9. Tormenta

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Londres, Inglaterra, 1820.

El día en especial no era el mejor. El cielo se encontraba nublado y el sol apenas y podía pasar luz por medio de las densas nubes. El color grisáceo hacía que todo el lugar se viera oscuro y sin vida. Al igual que el joven Bakugou, que parecía cargar una pequeña tormenta sobre él.

– ¿Crees que el mal clima le esté afectando también? – Preguntó Sero, pues Aoyama había hablado con él respecto al estado de ánimo del rubio.

– No lo sé, también lo he notado decaído y sin querer hablar con nadie. Antes no dejaba la boca cerrada y gritaba insultos, pero ahora parece como si le hubiera comido la lengua un chat.

– Bueno, yo a veces me pongo de mal humor cuando está nublado – Dijo como si nada Sero, pues curiosamente el cambio de Bakugou empezó cuando el mal clima comenzó a aparecer.

– Es el clima – Susurró otra voz – Me pasa igual.

– Tamaki no te ofendas pero, tú estás así todos los días.

– Aunque parece ser que está así por su boda. Lo he escuchado susurrar cosas que no entendía. Solo pude oír algunas frases, como que odia estar comprometido y quiere irse de aquí. Como yo – Explicó – También lo escuché quejarse de que alguien era muy atractivo. Aunque no sé por qué se quejaría de ello.

Sero y Aoyama se miraron entre ellos mientras procesaban la información, compartiendo una sonrisa cómplice. ¿Quién de todos ellos era el más atractivo en esa casa?

– Bien, Bakugou está comenzando a sentir algo. Pero no he visto a Todoroki actuar extraño.

– Dales tiempo, mon ami – Dijo Aoyama – No creo falte mucho para eso. Además, tal vez esté comenzando a pasar por lo mismo pero debido a su forma de ser aun no nos hemos percatado.

– Sí, es cierto. Recuerdo que rara vez muestra interés en algo y desde que era niño nos cuesta adivinar qué pasa por su cabeza.

– Cosas como estas me dan ansiedad – Susurró Tamaki.

– Oh, lo siento amigo. ¿Por qué no regresas a la cocina a distraerte? – Sero le dio un apretón en el hombro y Tamaki asintió, yéndose a la cocina.

– Habrá que idear una forma de que se enamoren antes de la boda, que es en menos de 3 semanas – Habló Aoyama, después de que Tamaki se haya ido – O al menos que se toleren.

– Eso lo veo difícil.

– Aunque esos paseos a caballo son muy sospechosos, ¿No crees, mon ami? – Dijo con tono insinuador levantando las cejas de forma sugerente.

Sero se sonrojó al entender el doble sentido de las palabras pero igual se rio cómplice.

– Espero que tu mente pervertida no piense en nada raro.

– Mira quién habla, mon chéri.

Las miradas insinuantes no se fueron, porque ambos estaban de acuerdo que mucho tiempo en los establos era sospechoso.

Las miradas insinuantes no se fueron, porque ambos estaban de acuerdo que mucho tiempo en los establos era sospechoso

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