La escalofriante visita de Hiccup a la Biblioteca

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Resumen: Sí, los chicos no terminaron con los sótanos. Ese tal Simon busca asustarlos para que dejen de buscar, ¡Pero no lo logrará! El reloj sigue corriendo y Hiccup no es el único que busca pruebas.

De cuando la pandilla buscó en los sótanos del cine y agotados, buscan respuestas en la biblioteca. Solo quedan veinticuatro horas.

 Solo quedan veinticuatro horas

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Como en Berk anochece sumamente temprano, no se sabía exactamente qué hora era. Estaba oscuro, por alguna razón las luces fuera del cine no servían, era como si él las hubiera apagado, no había ni una estrella en el cielo y la calle vista desde las puertas de vidrio templado, se veía desierta.

Corría lo más rápido que podía, sus pasos se escuchaban ahogados por la alfombra sucia del cine, la cual seguro que no habían cambiado desde los años setenta. Jadeaba, y los pulmones le ardían, irritados por la intromisión tan violenta de aire, debido al esfuerzo. Se estrelló contra las puertas de vidrio, estás se sentían demasiado pesadas, como si estuvieran cerradas bajo llave. Agitó las agarraderas, buscando abriría de alguna manera, empujaba, daba manotazos.

Tenía las mangas llenas de sangre. Sabía que el resto de sus ropas estaban de igual manera, gotitas arruinando su suéter color azul, arrugó la frente, escuchó pasos detrás de ella, pasos con eco.

Pum, clanc, pum, clanc...

Tengo que salir, tengo que salir...

— ¿¡Hola!? ¿¡Hay alguien!? ¡Abran la puerta!— dio más manotazos. — ¡Abran la puerta!— repitió, escuchando los pasos acercarse, lentamente... — ¡ABRAN LA PUERTA!

La puerta cedió, ella casi cae al suelo, trastabilló, volvió a incorporarse y corrió fuera del cine, se detuvo un segundo, solo un segundo para ver el estacionamiento, buscando la van de los gemelos, o la patrulla que siempre estaba en el estacionamiento del cine, jadeando, su pecho subía y bajaba de forma irregular. El estacionamiento estaba vacío, negó con la cabeza, ¿¡Por qué, por todos los dioses...!?

No hay que pensar en eso, necesitaba volver a casa, necesitaba ir a algún lugar dónde hubiera personas. Por lo que, ahora que ya su aliento había vuelto a sus pulmones, corrió en dirección a la carretera, una vez ahí ya podría tomar la dirección de su casa o buscar a alguien.

Tenía que huir de él.

Ya en la carretera miró a ambos lados, nada de nada. Ni un sonido en el lugar, no es como que Berk sea la isla más concurrida de todas, pero, por lo menos esperaba...

Un claxon a su espalda, se giró, si tenía un poco de suerte, lo detendría, agitó los brazos con urgencia, saltando un poco.

— ¡Oiga! ¡Oiga!— el auto se seguía acercando con rapidez, sin intenciones de detenerse. Quizá no la había visto aún. — ¡Deténgase!— exclamó, el auto pasó a toda velocidad a su lado, ignorándola por completo. Quiso sollozar. — No me deje aquí. — susurró, pasó una mano por su cabello, desesperada, tenía el tiempo medido, ¿Cuánto tiempo tenía...?

La Escalofriante Aventura de Hiccup | Hiccstrid |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora