20. El Pueblo

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Londres, Inglaterra, 1820.

El sol del amanecer se filtraba por las cortinas. Todoroki apretó los párpados cuando eso ocurrió. Se removió en su cama intentando acomodarse de nuevo para seguir durmiendo, acompañado de un dulce aroma impregnado en las sábanas y las almohadas.

Pero se sentía tan vacío en la cama que inevitablemente eso lo despertó.

Los recuerdos de la noche anterior vinieron mientras bostezaba, demasiado adormilado para procesarlo todo. Fueron llegando, de poco en poco hasta que fueron lo suficientemente intensos para despertarlo del todo.

Se incorporó rápido y le dolió la cabeza, por lo que tuvo que acostarse y hacer lo mismo pero más lento. Si lo de anoche fue real, la pregunta de dónde estaba Bakugou no podía hacer falta.

Se saltaron la cena, lo cual debió ser una extrañeza. Los criados debieron al menos tocar la puerta de ambos para asegurarse de que no iban a bajar. Si se durmieron, no hubo contestación. Desde que no recibieran respuesta, debieron poner en sospecha a toda la casa o incluso lograron entrar.

Pero Bakugou no estaba, se había ido en algún momento mientras dormía. Fue listo, de esa manera podrían evitarse la charla incómoda que de seguro hubiese surgido de haber despertado juntos.

Se levantó de la cama, abrió las cortinas para que la claridad entrara sin importarle que alguien le vea de afuera como vino al mundo. Luego fue a su armario y se vistió. No esperó a ningún criado, no estaba de humor para que alguien viniera a vestirlo.

Salió de su habitación justo cuando Sero estaba por tocar la puerta.

– Todoroki – Dijo sorprendido – Es raro verle despierto tan temprano, no se conoce por ser una persona madrugadora.

– No podía dormir – Mintió, omitiendo decir el que había dormido demasiado temprano.

– El desayuno no está...

– No importa – Interrumpió – Saldré a cabalgar, tómense su tiempo.

Sero se quedó con varias preguntas en la boca, pero no pudo hacer ninguna ya que Todoroki se fue. Bajó las escaleras y caminó para irse a los establos. Se encontró a Shinsou en los recorridos.

– Vaya, su alteza, es raro verlo despierto tan...

– Sí, sí, tan temprano – Terminó la oración – Ahórrate la charla, no tengo tiempo.

– ¿Va a algún lado? – Preguntó al verlo con el ceño ligeramente fruncido y con prisa por escapar de la casa.

– Creí que era conveniente dar una cabalgata al alba.

– Puedo acompañarlo si lo desea.

– ¡No! – Casi gritó – No, está bien. Puedo hacerlo por mi cuenta. Necesito un poco de ejercicio antes del desayuno. Ya sabe, lo que siempre solía decir mi hermano.

Shinsou lo observó sin creerle del todo pero tampoco insistió. De cualquier forma, su caballo Burning debía de conservar toda la energía posible si iba a regresar a Oxford a darle las noticias a Touya. Lastimosamente debía volver, qué pena no haber logrado nada con Bakugou.

– Está bien, como desee.

Todoroki asintió y reanudó su caminata. Llegó hasta los establos, saludó a Midoriya y se dispuso a buscar lo necesario para poder ensillar a Frost cuanto antes.

– Todoroki-kun, puedo hacerlo yo...

– Está bien, estás ocupado – Respondió sin detenerse – No planeo robarte más tiempo.

Desearía que fueras túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora