Kitsune ni Chikadzukanai | Haikyuu

Capítulo 1

Cada día tenía la misma rutina, en cuanto llegaba del entrenamiento tomaba una ducha para relajar los músculos, después de esos placenteros minutos procedía a vestir cómodamente con una playera mucho más grande que su talla, cenaba con su familia, en cuanto terminaba, besa la mejilla de su madre y hermano mayor para subir con emoción las escaleras, no sin antes tomar una paleta mientras escuchaba como su madre la regañaba por comer dulces después de cenar, por otro lado su hermano se reía diciendo que le saldrían granos, comentario que ignoraba pero antes de cerrar la puerta de su habitación escucho la advertencia cotidiana de su madre.

-¡No te quedes tan tarde y usa audífonos!-

-¡También controla tu emoción, no quiero despertar en medio de la madrugada por culpa de tus gritos!-

-¡No prometo nada!-

En cuanto cerré la puerta a paso rápido tome la computadora del escritorio para sentarme en medio de la cama dejando la computadora sobre mis piernas cruzadas, tome los audífonos contándolos para evitar los reclamos de mi familia.

Pasaba horas viendo los videos, en cuanto uno terminaba inmediatamente reproducía el siguiente, en contadas ocasiones apartaba la vista de la pantalla para tomar una libreta en donde se encontraban las anotaciones de cada partido, la emoción nunca disminuía, al contrario, en cada momento que él era enfocado, lograba sentir como su corazón se aceleraba y sonreía como una completa tonta o al menos así es como pensaba que se veía, sobre todo por el dolor en las comisuras de los labios que me daba a entender que había pasado más tiempo de lo que pensaba.

-Miya Atsumu.

Cuando finalmente el video termino, tome la almohada ocultando mi rostro en ella para intentar ahogar los grito de emoción, el video del partido de Japón contra Argentina, era de mis favoritos y me era tan difícil contener todo lo que sentía; Euforia, Tranquilidad y un poco de Envidia. Mire la hora en la pantalla de mi celular que estaba un lado y todo lo que sentía desapareció para dar paso al asombro y el miedo, solo tenía cuatro horas para dormir.

-Otra vez, mi madre me matara si se entera...- Suspire para soltar la almohada dejándola a un lado y estirar mis brazos hacia arriba logrando escuchar como mis articulaciones liberaban un sonido. -... y Mi-chan la ayudara.-

Cerré la portátil dejándola en la cama a un lado del celular para dejarme caer quedando recostada boca arriba observando el techo blanco de la habitación, en verdad amaba el Voleibol, me fascinaba ver como lograban jugar de esa forma tan asombrosa y pensar que empezaron como lo que soy yo justo ahora. Solo un estudiante de Preparatoria. Analizando esto último mi emoción decayó completamente, él era un estudiante de Instituto como yo y ya era conocido por todos en la ciudad junto con su hermano, incluso en otras Prefecturas eran conocidos, en cuanto al resto de su equipo, siete años después se seguía hablando de ellos, sin duda habían logrado cosas impresionantes.

Estirando el brazo tome el peluche con forma de balón para comenzar a jugar; aventándolo para que este tocara el techo y regresara en mi dirección para recibirlo, repitiendo este movimiento mientras suspiraba. -Ya era conocido desde su primer año junto con su gemelo, fue al campamento de entrenamiento intensivo de la selección juvenil, Capitán en su tercer año, Jugador Profesional de la V-League en los Black Jackals de la primera división ¡Por Dios, represento a Japón! - Conforme mencionaba cada avance que tuvo el joven prodigio, inconscientemente comencé a aventar el peluche con más velocidad para finalmente con la mención de lo último recibí un golpe, lo que me hizo reír por el ligero malestar que tenía en la nariz. –Suerte que no tome el balo. Está bien entiendo, solo debo esforzarme más y más hasta convertirme en lo que deseo.-reimporesion de la constancia