Diez

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No me permitió decir nada más, los dos salieron del bar, junto con un grupo de clientes, ansiosos por ver la pelea.

Me dirigí hacia afuera también, pero el barman me detuvo porque Ashton aún no había pagado la botella.

Mientras pasaba la tarjeta de crédito de mi jefe, miré hacia afuera, los gritos de euforia se escuchaban.

¡Porqué tardaba tanto!

-Si me permites darte un consejo, no te metas en la pelea -dijo el barman, mientras me cobraba. - Son sólo dos inútiles desahogándose.

No respondí, simplemente esperé la tarjeta de vuelta y salí como alma que lleva a la avenida.

Ashton y el chico se golpeaban mutuamente, ambos con furia, como si fueran enemigos de toda la vida.

Todo pasó rápido, Ashton fue muy ágil y el otro hombre demasiado lento.

Mi jefe estaba demasiado interesado en aniquilarlo, por lo que le lanzó un puñetazo directo en el rostro.

Conectó en su nariz con un feo sonido, no hizo falta ver el chorro de sangre que salió para darme cuenta de que le había roto la nariz.

No cayó hacia atrás por lo corpulento de su cuerpo, en cambio, devolvió el golpe con fuerza también.

Su golpe conecto en el estómago de Ashton, haciendo que se doblara de dolor. Había que ser muy fuerte para recibir un golpe tan fuerte en la nariz y arreglárselas para devolverlo con más fuerza.

Me acerqué para intervenir, pero una de las pocas mujeres afuera me retuvo de hacerlo. Sin poder hacer nada más, grité el nombre de Ashton, una y otra vez, pidiéndole que se detuviera, pero él no me hacía caso.

Cuando me levanté esta mañana, fui al trabajo y soporté la maravillosa y encantadora personalidad de mi jefe, nunca pensé que terminaría de esta forma.

En medio de la avenida a las doce de la noche, mirando a mi jefe pelearse con un asqueroso bebido por mí. Era tan orgulloso y elegante, que esto estaba más allá de mi comprensión.

Ashton logró conectar un golpe en la mejilla del tipo, tuvo que haber sido muy fuerte, porque el hombre cayó al suelo, no queado.

Dios que acaba de pasar.

Solo quiero que esta noche se acabe ya.

Cuando escuchamos las sirenas de la policía a lo lejos nos montamos en el auto de Ashton.

El camino fue completamente silencioso, solo sentía la mirada de Ashton. Lo deje en su casa el solo me observaba

-¿piensa quedarse ahí?

- si, ya pedí un taxi hasta mi casa. - dijo cruzada de brazo y si hacer contacto visual con el.

Realmente la noche de hoy había sido extremadamente fuerte.

-alguien de mi casa te puede llevar

En el preciso momento llegó el taxi, abrí la puerta y volteé a mirarlo.

- No gracias, que descanse Señor Ainsworth

Al llegar me tire en mi cama y quede. A la mañana me levante temprano para no llegar tarde a la oficina.

Al sentarme en mi escritorio comienzo acomodar ciertos papeles que habían sido tirados, estuve enviando enviando propuestas y cotizaciones a diferentes contratistas cuando en eso escucho esa voz ronca que siempre tiene.

-Señorita Mya por favor tráigame los papeles para fírmalos antes de irnos.

-Disculpe Señor, dijo usted antes de irnos? A donde iremos?

La Secretaria Donde viven las historias. Descúbrelo ahora