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Por la garrita

Edad: 7.

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La menor veía con preocupación las noticias, veía cuánta gente había muerto y cuántos héroes casi lo hacen, siempre era lo mismo. No podía dejar de estar preocupada, veía a su papá que se tenía que ir todas las noches y cuando despertaba estaba durmiendo a su lado, lleno de heridas.

¿Y si le pasa algo? No podía evitar pensar en eso, como tampoco hacer un puchero tratando de aguantar el llanto. Le preocupaba mucho su papá, no sabía que haría sin él, no quería que le pasara nada.

Escuchaba como sus compañeras se burlaban de la situación, como fingían ser héroes o villanos y pelear, no se sentía bien al ver a tantos morir en su juego. No le alegraba el día escuchar hablar a sus profesores sobre que cada vez la cosa está peor.

¿Hay algo muy malo ahí afuera? Son muchos pero no siempre el mismo, aún así eso no le relajaba, mientras más peor, siempre habían nuevos. ¿Cómo se podía acabar eso? ¿Dándoles lo que quieren? ¿Tirandolos a una isla? ¿Matandolos? ¿Llevarlos con un doctor? Su cabeza no daba para más respuestas.

Solo se terminó de lavar los dientes y se fué a acostar, dormía en la cama de su papá, él la hacía dormir antes de irse y llegaba antes de que despertara, así la niña estaba con él.

La pequeña cerró los ojos acomodándose con su gatita de peluche, no quería que su papá saliera, justo por eso no tenía sueño. Sentía a su papá junto a ella, haciéndole cariño y susurrandole un "shh, shh" con lentitud.

Le relajaba tanto, no quería dormirse para que tenga que quedarse más rato, pero su cuerpo cedía de inmediato ante los cariños de su papá. Estaba asustada por la salida de su padre, pero sus cariños en ese momento le relajaron completamente y la hicieron sentir segura, siempre era así, por eso lo amaba tanto.

Y cayó dormida en unos segundos, como si de magia tratara. Sonriendo aferrada a su peluche, llena de almohadas en los pies porque así le gustaba, llena de sábanas porque era invierno y su calentito pijama de gatito que le había comprado su papá.

Algo que le encantaba a ____ eran sus sueños, siempre soñaba cosas geniales y era todo super real, podía oler, tocar y ver. Ya era costumbre despertar y contarle todo a su papá, Shota nunca lograba comprender bien como llegaba a soñar tales cosas, pero le parecía interesante.

Aún así, después de todo lo que estaba pasando en su cabecita era normal que también soñara cosas relacionadas, muerte y pelea, su padre herido.

Las horas pasaron y soñó diferentes cosas, por último, la pesadilla. Estaban caminando junto a su papá, hablaban de hartas cosas hasta que llegó un tipo y comenzó a atacarlos, Shota la escondió detrás de un container y salió a la batalla, protegiendo a la menor.

No le gustaba lo que veía, no sabía que pasaba y dónde estaba, quería volver a su cama pero no podía. Sintió como comenzó a mojarse el piso donde estaba apoyada, no sabía de dónde salía el agua.

Pero no importaba, ya no dió más al ver a su padre muerto.

Despertó de golpe, llorando a gritos, eran recién las 3 de la mañana. Su vecina quién la cuidaba en las noches fué hasta el cuarto desesperada, revisó a la niña para ver si tenía algo pero nada, trataba de hablarle y calmarla pero nada.

Lo único que la menor hacía era gritar por su papá, se paró y fué a encerrarse al baño, se sentó en el piso y se quedó ahí, viendo sus pantalones con pipí.

Además del susto también llegó la vergüenza, se negaba a salir del baño en ese estado.

—¡Cariño, abre la puerta, por favor!

—¡Quiero a mi papá!

—Ya vendrá, ¿Okey? Pero necesito que salgas, ¿Quieres un juguito? Déjame cambiarte.

No, no cedía con nada, pero se quedó en silencio, esperando a su papá. ¿Qué haría con todo este susto? Su cabeza le dolía, además, ¿Debía hablar con su papá de esto? Siempre le contaba todo y resultaba bien, pero esto decidió callarlo porque no le parecía necesario decirlo.

Limpiaba su mejilla con sus manitas, mas no lograba nada, las lágrimas seguían corriendo sin parar, no podía sacar el puchero de su cara por más que lo intentara, de verdad se sentía muy mal. Ahí se quedó, por varios minutos, rogando que su papá llegara rápido y le abrazara.

—Hija... ¿Estás despierta? Abre, ¿Quieres hablar?

La puerta en seguida fue abierta, la pequeña no dudó en comenzar a llorar a gritos a penas lo vió, lo abrazó con fuerza y escondió su carita el el cuello de su padre.

No le gustaba esto, él debería trabajar en algo más tranquilo, estar con ella en las noches y en el día, ¿Era eso posible si quiera? No lo sabía, pero eso quería, estar con él siempre.

—¿Quieres contarme que pasó? —Shota estaba confundido, era primera vez que pasaba todo eso, nunca había tenido una pesadilla o tenido problemas con quedarse con su vecina.

Se fue a sentar a su cama, cubría a la niña con sus brazos tratando de pensar en posibilidades mientras ella se calmaba. La señora le trajo un poco de ropa y se fue, un poco de privacidad en estos momentos sería lo mejor.

—¿Nos vestimos? —La menor asintió entre todo el llanto, así que la dejó sentada mientras organizaba las prendas— ¿Te quieres bañar o vestir?

—¡No quiero que sigas haciendo eso!

—¿Qué cosa...?

—¡Ir a trabajar! ¡Ser un héroe, te vas a morir y quedaré sola! Hay muchos hombres malos allá afuera y tú vas...

—Es mi trabajo, los derroto a todos, ____.

—¡Pero uno te va a matar, siempre llegas con heridas! —La niña otra vez fue a abrazarlo, cerró los ojos con fuerza sintiendo las caricias que le daba su papá— No quiero que te pase nada...

—Hija, entrené para esto por muchos años, lo hice contigo incluso, me acompañaste en todo momento. Tienes que quedarte tranquila, no pasará nada...

De verdad se le estaba haciendo difícil en pensar como consolarla, elegir palabras correctas para estas situaciones era complicado. Suspiraba y sólo le hacía cariño, que ella esté pasando por estos momentos de nervios y estrés le hacía sentir mal.

—No me pasará nada, lo prometo, lo juro por todos los gatos del mundo y por ti.

—Eso no hará nada...

—Lo juro por la garrita.

____ solo quedó en silencio, se seguía sintiendo mal pero ver a su papá jurando de esa manera le ponía en duda muchas cosas. Sí juraba por la garrita entonces era algo serio...

—Quiero bañarme...

—Bien, entonces te vas a bañar rapidito mientras yo te coloco la estufa y preparo la cama.

La niña suspiró, no le gustaba esto, otra vez se puso a llorar, esto se estaba arreglando muy rápido a su parecer.

SEMPITERNO [ Escenarios ] #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora