Hiccup es un brujo mitad mortal que vive en la aburrida Isla de Berk, la cual es tan pequeña e irrelevante que algunos olvidan dibujarla en los mapas. Junto con Toothless, su gato mitad dragón mitad demonio que le hace la vida imposible, trata de so...
Resúmen: Ha pasado una semana desde que Stoick fue enviado al Inframundo en lugar de Astrid. Hiccup sigue triste, sin embargo sigue buscando respuestas acerca de lo que le dijo Jack, aunque no está tan seguro de poder restaurar el orden... Pero no todo es seriedad, ¡El baile de invierno es está noche!
Donde Hiccup se escapa de la Academia para ir al baile de invierno, pero la diversión se ve interrumpida por una nueva amenaza en Berk.
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Tic, toc.
Tic, toc.
Tic... toc.
Tic...
Abrió los ojos, los cuales se habían encontrado fuertemente cerrados hasta ese momento. Su respiración estaba agitada, y lo primero que vió fue el pasto verde debajo de sus pies, así como las rocas y ramas del bosque, estaba doblado hacia enfrente, con las manos sobre las rodillas, esperando a que su respiración volviera a regularizarse, esperando que su corazón volviera a latir a su ritmo normal; una vez el pulso dejó de martillearle en los oídos, pudo ser capaz de escuchar los sonidos del bosque, todo tranquilo al parecer. Nadie lo había seguido, por lo menos, de momento. Miró atrás, topándose con los arboles del tranquilo bosque, ¿dónde estaba?
Por lo que decidió caminar un poco, solo para saber si estaba en un lugar desierto o si había una aldea cercana (la cual tenía que evitar, no quería ser visto, podría ser peligroso), chasqueó los dedos, y con ello, apareció una bola de luz, a lado de su cara, solo para ver un poco mas allá de lo que la luz de la luna y las estrellas le permitían. Hacía frio, demasiado, de hecho, probablemente estaba en la parte norte del planeta, quizá Canadá o algo así...
Mientras mas caminaba, mas se daba cuenta de que en realidad, se encontraba en Berk, este era el bosque de Berk, pero su cuerpo actuaba como si no conociera para nada el bosque. Siguió con su camino, buscando un lugar donde esconderse, sentía la necesidad de que debía escapar de alguien, pero no sabía de quienes. Cada cierto tiempo volteaba hacia atrás para ver si alguien estaba detrás, o se detenía para escuchar atentamente, se sentía paranoico, le molestaba cualquier sonido, y sentía que alguien lo estaba mirando. Mientras volvía la vista, tropezó con una rama, fue ahí cuando se dió cuenta de que no llevaba la pierna de metal, sino dos piernas, intactas, echó un vistazo a su ropa, iba todo vestido de negro, con una gabardina y guantes sin dedos, era extraño, porque sus manos no se parecían a sus manos, estas eran un poco mas rasposas, las uñas estaban mordisqueadas y con restos de suciedad y sangre en ellas. Se levantó enseguida, se sacudió el polvo y la tierra que se le había pegado, cuando escuchó voces. Su pulso volvió a acelerarse, y la adrenalina obligó a sus piernas a correr lejos de esas voces, dándole manotazos a las ramas que se interponían en su camino o los arbustos que lo hacían trastabillar, no se detuvo hasta que la herida del costado le ardió otra vez. Se palpó ese lugar, curioso, topándose con que estaba húmedo.
