22. Preparativos

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Londres, Inglaterra, 1820.

Apenas llegaron al palacio mucho después de que se escondiera el sol, de hecho, Bakugou ya estaba bostezando y al mismo tiempo tenía el estómago gruñendo. Con hambre y con sueño, cualquiera estaría de mal humor. Especialmente un chico al que acaba de romperse su corazón.

– Hemos llegado, Bakugou.

La voz de Todoroki lo sacó de sus pensamientos, pudo parpadear para quitarse el sueño y humedecer su boca que sentía seca. Se acomodó mejor en la silla del carruaje para ver que efectivamente ya estaban en una de las entradas del enorme palacio real de Londres.

Su futura casa a partir de mañana.

Los criados comenzaron a movilizarse y bajar las cosas, uno de ellos fue hasta su carruaje y le abrió la puerta, bajando Todoroki antes que él. Cuando fue su turno, la mano del caballero se extendió ofreciéndole ayuda, pero Bakugou se las arregló bien solo.

– Mucho gusto, su excelencia – Un mayordomo del palacio se presentó ante ellos haciendo una reverencia – Mi nombre es Spencer Mirio Togata, me encargaré de su estancia aquí.

– Bien – Contestó secamente – Que lleven las cosas a mi habitación, me muero de hambre.

– La cena ya está lista, puede pasar al comedor mientras los criados preparan todo. Si gusta seguirme... – Indicó mientras caminaba. Bakugou y Todoroki fueron detrás.

– ¿Qué hay de la familia real? – La pregunta hizo que Mirio y Todoroki temblaran.

– Hay unos asuntos de importancia que resolver para antes de la boda de mañana, así que me temo que deberá comer solo, su excelencia.

– Tch, no sería la primera vez – Comentó restándole asunto a la situación.

– Mirio-san, debo hablar con la reina – Dijo Todoroki de pronto. A Bakugou se le hizo raro conociendo que la reina estaba ocupada, pero en vista de que su vida desde hace un mes estaba monitoreado, lo dejó pasar.

– Por supuesto, se encuentra en su habitación arreglando todo para el día de mañana – Le indicó. Todoroki asintió y se marchó, dejando a Bakugou solo – Por cierto, su majestad – Mirio se dirigió a él – Sus padres llegaran mañana.

– Bien.

Después de eso caminó sin compañía más allá de Aoyama y unas criadas que le escoltaban para asegurarse de que no se perdiera o fuera a donde no debía ir.

Lo que debía hacer era cenar, darse un baño y acomodarse para dormir en su enorme habitación temporal, ya que su itinerario de mañana estaría atareado y por fin conocería a la familia a la que pertenecería de ahora en adelante.

Ojalá no viera a Todoroki por el resto de la semana.

Ojalá no viera a Todoroki por el resto de la semana

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– ¿Todo ha ido en orden, Shouto?

– Todo fue perfecto, madre. Tus órdenes se hicieron según lo planeado, y Bakugou no se ha enterado de nada.

Desearía que fueras túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora