuya respuesta sabía demasiado bien, pues atormentaba mi mente constantemente. Una banda terrorista. A penas lograba conciliar más de dos horas de sueño seguidas por las noches. Por el día, no es que me sintiera mucho más segura pues imaginaba de mil maneras diferente como irrumpirían en la casa cargados de armas y mi vida acabaría con un balazo. El miedo no desvanecía porque sabía que aquello no eran hipótesis en mi imaginación descabellada. Aquello iba a ocurrir. Tarde o temprano. No sé en qué estaban pensando Kevin o Jared si creían que podían evitar esa situación, si creían que podíamos resistirles. Prolongar lo inevitable era estúpido. No es que quisiese que acabasen ya con mi vida, pero aquello ya no era vivir. El miedo, pánico y temor ocupaban mi mente diariamente. Mi cuerpo también. Las lágrimas, el temblor, las ojeras y mi rostro pálido eran ya fijos en mí.
Pasaba los días y las noches en aquel cuarto. Sentada en la cama, o abrazando mis piernas en cualquier esquina (inútil intento de querer sentirme protegida) a veces simplemente me quedaba dormida en el suelo.
Inevitablemente Jared y Kevin eran testigos de todo aquello. Pues aunque respetasen mi espacio, el cuarto de baño que estaba en aquel cuarto, era el único de todo la casa. Además hacían vanos esfuerzos porque comiese algo y me traían la comida al cuarto. Si hablaban conmigo, tampoco era consciente de ello. Estaba completamente sumergida en un trance en el que solo despertaría con la llegada de los terroristas. Con mi fin. Vivía al igual que un encarcelado esperando su pena de muerte.
La comida comenzó a ser un problema. Cuando no comía lo que me traían, solían venir ambos a mi cuarto y plantarse delante de mí un buen rato, probablemente hablándome. Así que para intentar reducir su presencia a lo más mínimo, comencé a tirar las cosas por el retrete del baño. De vez en cuando, picaba un poco de algo. Pero era estúpido. Era como alimentar un cadáver.
Todo cambió una noche. Me levanté de mi rincón en el vestidor para dirigirme al cuarto de baño. Pero ni siquiera logré dar un paso porque caí brutalmente al suelo. Perdí el conocimiento.
Cuando desperté, estaba tumbada en la cama. Jared de pie en el lado derecho de esta y Kevin en el izquierdo. Supuse que me había desmayado. Tal vez hubiesen sido solo unos segundos, yo sentía que habían sido días. Esperé que dijesen algo porque sus rostros además de preocupación estaban llenos de decepción. Como no me gustaba nada el análisis al que me sometía Jared con su mirada, giré mi cabeza a la izquierda.
- ¿ Sabes por qué te has desmayado?- preguntó Kevin
Negué levemente con la cabeza. Sabía perfectamente que había sido por la falta de alimentos pero no quería tener que soportar toda aquella charla de las razones por las que necesitaba comer. Esta vez podía escuchar sus voces y no me gustaba nada. Quería volver a sumergirme en mí burbuja. Con el volumen a cero.
- Mentirnos no te va a llevar a ninguna parte. Tirar la comida en el cuarto de baño tampoco. Son dos cosas cada cual más estúpidas.
Les contesté con silencio. No tenía nada que decirles.
- ¿No vas a decir nada ? – esperó.- Como quieras. Veras Kate, aquí hay dos opciones. Comprendemos que todo esto ha sido un shock para ti y que ibas a necesitar tiempo para asimilarlo. Te hemos dado ese tiempo y espacio para que aceptes lo que te está pasando. Dos semanas para que seas libre de hacer y pensar lo que quieras. Sabíamos que tirabas la comida por el váter. Sabíamos que no podías dormir del miedo y que ni si quiera nos escuchabas cuando hablábamos. Pero queríamos que fueses tú la que pusiese fin a tu lucha interna. De verdad que queríamos que fueses capaz de aceptarlo todo y lidiar con ello. En todos nuestros casos, suele pasar lo mismo. Algunos tardan más y otros menos. Pero dos semanas son suficientes. Este es nuestro límite. Nuestro trabajo es protegerte lo quieras o no. Y claramente no lo quieres. Así que si no vas a colaborar, si no vas a poner de tu parte y vas a seguir como hasta ahora, no nos das más opción que tener que tratarte como a una auténtica prisionera. Porque aunque te dé igual perder tu vida, nuestro trabajo está en juego. Hasta aquí hemos llegado. Si tenemos que meterte la comida a pulso por la boca, lo vamos a hacer. Si tenemos que hacer turnos para vigilar que comas y que duermas, lo vamos a hacer. Y si tenemos que drogarte para que puedas conciliar el sueño, lo vamos a hacer. Entérate que estamos aquí para protegerte.
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Secuestrada
RomanceAntes de que acaben las vacaciones de verano y de que empiece su último año en el colegio , la vida de Kate da un giro de 180 grados, cuando es víctima de un inquietante rapto. La que debería haber sido la mejor noche del verano se convierte en la...