Resúmen: ¡Bienvenidos al escalofriante cumpleaños de Hiccup! ¡Solo se cumple dieciocho una vez en la vida! Pero este cumpleaños será especial.
En dónde Hiccup se da cuenta que algo o alguien, está amenazando con matarlo.
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La rubia meneó las caderas al ritmo de la música, bailando de forma distraída saliendo de la ducha ya con la ropa puesta: una blusa ligera de tirantes y unos shorts grises que le llegaban a la mitad del muslo. Heather se encontraba en su escritorio, pintándose las uñas de un plateado metálico, Ruffnut, estaba sobre la cama de la pelinegra, chateando con quién sabe quién, probablemente con un sujeto de Tinder.
Astrid, por su parte, tomó su teléfono, todavía con la toalla que se había puesto en la cabeza después de darse un baño. Lo desbloqueó y no pudo evitar inmediatamente sonreír, se había quedado justo donde lo había dejado: en el Instagram de Hiccup Haddock; el cual no tenía nada inusual, solo fotos de su gato Toothless usando disfraces o simplemente posando orgulloso ante la cámara, fotos de él mismo, junto a las cosas que inventaba, o con sus amigos haciendo caras graciosas. Fotos de algunos paisajes, fotos de sus vacaciones junto con su padre y Gobber...
En el área de fotos a los que lo etiquetaban estaban más fotos: Hiccup en el club de ajedrez, jugando o en el podio de ganadores; Tuffnut etiquetándolo en fotos graciosas que le tomaba de improviso ya sea comiendo, riéndose, durmiendo... ¡Hasta había una foto de Hiccup mirándolo con mala cara! Esa última la hizo reír, oh sí, Tuffnut podía llegar a ser más desesperante que Ruffnut.
Sus amigas se giraron al escuchar su pequeña risa. Ruffnut sonrió con malicia.
—¡Te atrapé!— se levantó de la cama de un salto, señalando a la rubia. Astrid volvió a ponerse sería, pero ya era tarde, ambas chicas la habían visto sonreír de esa forma.— ¡Estás stalkeando a alguien!— la acusó. Heather ensanchó su sonrisa, la rubia en cambio, rodó los ojos.
— No estoy stalkeando a nadie.— respondió Astrid, bloqueando su teléfono, solo por si acaso. No serviría de mucho, porque efectivamente estaba stalkeando a Hiccup Haddock desde la noche anterior, aunque no le había dado corazón a todas sus publicaciones, no era una psicópata (no era Ruffnut), lo único que había hecho era empezar a seguirlo.
Y no poder parar de ver sus fotos.
— ¡Podría reconocer a alguien stalkeando a kilómetros!— repuso Ruffnut, acercándose a ella, Astrid, viendo que no había otra alternativa, colocó su teléfono en su escote.— ¡Eso no me detendrá!— exclamó antes de intentar sacarlo de ahí, Astrid se quejó.
—¡Ruffnut!— la llamó, dándole manotazos, ante la divertida mirada de Heather.— ¡Déjame! ¡Ya les dije que no estoy stalkeando a nadie!
— No sé a quién quieres engañar, Astrid, llevas así todo el día.— Heather estaba de acuerdo con Ruffnut. Desde que Astrid había llegado a su casa para pasar el día entero juntas y arreglarse para la fiesta de esta noche (debido a la penosa situación con las cucarachas en la casa de Astrid), ella no había parado de comportarse extraño. Se veía de mejor humor que otros días, incluso parecía soportar el hecho de que Ruffnut no se callara durante todo el desayuno. Eso no era normal.
Astrid no era así. Nadie era así. Tenía que haber una razón. Un chico, para ser más específica.
La aludida torció el brazo de su amiga sin previo aviso, con fuerza pero con cuidado (no quería romperle el brazo) para liberarse de las manos de la gemela, que seguía intentando robar el móvil de entre su ropa. Ruffnut desistió al fin, separándose de ella, la rubia suspiró triunfal, gracias tío Finn, por las lecciones de defensa personal.
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La Escalofriante Aventura de Hiccup | Hiccstrid |
Fiksi PenggemarHiccup es un brujo mitad mortal que vive en la aburrida Isla de Berk, la cual es tan pequeña e irrelevante que algunos olvidan dibujarla en los mapas. Junto con Toothless, su gato mitad dragón mitad demonio que le hace la vida imposible, trata de so...