6. Choque de Miradas

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Londres, Inglaterra, 1820

La tensión en el ambiente era casi palpable. Bakugou se sentía un tonto al no poder apartar la vista de la persona que estaba frente a él.

El joven bicolor solo le miraba con curiosidad mientras seguía secando sus cabellos empapados de agua con una toalla pequeña. No parecía incomodarle en lo absoluto que le estuvieran comiendo con la mirada.

– ¿No hablas? – Preguntó, confundido porque el rubio no había dicho nada aun.

Bakugou sacudió de forma rápida su cabeza mientras cerraba los ojos, tratando de olvidar el cuerpo perfecto del joven que estaba con él. Sentía sus mejillas calientes de solo recordarlo y como acción defensiva frunció el ceño.

– Tch – Al fin pudo salir algo de su boca. Pero ser descubierto ya era mucha vergüenza – Me perdí. Estaba buscando mi habitación – Mintió.

Si bien la excusa era en parte verdadera, él ya sabía que esa no era su habitación.

– ¿Cómo te llamas? – La voz le produjo escalofríos en toda la columna vertebral.

Bakugou estaba haciendo un gran esfuerzo por mirarlo solo a los ojos bicolores y no desviarse hasta aquel esculpido cuerpo, menos hacia más abajo.

– Collingwood... Bakugou Katsuki – Respondió con un gruñido.

Los ojos carmín observaron como el otro chico se dirigía hacia la cama, donde estaban algunas prendas que de seguro se pondría.

Bakugou tuvo que darle la espalda rápidamente al sinvergüenza cuando se percató de como el desconocido tomaba el borde de la toalla de su cintura para deshacerse de ella.

No debía ver, más quería ver. De seguro sus mejillas ardían con fuerza ante sus pensamientos.

Quería huir de ahí pero sentía que la perversión le ganaba más. Siempre pensó que era mejor pedir perdón que pedir permiso.

– ¿Tienes nombre? – Hizo su pregunta, aun sin darse la vuelta.

Parecía que el chico ese no era muy hablador, y si él no preguntaba por su nombre era muy seguro que el otro no se lo dijera.

– Todoroki Shouto.

Bakugou esperó y esperó, pero por alguna razón, pareciera que Todoroki no quería decir su apellido(*). No preguntó, no le importaba de todas formas.

Por lo que pensaba, de seguro Todoroki era el anfitrión de la casona, y aunque le valía un comino faltarle al respeto, debía actuar neutral porque un mes se iba a quedar ahí. Si el otro no quería decirle su apellido, podía joderse.

El lugar se vio de nuevo sumido en aquel silencio incómodo que le erizaba la piel. Su cabeza dio disimuladamente un giro para poder ver al otro.

Un suspiro de alivio y decepción juntos fue lo que salió de los labios de Bakugou al notar que al otro únicamente le faltaba colocarse la camiseta.

Se dio de nuevo la vuelta, pero sus mejillas seguían rojas.

– ¿Eres el hijo del duque?

– ¿Quién más sería?

– Bien, yo soy quien te cuidará antes de tu boda – Bakugou ya se sabía esa información pero no estaba de más que el otro se la dijera.

– ¿El caballero? – Preguntó con una ceja levantada. Todoroki asintió.

Bakugou se dio cuenta de que tal y como pensaba, su anfitrión no era muy hablador. Además de que su mirada era seria y estoica, como si estuviera muy cansado o no le importara lo que sucedía.

Desearía que fueras túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora