17. Rosa con Espinas II

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Londres, Inglaterra, 1820.

– Un rubio hermoso, con un vocabulario de marinero.

– Estoy seguro que la reina sabrá cómo soy. Después de todo, soy hijo de la Duquesa Collingwood.

– Sí, es verdad. La línea de los Capell es conocida por sus mujeres excéntricas. Aun me pregunto cómo es que todas lograron casarse.

– Si la plática irá con insultos hacia mi madre, mis tías y/o mi familia materna, temo decirle que entonces no hay nada de qué hablar, Señor Winchester.

– Por favor, llámeme Shinsou, o Hitoshi. Lo que usted desee.

Bakugou caminaba a la par por los jardines con Shinsou. Aoyama los seguía a distancia prudente y Sero estaba vigilando desde el segundo piso de la casa. Todoroki también veía a veces por la ventana de su despacho para asegurarse que todo iba bien.

Si había algo que nuestro querido rubio odiara, es comportarse como alguien de alta sociedad. Pero después de la amenaza de Shinsou de delatar las mentiras de Todoroki, decidió que lo más apropiado sería actuar educadamente. Eso claro, no quitaba el tono de mordisco en su voz.

– No era mi intención insultar a sus familiares, simplemente quería resaltar todo lo honesto posible al prometido del príncipe.

– Solo pregúnteme lo que desea saber y puede retirarse.

Shinsou se tomó su tiempo. La caminata avanzó unos cuantos metros antes de finalmente animarse a preguntar.

– Cuénteme de usted. ¿Cómo cree que se ve a los ojos de otras personas? Pero claro, compartiendo conmigo lo que para los demás es secreto.

– Considero que me veo exactamente como usted ha dicho. Gracias a mi madre, tengo la piel clara, el cabello rubio y ojos carmesí. He cuidado de mi alimentación para tener buena figura y practicado lo necesario para mi nivel social. Mi educación está basada en lo que todo hijo de un duque debería saber. No tengo más qué decir.

– ¿Qué hay de sus gustos, su majestad? Cuénteme, ¿Qué hace que su corazón se agite?

La imagen de Todoroki vino a la cabeza de Bakugou pero rápido la desechó de su mente. Cerró los ojos para deshacerse de él y tragó saliva al sentir la boca seca. Cuando se recompuso, tomó aire antes de hablar.

– Sé tocar el piano, recitar poesía, cocinar y coser.

– Disculpe que le interrumpa, pero eso no fue lo que pregunté – Dijo Shinsou – Lo que yo quiero saber, es lo que le gusta, no lo que sabe.

Bakugou se tomó unos segundos antes de responder. Daba igual, no eran grandes secretos.

– Me gustan las apuestas y montar a caballo.

– ¿Las apuestas, eh? No es correcto involucrarse en ese estilo de vida.

– Usted me preguntó lo que me gustaba, Señor Shinsou – Arrastró su nombre al final – Y yo nunca le dije que fuera correcto. Para este punto, considero que ya sabe que no soy como el resto de jóvenes.

– Eso me queda claro. Todos los debutantes siempre están bajo el mismo objetivo; casarse con un hombre adinerado y de alto nivel social. Usted no es como los demás, pero curiosamente está siguiendo el mismo camino.

– Dele las gracias a la reina, esta no fue mi elección.

– ¿Preferiría quedarse con el humillante título de solterón, su alteza?

– Usted lo ve como un castigo, yo lo veo como premio.

Shinsou sonrió mientras continuaba caminando a la par de Bakugou. En ningún momento el rubio se había girado para verlo, siempre con la vista al frente, ignorándolo pero respondiendo a sus preguntas lo más cortésmente que podía.

Desearía que fueras túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora