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Mimos


Edad: 13

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Hoy la joven Aizawa había tenido un día cansado y horroroso, todo le salió mal. Trató de mantenerse con los ánimos pero en la última clase no logró entender nada de nada, además, se le había olvidado llevar la tarea que tenía que entregar. Salió de clases totalmente de mal humor.

Esa fue su mañana, luego llegó la tarde en su casa, donde en vez de aumentar el enojo, todo se convirtió en pena.

Y bueno, tal vez no es que haya sido un día tan malo, ella estaba sensible.
Quería descansar porqué estaba demasiado cansada, quería llegar y comer con su papá y él recién iba avisando que llegaría a la noche.

Así que comió e hizo todo de mala gana, ya no daba más, apenas llegue su padre le reclamaría el porqué la dejaba sola en los viernes de películas.

¿O no? Se sentó soltando quejidos en el sofá.

"No tiene la culpa..." Pensó. Y era verdad, U.A estaba teniendo problemas con un curso, así que tuvo que quedarse a una reunión de profesores y con padres. Suspiró sin opción, se recostó en el sofá enojada.

No con su papá, ni con su colegio... O sí, más bien con todo el mundo. ¿Estaba en todo su derecho, no?

Suspiró por segunda vez y se quedó mirando al techo, pensando en el porqué estaba de esa manera. Tal vez era porqué Shinso se cambió de ciudad... Tal vez era porqué sus notas estaban bajando por más que se esfuerce.

O era porqué se siente un poco distante con su papá desde hace unas semanas, no tanto, pero le afectaba. Últimamente no comparten tanto, eso le apena, han habido varias complicaciones últimamente fuera de casa.

¿Era muy mamona? Ella quería estar con su papá, lo llegó a mencionar con su profesora... Ella solo dijo que era muy grande para andar con esa actitud. ¿Por qué estaba mal? Se preguntaba.

"Solo tengo trece... ¿No puedo querer un poco de atención? ¿Entonces significa que a mis veinte ya no lo podré ni ver?" Le causaba harta duda que relación debía llevar con su papá, él siempre dice que sería su niñita...

¡Entonces ella era una niña grande! ¿Y que hacían las grandes? ¿Ignorar a sus papás? ¿Viajar sola en avión para ir a ver a su amigo? Lo extrañaba.

Encontraba tontos a todos, por impedirle sentir, por no dejarle querer lo que se merecía. Su papá siempre le decía que ella era amada y merecía serlo, que si quería cariño lo tendría siempre, pero últimamente está ocupado y la menor también.

Sí, eso haría, apenas llegue lo va a regañar, no por llegar tarde ese día... Porqué ya no están pasando el mismo tiempo juntos.

"¡Pero él tiene harto trabajo! Y trabaja para darme una buena vida..." Soltó el tercer suspiró mientras en su mente había un debate de que sentir.

De tanto pensar no se dió cuenta de cómo su papá había llegado hace un minuto, se quedó parado en la puerta que daba hacía la cocina, esperando que su hija se quitará los brazos de la cara y le viera.

—¿Pasó algo en clases? —No le quedó de otra que preguntar, sino tendría que estar ahí parado toda la noche. La mejor llegó a soltar un chillido del susto, se sentó en el sofá y miró con enojo a su papá, acompañado de un puchero. Pequeño gesto que le dejo el claro a Shota que no estaba enojada, sino que triste.

Rápidamente fue a sentarse a su lado y besarle la frente.

—Va, ¿Qué pasa? Cuéntame.

—¡Es todo estresante últimamente! Y-
... ¡Y! Extraño a Shinso, los profesores son muy pesados, los exámenes están demasiado difícil- —Y bastó para que se pusiera a llorar, Shota le abrazó y acaricio su cabecita sin dudarlo.

—¿Y...?

—Extraño estar contigo, papá.

—Estamos juntos.

—Pero ahora estás más en el trabajo y llegar a dormir nomás... Antes hacíamos cosas.

—... Lamento eso, no me dí cuenta, gracias por decirme. —La niña se relajó un poco, ella sabía que no era aproposito— Mi trabajo a estado demasiado difícil últimamente.

—Lo entiendo, papi... ¿Hoy también, verdad? Ve a dormir, mañana vemos películas.

Shota suspiró y le sonrió, apesar de todo sigue preocupada, es una niña muy buena. Le tomó su manito y la llevó con él hacia sí cuarto.

Claro, sin antes mandarla a bañar y él también hacerlo. Ya después de eso, después de un día tan cansado para los dos, se acostaron en la cama del mayor.

—¡No me vas a convencer con esto! Sigo enojada. —Shota solo rió, tratando de soltarse del agarre de su hija y buscar el control para poner una película.

La menor se abrazo a él como un koala, el pelinegro solo rodo los ojos entre risa y se acostó de lado, abrazando a su hija.

—Bien, si no quieres ver películas, entonces duerme.

—Mejor hablemos.

—... Está bien, me gustó la idea. Cuéntame tu semana.

Y después de ese comentario, no había como callar a la menor, contó de todo. Shota solo le escuchaba con atención mientras le hacía cariño, él también quería hablar pero no hubo momento, le tocó hasta el otro día.

Haría todo el esfuerzo para terminar todo el trabajo que tenía y volver a estar con su pequeña, las semanas de exámenes eran realmente complicadas.

Ahora le quedaba la última, así que haría su mayor esfuerzo y apenas llegue del trabajo, su prioridad será estar y llenar de cariño a su hija.

SEMPITERNO [ Escenarios ] #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora