Pipper

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Dejé en segundo plano la presencia de aquella misteriosa infiltrada y dirigí toda mi atención hacia Jared. Me estaba mirando. Dejando a un lado la venda que cubría parte de su cabeza no parecía en absoluto que acabase de sufrir un accidente mortal. Lo miré directa a los ojos. Cuánto había echado de menos esa sensación que me provocaba tan solo el mirarle.

Decidida corrí a su lado. Quería manifestarle mi alegría y alivio en un abrazo sincero y entusiasta. Jess se interpuso rápidamente en mi camino y me retuvo cogiéndome por la cintura. La mayor cara de desprecio apareció en mi rostro dirigiéndose hacia él.

- Un abrazo tan energético como ese y nos aplastas a Jared. Te recuerdo que viene de estar ingresado y que son precisamente las costillas, lo que tiene más débil.

Aquello sacó un par de sonrisas en la sala. Lo cierto era, que si no me hubiese parado, iba directa a abrazar con todas mis fuerzas su costado. Qué falló. Avergonzada y por supuesto con mis mejillas coloradas, contesté un leve – upss – mirando fijamente al suelo.

Ahora las sonrisas cobraron voces, y entre las risas también había una femenina. Pero sobretodo, escuché la suya. Jared. Pocas veces tenía la oportunidad de hacerlo y después de todo lo que había pasado, escucharlo reír era un auténtico milagro.

Jess se hizo a un lado, y me indicó con sus manos que tenía vía libre. Ahora que el impulso había desvanecido y tenía los ojos de todos los de aquella sala clavados en mí, estaba bastante cortada. Jared por contra, parecía divertido con toda aquella escena. Disfrutaba con mis vergüenzas. Completamente insegura y con la mayor delicadeza posible, extendí mis brazos hacia él. Incluso poniéndome de puntillas era difícil abrazarlo por el cuello. Pronto sus manos rodearon mis caderas y la poca distancia que yo había dejado entre nosotros fue eliminada completamente. El estómago se me encogió de felicidad y de la electricidad que suponía cualquier contacto con él. Justo después de que me besara la cabeza, haciendo olvidar todas mis penas y sacándome una sonrisa de oreja a oreja, alguien decidió aplastarme por detrás y unirse al abrazo. Estaba claro que era Kevin.

- Venga familia, yo creo que ya es suficiente. Vamos a dejar que Jared se siente, que por mucho hombretón que sea acaba de salir de una operación. – esa voz femenina, lógicamente tenía que ser de ella.

Ya no podía más con la intriga. ¿Quién era, qué estaba haciendo aquí y quién narices se creía que era para decidir cuando tenía que dejar de abrazar a Jared?

- ¿Qué pasa Piper? – saludó Kevin mientras se encaminaba a abrazarla. Genial, así que eran amigos. – Siempre me ha encantado cuando los celos sacan tu lado gruñón.

- Lo cierto es que estoy celosa- contestó mientras que le devolvía el abrazo. – Nunca me ha tocado proteger a alguien con quién haya tan buena relación. Al menos no desde Lily. Sois muy afortunados, aunque supongo que el principal mérito aquí está claro. – Se dirigió hacia mí. – Es de ella. Hola Kate, yo soy Piper- sonrió estrechándome la mano.

Así que no solo era especialmente guapa sino bastante agradable. Era rubia, con un tono más oscuro al mío y con una forma bastante más ondulada. Me sacaba por lo menos una cabeza. Sus ojos concordaban perfectamente con el color dorado que iluminaba su piel. Y una sonrisa perfecta parecía no abandonarla nunca. Lo peor de todo, es que sabía que no podría odiarla. Estaba convencida de que iba a ser ese tipo de personas a las que no se podía si quiera intentar odiar porque tenían una personalidad demasiado agradable y completa. Genial.

Le sonreí extendiéndole mi mano.

- ¿Tú también eres... - ¿ qué nombre se supone que debía darle? ¿agente?

SecuestradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora