Se supone lo convencional al casarse era tener amigos y familia reunida para celebrar el amor de las personas que se casarian. Bueno, el asunto, era que Daniel y Jonah no eran de celebrar con personas, jamás les habían gustado las fiestas.
Y cuando se dieron cuenta que planear una boda era probablemente lo más complicado que planearian en sus vidas y que aparte realmente no les interesaba tener una gran fiesta. Decidieron consultar con los abuelos de Daniel.
Quienes se ofrecieron a planearles una pequeña boda, que se llevaría a cabo en su jardín. Lo cual tenía sentido considerando que aparte de tratar planear una boda, tenían que hacer una mudanza, por que con el trabajo de Jonah y el trabajo de Daniel (además de un poco de apoyo de parte de la abuela de Daniel) habían logrado comprar un penthouse, del cual básicamente ambos alfas se habían enamorado.
Así que se supone acabarían la mudanza antes de la boda, tenían tres meses, esa tarde cuando Daniel llegó al departamento vio a Jonah hablando en el celular, hablando como si el francés fuera su lengua materna.
Daniel sonrió, quitándose el abrigo al igual que la bufanda y colgando ambos en el perchero. Se quito las botas que usaba y el gorro negro que cubría su cabello.
- Hola- susurró dejando un beso en la mejilla de Jonah antes de seguir su camino a la habitación. Una vez ahí fue al baño, mojando una toallita de algodón con desmaquillante pasándolo por debajo de sus ojos.
Cuando acabó de desmaquillarse suspiró viendose al espejo, estaba tan cansado y estresado con todo lo que pasaba. Estaba por tener todo listo para la semana de la moda otoño/invierno, se estaba mudando a otro lugar y debía contestar todas esas preguntas que su abuela le hacía respecto a la boda.
Cerró los ojos recargando sus manos en la encimera, odiaba ver las ligeras ojeras debajo de sus ojos. No pasó mucho hasta que los brazos de Jonah lo rodearon, llegando junto con varios besos que fueron dejados en su cuello y clavículas.
- Respira- susurró Jonah aún dejando besos sobre la piel de Daniel.
- ¿Aún es tiempo para escaparnos y casarnos sólos?-
- Pensé que odiabas esa idea- Daniel dejó caer su cabeza en el hombro de Jonah, sintiendo aún los besos que Jonah dejaba alrededor de su marca.
- Creo que la estoy considerando-
- Cariño, todo estará bien- Daniel sonrió- ¿Solo hacen falta seis diseños, no?-
- Cuatro, hice dos hoy- Jonah sonrió contra la piel de Daniel.
- Eso es excelente- susurró- En dos días estaremos en el otro lugar y solo tendrás que concentrarte en tus diseños, ¿de acuerdo?, le diré a tu abuela que desde ahora solo me llame a mi para lo de la boda-
- ¿Y tu trabajo?-
- Por dos razones Arthur me contrató, ¿sabes cuál es una de esas razones aparte de mi gran talento?- Daniel suspiró- Exacto, tu abuela, ¿quién es su proveedor de vino?, tu abuelo y básicamente estoy ahí en los turnos donde se llena el restaurante Dan, así que tengo más tiempo libre que tu-
Entonces Daniel abrió sus ojos y se volteó para besar a su alfa, amaba esta parte de su día, donde podía sentir el peso dejar sus hombros y entrar en relajación tan pronto Jonah lo rodeaba con sus brazos.
- Nao dijo la cosa más estúpida del mundo- murmuró Daniel después del beso enterrando su cara en el cuello de su alfa.
- ¿Volvió a repetir eso de que las hadas no existen?- Daniel rió, esa, esa ahí era la razón más estúpida por la que había oído discutir a Jonah con alguien más.