Los tres adolescentes correteaban por toda la casa, mostrándole a Mateo cada rincón de su amplio hogar. Le contaron las historias que recordaban detrás de cada foto enmarcada, señalaron las cosas que no estaban ahí antes de que Casita tuviera que ser reconstruida y le dejaron ver desde la puerta cada uno de los dormitorios, ya que explorarlos por completo tardaría un día entero.
Fueron al cuarto de Mirabel, el que ahora era de un tamaño mayor al antiguo, ya no parecía el lugar en el que se guardan las cosas una vez que estorban en otro lugar. Claramente no había elementos mágicos que lo decoraran todo al gusto de Mirabel, porque ella seguía sin tener un don en sí, pero sin duda era mucho más bonito y personalizado, con colores brillantes y dibujos hechos a mano a lo largo de las paredes.
"Tu cuarto es muy bonito, Mira," sonrió el de cabello oscuro, deslizando los dedos sobre algunas de las pinturas.
"Gracias," rió suavemente, "está mucho mejor que antes."
"Antes era un basurero," Camilo asintió, recibiendo un empujón por parte de su prima.
Mateo se acercó al escritorio y observó un tapiz con una bonita y detallada mariposa bordada, admirándola antes de ver a la chica.
"¿Tú hiciste esto?"
"Oh, sí," se acercó, orgullosa. "Lo terminé hace un par de días."
"Es en verdad hermoso. Quizá no sea mágico, pero sí que tienes un don."
"No es muy difícil, en realidad," se encogió de hombros, algo sonrojada. "Lo aprendí desde pequeña."
"Deberías enseñarme algún día," sonrió dulcemente, dejando el bordado en donde estaba.
"¡Claro! Cuando necesites relajarte después de que Camilo te vuelva loco, ven aquí y pronto serás el mejor bordando."
Camilo los miraba con el ceño un poco fruncido, sintiendo algo en su estómago que solo había sentido una vez antes con Mateo.
Celos.
Sí, no era más que una amistosa conversación con su prima, pero mientras ellos dos hablaban, él hablaba con su propia mente, la parte que le estaba haciendo tener aquel sentimiento que no le gustaba en absoluto.
«Nada más están hablando. Mateo es así con todos, no tengo por qué estar celoso.»
«Sí, solo hablan como amigos... Oh, ¿sabes quiénes eran amigos? Tus papás. Y ahora están casados. Y tienen tres hijos.»
"Oye, no hables así de Milo. Se porta muy bien cuando está conmigo," bromeó el de ojos café, viendo al mencionado por primera vez en la conversación, para encontrarlo con la vista perdida. "¿Cami? ¿Sigues con nosotros?"
Se acercó y puso una mano en su hombro, observándolo con la cabeza inclinada. El castaño jadeó brevemente y lo miró, sonriendo levemente al encontrarse con aquellos orbes que tanto amaba ver.
"Sí, solo me distraje un momento," asintió. "Lo siento."
"Está bien."
Enredó sus dedos en uno de los rizos del menor, manteniendo el contacto visual que ninguno de los dos quería romper. Mientras tanto, Mirabel los veía con una ceja alzada, sintiendo que estaba frente a una estatua.
"Ustedes dos sí que son gays," comentó.
Antes de que ninguno pudiera decir nada al respecto, la madre de Mirabel golpeó la puerta con los nudillos, pasando apenas con el permiso de la joven.
"Me preguntaba si Mateo querrá quedarse a cenar," miró al mencionado, quien miró a Camilo.
"Oh, no, no quiero molestarle, señora Julieta. Y deben de estar esperándome en casa..."
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SUNFLOWER, VOL. 6 ─ camilo madrigal.
Fiksi Penggemardonde camilo se enamora a primera vista de un chico en el que nunca había puesto su atención, sin poder dejar de pensar en él ni por un minuto. " sunflower, my eyes, want you more than a melody. let me inside, wish i could get to know you. " ꒰ �...