- Kate, Kate, Kate. ¿Es que acaso nunca te han dicho que a los desconocidos no se les abre la puerta y que las apariencias engañan? -
Solo podía pensar en aquella arma apuntándome. Era lo único en lo que mis ojos, mi mente y mi cuerpo se centraban. ¿Dónde narices estaban Jared y Kevin? ¿Por qué estaban tardando tanto? ¿Deberían de estar al llegar no? Y aun así había una voz interna que me decía: actúa. Actúa ya. Haz algo. Tal vez fuese una voz masculina que ahora más que nunca echase de menos o tal vez fuese yo, que gracias a tantos entrenamientos había aprendido algo.
Levanté mi vista hacia el hombre. Me sonreía como un auténtico lunático pero mi instinto me decía que no iba a matarme. Al menos no aquí y ahora porque si no, ya hubiese disparado. Tampoco iba a tantear mi suerte. El momento de actuar había llegado.
En un único movimiento me escondí tras la barra de la cocina y agarré tres cuchillos. Uno grande y afilado y dos más pequeñitos.
- ¿De verdad piensas que esconderte ahí te va a servir de algo? ¿Ese es tu plan maestro?- su voz se metía en mi piel como el veneno de una serpiente. Paralizándome.
Con movimientos bruscos y rápidos logré meterme uno de los cuchillos pequeños en el botín, pero no sin antes cortarme media planta del pie. Sabía que aquella tajada debía de preocuparme pero lo único que podía pensar es que había escondido un arma que más tarde podría salvarme la vida. Decidida me levanté y sin darle tiempo suficiente para que supiera qué iba a hacer, le lancé el otro cuchillo pequeño. Desgraciadamente solo consiguió hacer un corte superficial en el ante brazo antes de caer al suelo.
- Vaya, los cuchillos. - dijo mientras que se inspeccionaba la herida. Actuaba como un auténtico sicópata. ¿Por qué hablaba tanto? Su actitud era lo que más me aterraba.- Esa ha sido una buena ocurrencia, pero ¿ahora qué?
Seguía sosteniendo el cuchillo grande en la mano, situada aún tras la barra. Joder. Jared. Kevin. Necesitaba que apareciesen por la puerta YA. Tenía que ganar tiempo.
- ¿Quién eres? - pregunté en un tono en el que apenas se escuchaba una palabra. No era capaz de hablarle. ¿Y si por hacerle una pregunta si quiera decidía apretar el gatillo?
- Alguien a quién no deberías de haberle abierto la puerta - contestó sarcástico con los ojos fijos en mi pistola.
Estaba tan centrada en buscar una manera de salvarme que el disparo me cogió por sorpresa. Escuché el sonido de aquella pistola al tiempo que la bala alcanzó el cuchillo tirándolo al suelo. Mi cuerpo reaccionó saltando hacia atrás y alzando las manos. Acababa de dispararme. El corazón me latía tan rápido que nubló mi conocimiento. Iba a desmayarme. No podía. Si lo hacía, todo estaría perdido. Luché por traer de vuelta mi conocimiento. Tenía que defenderme. Vamos.
Estaba completamente indefensa. Lo único que me quedaba era el cuchillo del zapato.
- Tu cuchillo, me estaba poniendo nervioso.
¿Significaba aquello que no iba a dispararme más?
Sabía que por mucho que me costara tenía que entretener aquel hombre en la medida de lo posible y así ganar tiempo para que Jared y Kevin llegasen. La idea de que no lo hicieran a tiempo estaba descartada o acabaría desmayada definitivamente.
Sentí que aquel hombre me estaba mirando fijamente. Y cuando seguí la trayectoria de sus ojos, entendí porque. No me había dado tiempo a ponerme una camiseta. Y tal vez debería haber sentido vergüenza o asco pero lo único que podía sentir, desde el momento en que había aparecido, era pánico. Se apoderó de mí en el momento que me apuntó con aquella pistola.
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Secuestrada
RomantizmAntes de que acaben las vacaciones de verano y de que empiece su último año en el colegio , la vida de Kate da un giro de 180 grados, cuando es víctima de un inquietante rapto. La que debería haber sido la mejor noche del verano se convierte en la...