La Escalofriante Resurrección de Hiccup.

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Resúmen: ¡Oh no! ¡Hiccup está muerto! Pero tranquilos, mientras el cadáver de Hiccup este, ya saben, completo y en buen estado, se puede enterrar en la tierra de Caín que está, convenientemente frente a la casa de Hiccup. Así que solo queda enterrarlo, y esperar... ¿Nuestros héroes podrán hacerlo?

De cuando Hiccup murió y resucitó a los cuarenta minutos. Más o menos.

 Más o menos

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— ¡Buena suerte!

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— ¡Buena suerte!

Astrid cerró los ojos cuando el aire húmedo y frío le golpeó en el rostro. Inconscientemente, apretó aún más el cuerpo de Hiccup contra sí y bajo la cabeza, esperando que la sensación se fuera.

Una vez terminó, Astrid abrió los ojos y se topó con la cara de Hiccup, quien parecía estar durmiendo. Fuera de lo pálido que se estaba poniendo, Hiccup mantenía una extraña serenidad en el rostro, los párpados cerrados con suavidad, incluso con toda la sangre el cabello que tenía pegado a la frente por el sudor, Hiccup no parecía estar muerto.

Al contrario, se encontraba tan tranquilo, que parecía dormir profundamente, tal vez soñando con algo pacífico, quizá con un lugar donde no haya ángeles que traten de matarlo, o un lugar donde el baile de hecho, sí salió bien. Astrid sintió las lágrimas volver a sus ojos, quizá a esto se refería él con un Mundo horrible.

Alguien había logrado su cometido de matarlo. Claro, no duraría mucho, pero, en algún momento iba a lograrlo definitivamente, ¿No es cierto?

Recordó lo que le había dicho. Había alguien controlándolo, eso explicaba el beso tan extraño y hambriento que había recibido por su parte en el baile, y la mirada tan intensa con la que la había mirado entonces, así como cuando quemó a Calder vivo. Ese alguien, era quien estaba metiendo a Hiccup en problemas.

Astrid alzó la vista, la luna brillaba, junto con las estrellas. El cielo estaba precioso, cientos de estrellas le regresaban la mirada, bajo la luz plateada y amarilla. Se preguntó como es que en un momento como este, uno donde sentía que se iba a derrumbar, uno donde el peso bajo sus hombros era demasiado pesado, en el que no tenía ni idea de nada, y al mismo tiempo, sentía que sabía más que los demás, podía continuar girando así, nada más. Cómo las estrellas simplemente brillaban ahí, esperanzadoras.

La Escalofriante Aventura de Hiccup | Hiccstrid |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora