Era increíble la suerte que Daniel y Jonah tenían en la vida. Tenían la suerte de encontrarse a los siete años y desde entonces ser inseparables, pasaron tantas cosas juntos, tantos años, era lo único que Daniel pensaba mientras veía a Jonah apagar las velas del pastel que él mismo había hecho.
Levantó la cabeza y vio sus padres al lado de sus hermanos, al lado de los abuelos de Daniel y a Autumn, fue en cámara lenta, podía ver a todos aplaudir sonriendo. Era algo extraño tener gente ahí, en el departamento que solo compartía con Daniel y nadie más. Después volteó la cabeza y vio a Daniel sonriendo, sin aplaudir por que sabía que Jonah no era fan de los aplausos.
Recuerda ver a este niño pelirrojo en una mesa solo en el fondo del salón, playera azul sobre una playera blanca de manga larga y jeans. Le causó curiosidad el por qué un ser tan bonito estaba solo, se acercó y se sentó a su lado, pudo ver las pecas de Daniel y en su mente, mientras hablaba con él, se prometió no alejarse de ese niño.
Ese niño que algun día fue un completo desconocido se convirtió en lo más importante de su vida. Ahí, en ese momento cumpliendo veintiséis años, ese niño en el que tuvo un enamoramiento desde el primer día donde todos estos detalles de Daniel lo habían hipnotizado, ese niño que se había convertido en un alfa, quien había pasado de ser su amigo a su novio, a su alfa, al amor de su vida, 19 años después de conocerse estaban aquí, juntos, felices.
- ¿Veintiséis?, te estás volviendo viejo Joe- el alfa rió, sentándose en la encimera viendo a Daniel meter varios trastes al lavavajillas.
- Lo dice quien tiene veintiséis desde hace meses-
- Yo soy un bebé, ¿entendido?, tu eres un viejo- Jonah rió- Autumn estaba demasiado ebria para hablar con Almendra, así que la mande a dormir-
- Es una niña- murmuró y Daniel rió- Llamaré a Alme y diré que su omega sigue viva, solamente que un poco ebria-
- Suerte con eso-
Jonah bufo divertido antes de levantarse para ir por su celular para llamar a Almendra. Daniel acabó de limpiar todas las cosas que habían utilizado y limpiar las encimeras. Al terminar fue hacia su habitación, donde Jonah reía viendo por la ventana aún en la llamada con Almendra.
Daniel sonrió antes de entrar al baño, tomó un par de broches para el cabello para ponérselos y detener su cabello mientras se desmaquillaba y lavaba su cara. Mientras quitaba el delineador de sus ojos Jonah entró al baño y le sonrió a Daniel.
- Adivina un secreto- Daniel sonrió y pensó por unos segundos.
- Compraste el pastel, no lo hiciste- Jonah rió y negó- Uhmm Alex está dormido en el sofá-
- Ese no es un secreto- Daniel sonrió- Creo que sé suficiente francés, ¿no crees?-
- Claro, si eso piensas- Jonah picó un costado de Daniel con su dedo índice.
- Un mariage pour nous-
Daniel se dejó de mover y conectó su mirada con la de Jonah quien ya lo veía por el espejo, después lo vio levantar su mano y algo brillaba entre sus dedos.
- ¿Qué?-
- Lo dijiste hace años, ¿aún quieres eso?- Daniel sonrió antes de bajar la cabeza- ¿Aún una parte de ti quiere casarse conmigo cupcake?-
- Hace mucho no me llamas así- dijo levantando su cabeza- Eres más tonto de lo que creí-
Jonah frunció el ceño y Daniel se dio media vuelta para ver a Jonah, labios curvados en una sonrisa, brillos en sus ojos, una marca en su cuello, pasó su mano por el cabello de Jonah que había vuelto a ser corto hace unos meses.